Capítulo 19:
Brady Jones:
-Te veo más feliz que la última vez que nos vimos.
Mi sonrisa es inevitable que se amplíe al escuchar a Valery, mientras observamos a las chicas jugar.
Ayer, tras la presentación de la colección de Barbies de mi sobrina, nos acomodamos en la habitación de invitados y descansamos un poco del viaje. Más tarde llegó Adam y lo ayudé con la cena de nochebuena. Así, mientras cenábamos, pasamos un rato agradable que, si me lo preguntan, me gustaría repetirlo mil veces más.
Hoy era navidad y Via fue la primera en despertar, dando saltos y gritos de emoción por la cantidad exhuberante de regalos junto a la chimenea y la bandeja con las galletas y el vaso de leche que le dejó a Santa, vacíos. Adam se fue hace una hora, prometiendo volver pronto con el árbol navideño, ya que se habían agotado en la tienda y el que tenían había sufrido... daños. Mientras que mi chica estaba con mi sobrina en la sala, jugando con las Barbies, con Valery y yo observándolas desde el sofá.
Joder, mentiría si dijera que no me agrada muchísimo la idea de tener una princesita con mi chica y pasar todo el tiempo viéndolas jugar. Es adorable y divertido escucharla fingir una voz terriblemente chillona mientras manipula a la Barbie como si tuviera vida, y hace las cosas cotidianas de un ser humano.
-Creo... Creo que he llegado a mi límite de felicidad, tengo todo lo que puede hacerme feliz. -Respondo a Valery, guiñándole un ojo a mi chica cuando nota que la observo.
Aunque... es de momento. Esa sensación de felicidad plena es de momento, ya que... tal vez en un futuro... eso no haga más que crecer.
-¿Todo? -Asiento- Cada quien es feliz a su manera, yo misma me sentía feliz con nuestra familia nada más hasta que llegó Vía a aumentarla, a pesar de todo -Sonríe-. Y luego vino Adam, complementando así mi felicidad, nuestra felicidad.
Me río, ante la coincidencia de pensamientos de mi prima y míos. Justo llega Adam anunciando que trajo el árbol y voy a ayudarlo a colocarlo cerca de la chimenea. La tarea nos toma unos pocos minutos y, ante la insistencia de mi sobrina, nos volvemos a sentar y Adam buscando la cámara en la habitación, dejando que ella y mi chica sean las únicas autorizadas por Santa para decorar el árbol; palabras de la niña.
-¿Estás insinuado que seré más feliz si tengo un hijo? -Pregunto a Valery, refiriéndome a su comentario, antes de que llegara Adam con el árbol.
Se toma unos minutos para responder.
-Solo digo que la vida puede sorprenderte.
-Me gustaría tener un hijo que se parezca mucho a mí -Admito, con la emoción fluyendo en mi interior-. Pero que a su vez, sea la viva imagen de esa mujer que me trae como idiota.
-No la dejes ir si te tiene así de estúpido -La escucho sin decir nada, solo mi sonrisa permanece como una clara respuesta a eso. Aunque no le es suficiente con mi silencio y me quejo cuando me golpea el brazo-. En serio Brady, si vale la pena, no la dejes ir.
-Vale toda la jodida pena.
-Entonces, no la dejes ir.
-¡Mami! -Via silencia nuestra conversación, acercándose con una caja entre sus brazos- ¡Mira lo que la tía Nica me regaló por navidad! ¡Mira, mira!
-¡Qué bonito, mi amor! ¿Vamos a enseñársela a Adam?
-¡Sí!
Ella y la niña se marchan a la habitación en busca de Adam. Mónica, sonriente, se pone de pie, acercándose a mi lugar al mismo tiempo que me levanto del sofá.
-Le ha gustado. -Menciona, refiriéndose a la Barbie con su set de moda y maquillaje que le regaló a Via.
-Te dije que le gustaría -Le recuerdo, envolviendo mis brazos en su cintura, acercándola a mi cuerpo-. ¿Estás cómoda aquí?
-Lo estoy -Deja un beso en mis labios, sin dejar de sonreír-. Gracias por invitarme a venir contigo.
-Gracias a ti por aceptar.
Sonrío antes robarle un beso que nos deja sedientos de más. Nos reímos, con nuestras frentes juntas, abrazados, al oír la voz de Via.
-¡Tíos, me faltó la estrellita!
**
Mónica Evans:
El veintisiete en la tarde regresamos a la residencia de la universidad y justo llegando coincidimos con Allie, Thiago y Aka. Esta última nos invitó a una cena en su piso a las ocho, con el objetivo de compartir un rato memorable y el intercambio de regalos por navidad. A pesar de que Aka invitó a Dylan y a Leila, quienes al parecer pasaron nochebuena y navidad aquí, ninguno respondió a la invitación y dimos por hecho que no irían.
Pasábamos un agradable y divertido rato charlando después de la cena, en la sala, cuando me di cuenta que me olvidé el regalo de mi mejor amiga.
-Me voy a sentir ofendida, Mónica Evans. -Exclama Aka, falsamente indigna mientras me señala.
-Ya voy a buscarlo, no seas dramática. -Me río, dirigiéndome a la puerta para ir a mi piso.
-¿Te acompaño?
Me volteo, deteniéndome, para observar al pelinegro.
-¡Ni se te ocurra! -Interviene Wakanda, mirando con el ceño fruncido a mi novio- Quiero mi regalo y tú la vas a demorar.
-Claro que no. -Bufa, rodando los ojos, para luego observame mientras nos reímos.
-No te preocupes, solo me tomará un minuto o menos.
Le sonrío por última vez, recibiendo lo mismo de su parte, antes de salir por completo y bajar las escaleras. No tardo en sacar el juego de llaves, insertar la correcta en el cerrojo y abrir. Todo está oscuro y me dejé el teléfono en la mesita de la sala de Aka, por lo que a tientas y con poca claridad que deja entrar por la puerta, busco el interruptor.
La tarea me toma unos segundos nada más, costumbre de conocer muy bien el piso en el que vivo hace algunos meses. Nada más que enciendo la luz, todo ocurre demasiado rápido: Estaba por voltearme ante la inesperada y desconocida sensación de tener a alguien detrás de mí, cuando unas manos me cubrieron la boca y amenazaron con cortarme la garganta con una navaja, la acción provoca que mi espalda se pegue al cuerpo de la persona que me retiene.
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Editado: 23.08.2025