Unos pasos que se acercan a mi ubicación me indican que no estoy solo, el olor inunda la estancia, no se parece a nada que conociese hasta el momento. Deseo moverme pero mi cuerpo no responde a mis pedidos. Todo parece un sueño, una pesadilla, solo hay un problema: los vampiros no sueñan.
Abro los ojos rápidamente, me encuentro en una habitación oscura atado a una silla, por eso no era capaz de moverme, no siento las fuerzas habituales en mi cuerpo y la cabeza no para de darme vueltas. Hay una alta probabilidad de que hubiese sido drogado.
Intento no perder los nervios y centrarme en lo que soy capaz de recordar, debo poner todo en orden para hallar una solución. A mi cabeza, tal como si fuese una película, vienen las imágenes en las que me marcho de casa de Ryan, el necesitaba un tiempo solo para pensar y relajar su mente. Voy caminando sin prestar atención a lo que me rodea, me preocupo por mi chico y de que la situación con su hermano pueda causar algún malentendido entre nosotros. Repentinamente, me atacan por la espalda propiciándome un fuerte golpe en la cabeza, no tengo tiempo a defenderme, todo se vuelve oscuro hasta que despierto atado a esta silla.
Estos recuerdos no me dan mucha información, pero no me desespero, miro todo mí alrededor y reparo finalmente en que no soy la única persona de la habitación. Un joven a unos pasos de donde me encuentro se mantiene inmóvil en la oscuridad, no obstante sé que me vigila, caigo en la cuenta que el aroma que sentí al despertar proviene de él.
— ¿Quién eres?— interrogo.
Se acerca a la claridad y consigo verle bien definido: no parece mayor de dieciocho años de edad, es delgado y de cabellos y ojos bien negros, ¡no! Me equivoco, sus ojos son de un rojo sanguíneo más intenso que los de cualquier vampiro que haya conocido en mi vida. A pesar de que intenta mantenerse serio, percibo el olor a miedo que desprende.
— ¿Quién eres?— repito una vez más.
—Por tu propio bien, será mejor que permanezcas callado.
No era una amenaza, me estaba previniendo podía sentirlo.
— ¿Eres el carcelero?
—Algo así— hablaba bajo, como si no quisiese que lo que estuviese allá fuera supiera que hablaba conmigo.
A pesar de su físico de niño y la poca fuerza que aparentaba no era humano, su fuerza sobrenatural era colosal, se notaba en su aura pero, no parecía pertenecer a ninguno de los clanes que conocía o por lo menos no del todo. Los colmillos que sobresalían de su boca bien pudiesen ser de algún cambiaformas o tener familiaridad con los vampiros, por lo que percibía poseía también un oído muy desarrollado, y así muchas cualidades que pasaban a simple vista.
— ¿Qué eres?—las palabras salieron con libertad propia de mi boca.
—Baja la voz si no quieres que lleguen antes de tiempo— intente soltarme de las ataduras que me cubrían pero mis fuerzas estaban totalmente agotadas— Eres muy fuerte, con la droga que te inyectaron deberías estar inconsciente aun, es una lástima que vendrán antes de que recuperes tus fuerzas.
VENDRAN, ¿QUIENES?
Note que miraba con cautela hacia la entrada de la habitación con temor a que se abriera la puerta, lo que estaba fuera era muy peligroso. El chico parecía querer ayudarme aunque algo se lo impedía, a pesar de que me vigilaba y de no estar amordazado en ninguna silla, era tan prisionero como yo e incluso peor.
Con estas ideas en mente comencé a atar cabos sueltos: el miedo, el peligro, los distintos aromas, mi secuestro. Sea quienes fueran estas criaturas eras las mismas que nos han estado cazando durante meses y han matado a muchos de mis compañeros. La única pregunta era ¿por qué no me mataron en seguida y me tienen capturado?
— ¿Cómo te llamas?
—Mi nombre es Logan— ya no me decía que me callase sino que ahora se acercó a mí para seguir hablando— Sé quién eres y trataré de ayudarte pero, por favor, si escapas debes ayudarme a mí. Te lo suplico.
El temblor en su voz me dejo mas paralizado que la propia droga, en estos momentos su vida me preocupó más que la mía. Ante mi profundo silencio Logan continuo:
—No me gusta en lo que me han convertido ni lo que me obligan a hacer, necesito marcharme de aquí antes de que pierda el poco autocontrol que me queda por completo y ya no haya vuelta atrás. Tratare de mantenerte con vida lo más que pueda, o como mínimo lo suficiente para que vengan a buscarte.
Asentí.
—Te lo prometo, si logramos salir vivos de este lugar estarás bajo mi protección.
Era difícil mantener esa promesa cuando ni siquiera estaba seguro de que pasaría con mi vida en unos segundos pero no me importo, era solo un niño asustado y, sin embargo, iba a arriesgar su vida para ayudarme.
No pedí que me soltara, entendía que eso solo le iba a traer problemas. Aunque había algo que sí necesitaba:
—Envía un mensaje a Ryan, el alfa del pueblo o a cualquiera de sus segundos al mando, sé que es peligroso pero no tendremos oportunidad sin ellos. Llevamos meses intentando encontrar pistas sobre ustedes y nada, sin ayuda no llegaran a tiempo.
—No te preocupes lo haré, aun así el líder desea que ellos vengan a buscarte por eso te han traído y no te han matado aun.
Esa era la razón yo era la trampa para Ryan, un ruido al otro lado de la puerta indico que teníamos compañía. Logan se alejó lo más rápido que pudo de mi. La puerta se abrió y una voz sonó.
—Ya puedes marcharte Logan, yo me encargaré de nuestro invitado.
—Sí mi señor—antes de alejarse me lanzo una mirada de advertencia, quien sea que fuese que estuviera en la entrada era su líder.
Cuando el chico se marcho y nos encontramos solos en la habitación comenzó a caminar hacia mí.
—Ya era hora de que tuviésemos una conversación—no pude evitar pensar que conocía su voz de algún lugar, pero la oscuridad de la habitación no me dejaba verle del todo.
— ¿Quién eres?
Su risa penetro en mis oídos, cuando la escasa luz de la estancia toco su rostro quede petrificado, entre todas las personas del mundo jamás esperé que fuese él, a pesar de todos los problemas, nunca espere que fuese capaz.
—Tú— dije entre asombro y enojo.
—Sí, yo—hizo sonar un látigo que llevaba en las manos contra el piso y lego lo paseo por mi rostro— No temas aun, esto solo acaba de comenzar—sentenció antes de propiciarme el primero de muchos azotes.
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Editado: 19.04.2020