Capítulo 11:
Mónica Evans:
El tan mencionado sábado llega cuando menos lo esperé. Fuera rápido, demasiado. No me dió más tiempo para procesarlo. Procesar la idea de salir con Brady desde la mañana.
Me había levantando a las seis de la mañana por una llamada de Ailyn, en la que me pedía darle clases extras de repaso a un alumno hoy en la noche. Le dije que tenía planes para la mañana (aunque no sabía si era por todo el día o solo la mañana), claramente no mencioné con quién, por eso me dijo que en la noche mejor.
Y, como mi ex jefe fue tan amable de ayudarme a conseguir un trabajo y Ailyn también me ayudó, no pude decirle que no.
Mientras Aka,quien ya se encontraba mucho mejor, duerme en mi cama (anoche hicimos una pijamada viendo maratón de series y atragantándonos en palomitas de maíz y soda), yo estaba terminando de preparar el desayuno. A la seis con veinte minutos, yo ya estaba vestida y desayunando.
-Mmmh, me dió el olor y rugieron mis tripas, despertándome -Aparece Aka adormilada en la cocina, acariciando su estómago y toma asiento a mi lado-. ¿Por qué estás despierta tan temprano?
-Porque voy a salir con Brady. -Llevo la tostada a mi boca, mordiendo un pedazo.
-¿Cuándo pensabas decírmelo? -Chilla, fingiendo estar molesta, pero su sonrisa entusiasmada la traiciona.
-Nunca -Borra la sonrisa y bebo un sorbo de mi jugo-. Hasta hoy que desperté, no sabía si iba a ir o no.
-¿Por qué?
-Ni eso yo lo sé.
Desayunamos juntas entre charlas que no incluyen a los chicos, ni la escuela ni el trabajo, pude olvidarme de todo eso por unos minutos.
Para cuando dan la siete en punto, yo ya estoy en el lugar de encuentro, pero todavía no lo veo. Pasan algunos minutos en los que pienso que me ha jugado una broma, incluso estuve a punto de regresar cuando lo escucho.
-Siento la demora, Thiago no salía del baño -Se ve agitado, como si hubiera corrido mucho. Sonríe-. Honestamente, creí que no vendrías.
-Pues aquí estoy.
Y sin darme cuenta, le devolví la sonrisa.
**
Estoy ensimismada, tan metida de lleno en mi cabeza, en los recuerdos que he creado hoy junto a Brady Jones que no escucho el timbre hasta la tercera vez.
-¡Ya voy! -Grito mientras camino fuera de la cocina, para ir a abrir la puerta.
He de admitir que no fue malo salir con pelinegro y me divertí muchos sobretodo cuando por estar vacilando mi helado de chicle se le cayó el suyo sobre su pantalón y bueno, digamos que se le veía un gran manchón oscuro en sus partes, que parecía haberse hecho del baño encima. Él estaba algo avergonzado de ir por la calle así, pero me di cuenta que se relajó y olvidó la vergüenza cuando me escuchó reír y se unió a mí.
En el presente, cuando abro la puerta, me sorprendo de verlo.
-Hola, señorita Evans -Me escanea apenas abro la puerta-. Lindo ouffit de recibimiento.
Mi aspecto no es el más bonito que digamos para recibir visitas. Traigo puesto un short corto de mezclilla azul y alto, que se amarra a los lados. Un top sin tirantes y de encajes negros, casi transparente. Un delantal con los bordes blancos y el centro de cuadros azules claros y oscuros. Mi cabello un moño tomate muy mal hecho. Y ando descalza, para añadir.
-Que te den. -Dejo la puerta abierta para que pase y me dirijo hacia la cocina.
Debí intuirlo, pero preferí hacerme la loca e ignorarlo. Ailyn me pidió para hoy sábado en la noche que le diera repaso a un alumno, ya que había hecho planes para la mañana de hoy. No tenía la confirmación que fuera el pelinegro hasta que, ahora, se aparece en mi piso. No siquiera voy a preguntarle, porque ya me sé la respuesta.
Escucho la puerta cerrarse y luego sus pasos siguiéndome hasta la cocina.
-Te esperaba en la noche.
Reviso la comida que tengo haciéndose, no vaya a ser que se me queme por estar pendiente al estúpido pelinegro.
-Si, pero quise pasar a verte antes.
Me volteo para verle con una ceja alzada. Ya está muy acomodado en el taburete, jugando con las frutas artificiales de la cesta.
-¿Y eso a que vino? -Frunzo el ceño y me cruzo de brazos con la espumadera en las manos- ¿Qué quieres, Jones? No hace ni tres horas que dejamos de vernos, te recuerdo que estuvimos toda la mañana juntos.
-Créeme cuando te digo que no es algo que se me olvide -Murmura-. Ahora, ¿de querer? Quiero mucho.
Se levanta y camina hacia mi. Me volteo y atiendo la comida, para evitar mirarlo.
-¿Por qué no voltea, señorita Evans? -Su aliento choca en mi nuca y sé que si me doy la vuelta, quedaré peligrosamente muy cerca de él.
-Porque se me quema el almuerzo. -Respondo, sintiendo sus manos en mi cintura que, con suavidad, me hace voltear, quedando frente a él... Demasiado cerca.
-¿Por qué eres tan mal mentirosa? -Susurra, enterrando su rostro en mi cuello y sus manos acorralándome contra la encimera, inhalando mi aroma, e inconscientemente cierro los ojos y suelto un suspiro extasiada
El calor de las llamas de la estufa me devuelve los sentidos, es lo que me hace reaccionar.
-Invades mi espacio personal. -Murmuro, nerviosa, haciéndome a un lado, esperando salirme de su encierro, pero no, él se mueve junto conmigo y me sigue teniendo acorralada contra la encimera.
-¿Estás nerviosa? -Susurra recorriendo mi rostro con su mirada. Esboza una sonrisa ladina cuando se detiene en mis labios. Paso saliva- ¿Y qué si te beso ahora?
-No te atreverías.
Y ahí estoy yo, retando sin querer hacerlo... O tal vez sí.
-Sabes bien que puedo atreverme a eso y mucho más, ¿no? -Sin previo aviso, sus manos se enredan en mi cuerpo y me alza, sentándome en la encimera. Jadeo no solo por lo que ha hecho, sino porque se ha metido entre mis piernas y su mano derecha no baja de mi cintura, mientras que la otra permanece en mi muslo izquierdo.
Dios mío, ¡que prácticamente ando semidesnuda con este top negro de encajes casi transparente!
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Editado: 23.08.2025