Capítulo 10:
Mónica Evans:
-¿Hablas en serio? -Me pregunta una vez más, incrédula.
Después de una semana martillándome la cabeza con el recuerdo de aquella noche en la plaza y lo que estoy empezando a sentir y que me niego, finalmente hablé con mi mejor amiga porque sentía que no podía callarmelo más. Decir que se sintió indignada por no contarle antes fue poco, hizo un drama, pero se le pasó rápido cuando mencioné el beso en mi mejilla del pelinegro.
-Que sí, te lo he dicho ya. -Murmuro, un poco malhumorada y cansada de responderle lo mismo quince veces.
-Bueno, bueno... ¿ese pelinegro te tiene de muy mal humor o qué?
-No estoy enojada, solo estresada. -Suspiro profundamente-. Y no es por él que estoy "así", es el maldito Andrés.
-Ya, claro. -Dice sin creerme, su sonrisa traviesa lo expresa.
-Y lo que no pasó, también me tiene así. -Añado, en medio de un puchero.
-Dylan ya pasó a la historia, me equivoqué al inicio -Frunzo el ceño al oírla y verla mirar el techo, pensativa-. Solo fue un amor platónico de niños.
-¿Por qué me dices eso ahora?
Se endereza en el sofá, mirándome con seriedad.
-Porque todo esto ha pasado por mi culpa.
-No entiendo nada, Wakanda.
Me siento frente a ella, porque verdaderamente no entiendo un comino. No entiendo qué es culpa de ella y el por qué.
-Yo te empujé a seguir creyendo en ese amor platónico antes de viajar, y también insistí en invitar a Dylan y a Leila -Sacude su cabeza en negación-. Ahora no estarías en este enredo emocional -Suspira-. No debí hacerlo, pero lo hice y me disculpo por ello. ¿Más vale tarde que nunca, no?
Sonríe un poco.
-No te culpo de nada, Aka -Sonrío, tomando sus manos entre las mías-. Eso quedó atrás, lo que importa ahora es el presente...
-Para formar nuestro futuro. -Completa por mí, casi en un susurro.
Asiento, dándole un pequeño apretón a sus manos.
-¿Puedo preguntarte algo?
Asiento.
-¿Qué tanto te gusta el pelinegro?
Me tomo mi tiempo para responder, recordando las pocas veces en las que el susodicho y yo hemos interactuado y en todas esas, mi pulso no ha dejado de dispararse cada que sonríe, me mira, me guiña un ojo, me habla y está cerca de mí... o cuando miro sus labios, anhelando al menos un roce contra los míos. La de veces que soñé, tanto dormida como despierta, con que Brady no me había dado ese beso en la mejilla, sino en mi boca. Y verlo seguido en el salón de clases, sonriéndome a cada momento y lanzándome miraditas, sin ningún estudiante notarlo... me gusta, eso me gusta.
Por eso, con sinceridad le respondo a mi mejor amiga:
-Me gusta tanto que asusta -Desvío mi mirada de ella hacia mis pies-. Me gusta en tan poco tiempo y de una manera... irreal, que me da miedo el futuro, lo que pueda pasar el día de mañana y si... y si él no siente lo mismo que yo.
Suelto un suspiro.
-Me gusta Brady Jones y eso me asusta mucho.
**
-Buen día, chicos -Saludo a todos, sin sonar demasiado distante ni efusiva.
Tras confesarme con mi mejor amiga hace ya varios días, he evitado a propósito a Dylan y a Brady. Hasta que mis pensamientos no se esclarezcan, no podré tomar una decisión propia para no dañarnos más. Porque la principal causante de este enredo emocional soy yo misma, y esto debe parar. Y teniéndolos a ellos cerca, me es imposible hacerlo.
Coloco mis cosas en el escritorio y luego borro los escritos del pizarrón, para poner la fecha de la materia y el tema de la clase. Cuando termino, me fijo en los estudiantes y sonrío vagamente. Me da satisfacción ver cómo mi esfuerzo da sus frutos; todas estas semanas mis alumnos han aprendido y comprendido el contenido de clase, me entienden, me respetan, me escuchan cuando pido silencio, y salen bien en los exámenes que realizo oara comprobar sus conocimientos. A pesar de que, de vez en cuando, se tiran una que otra broma, haciéndome reír o sonrojar porque tiene que ver conmigo. Y nostalgia, eso también me causa al verlos aquí a todos ellos estudiando su último año de universidad, a nada de graduarse. Cosa que yo no pude tras el accidente que le arrebató la vida a mi familia, dejándome prácticamente sola.
-¿Dónde está Jones? -Pregunto, al mirar su puesto vacío, tras salir de mis pensamientos y una sensación extraña en mi alma.
-Aquí.
Miro hacia la puerta y la respiración se me atasca. ¿Alguien me recuerda como se respira? ¿Por favor?
Paso saliva, e ignorando las tentaciones que él me provoca, le digo que llegó tarde.
-Tarde, pero aquí estoy -Sonríe con arrogancia-. ¿Me extrañó, señorita Evans?
Se detiene a mi lado, mientras que algunos sueltan risitas y yo paso saliva.
Si bien ha hecho este tipo de bromitas que se hacen pasar por inocentes y nadie lo toma como asunto serio, pero me asusta que alguien pueda saber el enredo que me cargo y lo que ando sintiendo por él.
-Para nada. De hecho, iba a gritar de felicidad si no entraba por esa puerta -Le sigo la broma aunque presiento que él no bromeaba-. Ya siéntese si no quiere que le saque de clases por ligar conmigo y llegar tarde.
-¿Es decir que no me va a sacar? -Alza una ceja, divertido- ¿No que se alegraría de que no entrara por esa puerta?
-Brady Jones, haz el favor de sentarte. -Allie lo regaña, amenazándolo con una regla bastante grande.
Todos vuelven a reír.
Sobre Allie... es una chica genial, he tenido el tiempo para conocerla y saber lo increíble que es. En varias ocasiones nos hemos reunido ella, Aka y yo, y nos la hemos pasado muy bien. También noté que tiene ese comportamiento de mamá osa y regañona con Thiago y Brady, sobretodo con este último. Me recuerda a Wakanda cuando me regañaba por laguna estupidez o yo a ella. Y mencionando a Thiago, es un chico bueno, bromista, risueño y romántico, sobretodo eso último con mi mejor amiga; ambos parecen chicles que no piensan alejarse del otro.
#3194 en Novela romántica
#328 en Thriller
#149 en Misterio
tiempo despues, abogado y empresaria, amor prohibido pasión romance deseo
Editado: 23.08.2025