Capítulo 6:
Wakanda MaCclain:
-¡¿Quién se cree que es para llamarme por mi nombre y más en plena clase?! -Mónica anda de un lado a otro, furiosa- Ya suficiente tengo con el imbécil de su amiguito.
La verdad es que Mónica está exagerando en ese asunto de que Brady la llamó informalmente como si se conocieran de toda la vida delante de todos. Todo ese estrés y molestia que tiene es por el cabrón de Manuel y sus estupideces (no sé cómo a Leila le cae bien). Pero por mi bien mejor me que callo y la apoyo como su mejor amiga que soy.
-Es que no lo entiendo. -Pasa sus manos por el jeans y se sienta a mi lado.
-De seguro no lo hizo a propósito. -intento conciliar.
-¿Lo estás defendiendo? -Frunce el ceño.
Suspiro.
-No lo defiendo, solo digo que a lo mejor no era su intención llamarte así. -Explico- Es como cuando se te iba el "mamá" a la profesora de primaria.
-O el "profe" a tu mamá -se ríe un poco y luego hace un puchero y estrella sus manos abiertas contra su rostro-. Tendré un lío enorme con Ailyn por esto.
-Hola, disculpen. -Interrumpe un chico de cabello azul. ¿No está prohibido eso en una escuela y más si es prestigiosa? Además de tocar y esperar a que le den el pase, obviamente- Señorita Evans, ¿Quién es?
Se ve que el chisme no es su fuerte, porque toda la universidad sabe de nuestra llegada.
-Soy yo. -responde ella, nerviosa, levantando un poco la mano y mordiendo su labio inferior.
-La señorita Ailyn la quiere ver en su despacho. Ahora.
-Ahora vamos. -Le digo al chico y este se va.
-¿Ves? -Comienza a caminar de un lado a otro- Te lo dije, dame por despedida.
-Ve y cuenta la verdad. Eso todo. No serás despedida.
-¿Cómo lo sabes?
-Pues eso es una bobería, ni siquiera fue algo que merece sanción -le respondo- Además, en la forma en Alisa anunció tu llegada y lo contento que se veía el director, pues, técnicamente fuiste una bendición caída del cielo.
Sobretodo por eso último, no creo que la despidan.
-No exageres.
-Anda, ve y me cuentas luego. -Le hago un gesto con mis manos, animándola a ir.
-Deséame suerte.
-Rómpete una pierna.
-Gracias.
**
Narrador Omnisciente:
Cuando Mónica llega al despacho de Ailyn, da dos golpecitos en la puerta y al escuchar un “pase” se adentra. Mantiene su calma, mientras aparenta estar tranquila, por dentro estaba que echaba humo. Se sorprende al ver a Brady ahí, muy sentando en el mueble, él no levanta la mirada para verla, pero sabe que había llegado.
Ella sabe que él es también responsable de este lío, pero creía que Ailyn hablaría con ella a solas.
-¿Qué sucedió? -Inquiere Mónica, una vez dentro.
-Sobre el incidente… -Comienza a hablar Ailyn pero Brady la interrumpe.
-Perdón. -mira a la pelinegra por primera vez que llegó a la oficina- No volverá a suceder.
Brady Jones:
Cuando se resuelve el pequeño problemas, salimos de la oficina. Comienzo a caminar, pero un agarre pequeño en mi brazo me detiene y hace voltearme para encontrarme a esa tía que me saca de mis casillas.
-¿Qué quieres? -pregunto con aburrimiento.
Me suelta.
-Evitemos llevar este tipo de situaciones a la dirección, señor Jones -Se cruza de brazos-. Llámeme como los demás y déjese de confianza.
Asiento.
-Eso no volverá a suceder, ya se lo he dicho -le digo, para luego darme la vuelta y alejarme.
-¡Espero que mantenga su palabra, señor Jones!
La ignoro y llego hasta mi edificio. Abro la puerta de la habitación que comparto con Thiago y la cierro de un portazo.
-Eh, ¿y ese humor que traes, tío? -bromea pero al ver mi rostro de molestia se pone serio- ¿Qué sucedió en el despacho de Ailyn?
-Mónica entró al despacho como si nada hubiera ocurrido, o eso quiso aparentar -Me lanzo hacia mi cama, quedando acostado, con la espalda sobre el colchón y la mirada clavada en el techo-. Y entonces, cuando salimos, se muestra muy formal exigiendo que le llame como los demás y evitemos llevarlo a mayores.
Resoplo, frotando mi rostro.
-Esa mujer va a freír mi cerebro -Volteo mi cabeza, para mirarlo-. Y olvídate del puto trato.
-Oh, no. Ni de coña -Comienza a negar repetidas veces, con los ojos abiertos como platos, y me señala-. Con eso no juegues, tío. Mira que, bastante me ha costado saber la maldita verdad.
Me olvido de todo por un momento y me concentro en mi amigo. Tiene una expresión de aflicción, mezclada con molestia y anhelo.
-¿Hablaste con Elisa? -Pregunto y alza una ceja, interrogante.
-Sí, pero no se llama Elisa.
-Vale. ¿Y qué pasó?
-Después que te fuiste, fui hasta la residencia a buscarla y enfrentarla. Sabes que no me gustan las mentiras
Eso lo sé, lo sé claramente
-¿Sabes? No sé por qué, pero… -Se queda mirando al vacío, en medio de una pausa- Me dolió verla llorar.
Guardo silencio un instante, sopesando sus palabras. Pensando miles de teorías, pero nada en concreto.
-¿Llorar? -Inquiero sin comprender- ¿Por qué estaba llorando, en primer lugar?
-Dejó su orgullo a un lado y me dijo la verdad, con los ojos aguado cuando perdí un poco los estribos y descargué mi furia con ella -suspira-. Aparte de que no le gusta su nombre y por eso prefiere cambiarlo, tiene la costumbre de que al conocer a alguien se presente con otro nombre por miedo a que ocurra lo mismo de cuando era pequeña.
-¿Te contó?
-No -Me observa-. Y sabes que aunque me lo dijera, no pensaba contártelo.
-Y lo respeto. -Respondo sincero.
Nos quedamos charlando un rato más sobre cualquier tema que se nos ocurra en ese minuto y luego nos vamos a dormir. Bueno, él se va a dormir, yo no puedo pegar ojo. No estoy cansado. No tengo sueño, porque esa tía me lo ha robado todo.
Mónica Evans:
Tuve que salir un rato para despejar mi cabeza. Desde lo ocurrido con Brady, él no sale de mi mente. Es como si fuera un CD rayado, repitiendo lo mismo una y otra vez.
#5744 en Novela romántica
#829 en Thriller
#387 en Misterio
tiempo despues, abogado y empresaria, amor prohibido pasión romance deseo
Editado: 19.07.2025