Pasiones Prohibidas

Capítulo 11

Habían pasado las tres mejores semanas de mi vida, todas ellas cargadas de pasión y ternura, casi hubiese jurado que todo lo malo de los últimos meses fue un horrible sueño, una pesadilla. 
No me había sentido tan feliz desde antes que muriesen mis padres. Era como si tuviese una nueva razón para vivir y todo gracias a Tobías.
Su carácter, su libertad y sus hermosos ojos verdes me tenían totalmente rendido a su merced, incluso su sarcasmo y nuestras pequeñas discusiones lograban excitarme como nunca antes en mi vida.
Me daba miedo pensar que sintiese este nivel de amor, pero seguro estaba de mi poca disposición a permitir que se fuese de mi lado.
Entre todo el caos andante y la mala relación entre ambos clanes acordamos reunirnos en mi casa para estar juntos. A comienzo Tobías no parecía estar muy de acuerdo con esta decisión pero no dijo nada. Creo que en el fondo, ambos sabíamos que aún tenía miedo de lo que pensase el resto de la manada sobre su líder.
SIGO SIENDO UN IDIOTA.
Michael, por mi parte, era el único que lo sabía y no dejaba de mofarse de mi comportamiento. Sin embargo, aún le debía las gracias de que por obra suya, en estos momentos, era más feliz que nunca. Justamente ahora me encontraba con mi amigo en la cocina de mi cabaña tomando par de cervezas.
—¿Tú no aprendes la lección? Realmente eres tonto—reía mi compañero— Hasta cuando piensas ocultar lo tuyo con la rata voladora.
Ante mi mirada de regaño, con una carcajada que no mostraba arrepentimiento alguno rectificó:
—Perdón, con el vampiro.
—Sé que no soy justo con Tobías, pero solo será por un breve tiempo. Todos no son tan tolerantes como tú y por el momento en que estamos no puedo permitir divisiones entre la manada o con el resto de clanes.
—Primero que nada: nadie es tan suicida como para ir en contra de una orden tuya y segunda: eres el alfa, ¿Entiendes? El alfa, eso quiere decir que no le debes explicaciones a nadie sobre tu vida, ni siquiera los ancianos del consejo te pueden ordenar abandonar al vampiro. Además, sabes que cuando un lobo encuentra pareja ese ser pasa a formar parte de la familia y todos están obligados a respetarlo.
Mencionar al grupo de vejestorios del consejo me hizo sonreír al recordar a Nolan, de seguro se divertiría de lo lindo con toda esta situación entre Tobías y yo.
Me era alucinante como el tipo lleno de tatuajes que le encargaba burlarse de todo lo que se moviese, que no creía en el amor y que se encontraba sentado delante de mi fuese capaz de brindar semejantes consejos.
—Cambiando de tema, tienes alguna nueva noticia sobre los asesinatos.
Michael endureciendo el semblante gesticuló negativamente.
—Nada, parecen sombras. Nadie sabe quiénes son los asesinos, ni cuando vendrán o a quien atacaran y luego se marchan sin dejar rastro alguno—bebió de su cerveza antes de proseguir— Sabes amigo, tengo la sospecha de que todo lo que sabemos es porque esas criaturas así lo tienen planeado.
Lamentablemente, yo pensaba igual que Michael y mis opciones comenzaban a terminarse.
NO QUIERO SEGUIR PERDIENDO CAMARADAS.
El silencio inundo la estancia. Tanto Michael como yo intentábamos pensar en una solución cuando una voz a mis espaldas dijo:
—Quizás yo pueda ayudarlos.
No necesitaba mirar para saber de quién se trataba, el tono de su voz, su olor, toda la estancia cambiaba con su sola presencia. Casi olvido hasta el motivo de nuestra conversación.
—¿Y qué sugieres?—pregunté volteando hacia Tobías.
Ya me era común tenerlo cerca, le había regalado un juego de llaves de la cabaña pensando en que se mudara conmigo, solo que aún no me animaba a pedírselo, en cambio, la sugerí que me visitara y se quedase a menudo.
¡DIOS, QUE COBARDE SOY!
—¿Has descubierto algo nuevo?—interrogó Michael en mi lugar.
Por lo visto me quede como un tonto mirando a mi chico.
—Hace un tiempo uno de mis chicos, siguiendo mis órdenes, revisó en solitario las escenas en las que fueron encontrados los cadáveres—comentó sentándose junto a nosotros— Sé que debimos contáoslo, pero con todas las sospechas puestas sobre el clan vampiro deseaba asegurarme de poder confiar completamente en ustedes.
—¿Por qué no me lo contaste antes? Sé que la manada sospechaba de ustedes, sin embargo yo siempre he confiado en ti.
Entiendo la posición de Tobías, pero me dolía el no haberme enterado antes.
—Aunque confiases en mí, el gesto de mi gente sigue bajo sospecha—su gesto se endureció repentinamente— Incluso yo no estoy seguro de que todos sean inocentes.
—¿Y por qué nos lo contarás ahora?—quiso saber mi amigo.
—Sigo sin confiar en todos los lobos, pero sé que ustedes son de fiar. En Ryan siempre he creído, al igual que él en mí. También noto que él confía en ti más que en el resto y por tanto, yo igual lo hago.
Me inundó un orgullo que jamás hubiese podido expresar con simples palabras.
Miré a Michael y parecía complacido por la respuesta de Tobías. Ya aclaradas las diferencias, llegaba la hora de analizar este misterio. Tome a Tobías por una mano para reafirmar nuestra confianza y pregunté:
—¿Qué fue lo que descubriste?
—Resulta ser que los grupos de rastreo no habían propiciado toda la información o bien la desconocían, pues por lo que me contaba Tobías no solo los vampiros parecían culpables.
Como era sabido los cuerpos encontrados se hallaban totalmente drenados de sangre, de igual manera, como me informaron hace cierto tiempo, los vampiros también fueron atacados. Sin embargo, lo que desconocíamos es que las escenas presentaban mezcla de los aromas de las tres razas que habitaban el pueblo. Esto no me resultó sospechoso hasta que Tobías agregó un dato inesperado sobre este hecho: los olores se entremezclaban sin poder identificar uno en específico, como si fuesen un solo ser. 
Lo raro de esta declaración es que todos los que conocen nuestras especies saben que por mucho que nos relacionemos, nuestros aromas particulares nos definían entre el resto. Era la primera vez que escuchaba que no resultaba ser así.
Estuvimos alrededor de dos horas discutiendo, me seguía preocupando por qué mis patrullas no me informaron de lo ocurrido.
—Deberíamos hablar con los miembros del concejo en busca de su opinión—sugirió Michael.
—Pediré a Nolan que se reúna con nosotros mañana en la mañana para darle parte de las nuevas noticias, el considerará si es seguro avisar al resto del consejo.
—Hay una posibilidad que creo que a los tres nos ha cursado por la cabeza y ninguno ha querido mencionar.
Michael y yo nos tensamos, suponía de lo que hablaba Tobías, pero no soportábamos la idea de que fuese así. Ante nuestro eminente silencio prosiguió:
—Creo que debemos comenzar a considerar que algunos de nuestros chicos nos traicionasen y se aliasen entre sí. La pregunta es ¿por qué?
Sonaba a locura y por ello nunca se nos hubiese ocurrido considerarlo pero, al unir todas las piezas comenzaba a tener sentido. ¿Quiénes eran? ¿Qué buscaban? ¿Cómo se atrevieron a matar a sus propios hermanos y hermanas? Teníamos que encontrarlos y atraparlos con urgencia.
—Estén atentos—ordené con mi instinto alfa— Ya no podemos confiar ni en nuestras sombras.




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