Pasiones Prohibidas

Capítulo 14

Capítulo 14:

Mónica Evans:

Despego mis ojos de los papeles en mis manos y una sonrisa inconsciente se pinta en mis labios, al escuchar el llamado a la puerta.

Me quito los anteojos, dejándolo en la mesa junto a los papeles y materiales de estudio, para levantarme y con rapidez, ir a abrir.

Todos los estudiantes que cursaban su último año de derecho, fueron invitados a ver un juicio con una duración de dos semanas, eso incluye obviamente al pelinegro. Hoy era el día de regreso. Mentiría si dijera que no estoy ansiosa de su llegada y que guardaba las esperanzas de que viniera a verme cuando llegara hoy.

Abrí la puerta y mi sonrisa se borró de golpe.

Estos días los he tenido muy cargados, cubriendo al profesor de literatura de primero y segundo que se encontraba en el hospital con su mamá gravísima, asistiendo a conferencias de profesores para los futuros exámenes finales que se acercan en un par de semanas, preparándome para mis propios exámenes de administración de empresa, no dejar de pensar en el pelinegro y lo que este me provoca con tan solo sonreír.... sobretodo eso último.

Así que he borrado de mi mente la preocupación que lleva de nombre Nicolas Aslan (y el hecho de que no me lo haya tropezado por los pasillos también influyó), quien está justo ahora frente a mi puerta.

-Nicolás. -Murmuro su nombre con cierto desagrado e incomodidad.

Deja ver una sonrisa llena de maldad y engaños que juran hacerte la vida talco. Con la respiración contenida, sin darme cuenta, intenté cerrar, pero metió su pie en medio y dió un empujón a la puerta para impedirlo, provocando que retrocediera un par de pasos.

-¿Tienes miedo? -Inquirió sin verme, detallando el lugar.

¿Miedo? Tal vez, antes de aquella conversación, no sentiría más que incomodidad y mala espina, pero después de eso... después de eso y con esta acción de entrar a la fuerza, sinceramente sí tengo miedo.

Inevitablemente, recuerdo nuestra última conversación de aquel día en que le hice el examen a Allie y puse a repasar a Brady.

**Flashback**

-Vuelvo enseguida.

Sin esperar respuesta me levanto y voy hacia la puerta. Cada paso que doy hacia la puerta, me da un mal presentimiento. Giro el pomo de la puerta y nada más que lo veo, mi mente sólo puede pensar en siete letras, una palabra: peligro.

-Profesor Nicolás, ¿qué hace usted aquí? -Intento verme normal, un poco sorprendida y tranquila ante su inesperada visita.

-¿Podría salir un momento y así hablar con más calma? -Me pregunta, haciendo un gesto de ir hacia afuera, ignorando mi pregunta.

La serenidad en su rostro y voz, sólo me causan nervios. Quiero negarme, mas presiento que no dejará de insistir hasta que acepte, por lo que aún dudosa, salgo de la residencia y me quedo frente a la puerta entreabierta, por si tengo que huir, que sea ahí dentro... No estaré sola en el piso, después de todo. Somos... seríamos tres contra uno.

-¿A qué vino, profesor Nicolás? -Voy directo, sin querer alargar la conversación.

-Tengo una propuesta para ti.

Alzo una ceja, sospechando de sus palabras y su sonrisa con pintas de malas intenciones.

-¿Propuesta? -Me abrazo a mí misma, esperando que los nervios se me calmen un poco- Sin que se moleste, profesor Nicolás, pero no estoy interesada en ninguna propuesta. Si me disculpa, voy...

Me alejo cuando su intención es tomarme del brazo para evitar que me vaya.

-Ni siquiera me ha dejado hablar, señorita Evans -Su semblante no parece afectado por mi acción, es más, sonríe como algo le gustara-. ¿Sabías que la muerte de tus padres y hermanos no fue un simple accidente?

Mis ojos se cristalizan con la mención de mi familia y lo que Nicolás Aslan está sugiriendo. ¿Cómo que no fue un simple accidente? ¿En realidad provocaron ese accidente? ¿Fue... intencional? Imposible... ¿cierto? Es que... ¿quién podría haberlo hecho? Nadie... no teníamos enemigos, que yo recuerde, que llegarán al punto de provocar ese accidente.

No.

Es Nicolás.

Ya lo entiendo.

-¿No quieres saber que fue lo que ocurrió? -Insiste, al ver que no digo nada, al cabo de unos segundos.

-Supongo que leyó sobre mí, cosa que está prohibida -Digo con voz firme, demostrándole que no va a manipularme con ese tema-. No diré nada para que no tenga problemas por cometer ese delito, pero le exijo que cierre ese tema que no le incumbe en lo absoluto.

-A mi no, pero a ti si te incumbe. ¿Quieres saber quién es el culpable del accidente de tu familia?

-Si fuera cierto, ¿qué querrías a cambio? Porque presiento que de gratis no me lo dirás.

Sonrío falsamente, ya dándome igual que note que su sola presencia me desagrada y ahora me cae peor que antes. Sé que no es recomendable seguirle el rollo porque eso es lo que busca para conseguir algo más, pero lo haré para ver hasta donde llega, lo que busca, lo que quiere... pero no me dejaré manipular.

-Para saberlo, primero debes pagar un precio.

Mete las manos en sus bolsillos, relamiéndose los labios mientras su ojos viajan por todo mi cuerpo, incomodándome.

Es cuando tengo la respuesta.

Niego y me río sin gracia, asqueada, molesta y asustada.

-¿En serio quieres que me acueste contigo para que a cambio me digas el nombre del supuesto asesino de mi familia? -Niego una vez más, riéndome con incredulidad, acercándome a la puerta sin que lo note, tratando de no estar demasiado cerca de él- Eso ni soñando, Nicolás Aslan. Jamás me acostaré contigo por saber un maldito nombre.

-¿No quieres justicia para tu familia?

-No pienso caer en tu juego.

Suelta una risita nasal que me pone los pelos de punta. Paso saliva, fingiendo valentía cuando estoy muy aterrada.

-Todos los días a las dos de la tarde en la biblioteca, ahí estaré. De ti depende dormir con la conciencia tranquila -Me da la espalda y comienza a bajar las escaleras de la entrada, pero antes de irse completamente, se voltea para decirme:-. Recuerda, Mónica, el tiempo corre y mi paciencia se agota.




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