Capítulo 12:
Mónica Evans:
-¿Yo qué de qué? -Pregunta y se vuelve a sentar en el césped.
Suelto un suspiro.
-Nada, Brady, nada. -Vuelvo a sentarme a su lado, tomando mis cosas de nuevo para continuar.
-¿Qué pasó? -Inquiere, acercándose más a mí, tanto así que su respiración la puedo sentir mi cuello- ¿Te molestó lo que le dije?
-No, eso no me molestó -Dejo mis cosas a un lado y me volteo a él, para mirarlo a los ojos con seriedad-. Me molestó el que siguieras provocándolo para luego irte a los golpes con él.
-No iba a irme a los golpes con él -Alzo una ceja, sin creerle, y añade:-. A menos, claro, que él comenzara.
-Pero si lo has provocado tú.
-Ese tío me provoca con solo respirar nuestro mismo aire -Con su dedo, señala nuestro alrededor. Sonríe con malicia, enterrando su nariz en mi cuello e instintivamente inclino mi cabeza para darle más acceso, soltando un suspiro-. ¿Preocupada por mí, señorita Evans?
-Preocupada por mí -Mi respuesta lo hace alejar su rostro de mi piel, mas no su cuerpo del mío-. Como se entere Ailyn de esto...
-No tiene por qué enterarse, menos expulsarte. En todo caso que lo expulsen a él -Arqueo una ceja, alza sus manos aparentando inocencia-. Pero vale, trataré de controlarme cuando esté él.
-Gracias, eso me deja más tranquila. -Digo con evidente ironía, ignorando que acaba de olerme.
-No me crees -Afirma riendo-. Descuida, yo haría lo mismo en tu lugar.
-Bueno, sigamos.
-¿Puedo preguntar qué hay entre vosotros?
-Ya lo estás haciendo -Murmuro, y sin mirarlo, antes de hablar, indecisa, suspiro-. ¿Una amistad?
-¿Me preguntas a mí? -Hay incredulidad en su voz, incluso hace una pausa como esperando a que yo responda, pero es algo que no está en mis planes- Déjame decirte que esa es una amistad un tanto rara. ¿Desde cuándo le conoces?
-Desde niños nos conocemos, el fue mi primer amor platónico. -El recuerdo de cuando conocí a Dylan me atrapa por unos momentos, olvidándome de todo, hasta de lo que digo.
La risotada que suelta el pelinegro me hace volver al presente rápidamente, frunzo el ceño, mirándole ahora.
-Con razón ponías esa cara de estreñida al verlo, los primeros días -Ofendida por comentario golpeo su brazo, aunque eso no lo detiene de reírse-. ¿Qué? Es la verdad.
-Idiota.
Y se deja de reír cuando pregunta:
-¿Aún lo amas?
No respondo.
-¿Sigues enamorada de él?
Y sigo sin responder. No porque no conozca la respuesta, es por lo contrario. Porque conozco la respuesta y me siento estúpida, me avergüenzo, por todos los pajaritos en el aire que yo misma me pinté, tras el regreso de Dylan. Confundí amor real con la atracción física y lo bonito que se sentía mi amistad con él en la infancia. Nunca se trató de amor, solo de atracción y el gusto de tenerlo en mi vida. Y me siento tan tonta justo ahora reflexionando sobre eso, si no fuera porque Brady me preguntó y me puse a profundizar en la respuesta que le iba a dar, si no fuera por eso, probablemente tardaría en notarlo y sería peor, porque para cuando sea tarde, ya habré ilusionado a Dylan, cuando yo no siento lo mismo que él. A pesar de sus extraños comportamientos de vez en cuando que tiene conmigo, no deja de ser alguien a quien estimo mucho, alguien de mi pasado, de mi infancia, que me agrada y me gusta tenerlo en mi vida. Mas eso no quita que esté enojada con él, bueno, no enojada en sí, más bien desconcertada y disgustada por su tono de reclamo.
-Nunca se trató de amor ni de estar enamorada -Respondo al cabo de los minutos, rompiendo el silencio-. Simplemente fue una atracción en mi niñez y la ilusión de volver a verlo.
-¿Pero aún te gusta?
-Como amigo -Lo miro a los ojos-. Dylan me gusta como amigo.
-Deberías comentárselo -Posa su mirada en el verde del paisaje, al frente-. No creo que ese tío entienda que te gusta como amigo.
No digo nada, tiene razón en eso. Es mi culpa por darle falsas esperanzas. Debo hablar con Dylan y aclarar todo esto, disculparme... sobre todo eso.
**
Wakanda MacClain:
-Cariño.
Estamos en la residencia en mi piso, que es el de arriba de Mónica. Su cabeza permanece en mi regazo desnudo, mientras mis manos acarician suavemente su cabello... su debilidad. De pronto me había surgido una duda, ahora que estábamos en un silencio cómodo después de la acción, una duda que he tenido desde hace rato.
-Uhm. -Abre sus ojos mi me regala una perfecta sonrisa.
Es tan lindo. Suspiro.
-¿Puedo hacerte una pregunta?
-Ya la estás haciendo -Se burla tocando mi mentón y lo manoteo mientras se ríe-. Dime.
-¿Qué busca tu amigo?
Esa era una pregunta que quería hacerle desde el primer momento que los vi a ambos, mirando a Mónica por mucho tiempo, como si quisieran hacer algo contra ella o no sé, no estoy segura. Sí bien estoy de parte del amor y se nota que Mónica le gusta el pelinegro, y sí veo el interés en este por mi amiga. Pero al inicio, los primeros días, sentí que algo no encajaba bien, sin embargo, no cuestioné nada. De lo único que estoy segura es que tanto mi amiga como Brady se gustan, se atraen. No sé si hay algo más que eso, pero se nota bastante que se atraen. Es una relación de amor y odio que, honestamente, espero que termine en el cliché de enemigos amantes. ¿Dylan? Dylan no tiene cabida en esta historia más que ser su amigo y rival del pelinegro. Mi culpa por chinchar a mi amiga con que todavía le gusta Dylan, en realidad mi intención era molestarla un poco, pero admito que se me fue la mano y como su hermana, no de sangre ni de apellido, que soy, debí detenerla cuando su visión a la realidad empezó a obstruirse. No hemos hablado a profundidad del tema, pero prometo estos días hacerlo, en el primer chance que ambas tengamos porque me siento terriblemente culpable cada vez que veo las esperanzas de Dylan y a Mónica confundida, pero hablando más de Brady.
#6325 en Novela romántica
#1048 en Thriller
#495 en Misterio
tiempo despues, abogado y empresaria, amor prohibido pasión romance deseo
Editado: 23.08.2025