Capítulo 23:
Un día antes…
Domenica Puentes:
—¿Dome? —Escucho del otro lado de la línea.
—Samuel. —Saludo sentándome en mi cama.
—¿Qué sucedió? ¿Algún problema legal con la empresa?
—No… no es la empresa.
—¿Entonces?
—Es que es un tema muy delicado y ahora estás está en otro país, pero pensaba si podrías ayudarme desde allá, por favor.
—Cuéntame.
—¿Te acuerda que te hablé del caso de la muerte de mi familia?
—Si, me dijiste que se cerró clasificado como accidente. ¿Qué sucedió? ¿Se reabrió el caso?
—No —Niego aunque no me pueda ver, imaginándome su celo fruncido—. Pero quisiera que así fuera, bajo mucha discreción.
—¿Estás segura?
—Sí, lo estoy.
—Cuéntame cómo llegaste a esa conclusión y si tienes más detalles que me puedan ayudar, dímelos.
Le empiezo a narra todo, sin perder ningún detalle.
—¿Y entonces? —Pregunto al terminar— ¿Crees que puedas ayudarme?
—Siempre cuentas conmigo, Dome. Pero como no estoy allá, lamentablemente no voy a poder coger tu caso.
Hago una mueca, sintiendo una ligera presión en mi pecho por la decepción y el miedo de las palabras de ese anónimo.
—Pero te voy a ayudar.
—¿En serio? ¿Cómo?
—Hablaré con un buen amigo mío. Despreocúpate, es de suma confianza, seguro se llevarán bien.
—Vale. —Digo no muy segura de sus palabras.
La última vez que dejó un caso de mi empresa a manos de un amigo suyo por poco y me lleva a la quiebra. Espero no sea el mismo abogado.
—No es Jorge, tranquila —Dice como si me leyera la mente, y lo escucho reír cuando suspiro aliviada—. Hablaré con él mañana al mediodía que está libre, no te preocupes, el caso de tu familia se reabrirá nuevamente y harás justicia.
—¿Tú si crees que ese desconocido me quiera ayudar? ¿Que sea verdad lo que dice?
—Bueno, ha dejado en claro que hagas justicia —Hace una pausa—. Quizás quiere ayudarte o hundirte, eso no lo sabemos. Y en mi opinión, el caso de tu familia debe quedar completado, no incompleto como decía el informe policial. Solo que ahora hay más motivos.
—Espera —Digo confundida—. ¿Incompleto? Pensé que había sido un accidente y dieron por cerrado el caso como completo. No lo dudaba hasta que ese… hombre lo insinuó en el pasado, y ahora este anónimo.
Suspiro con frustración.
—No sé qué hacer, Samuel.
—Tranquila —Hace una pausa, antes de añadir en un tono más bajo y confidencial a pesar de estar charlando por teléfono—. El caso de los Evans cerró incompleto, siendo el accidente el motivo de los fallecimientos.
—No tiene sentido. —Murmuro, en un hilo de voz.
—Fue a propósito, Dome, date cuenta.Alguien quería, o quiere, callar la verdad —Suspira—. No te dije nada porque pensé que lo sabías y como no te gusta tocar ese tema, no mencioné nada.
—No, no lo sabía —Respondo y escucho la puerta principal abrirse—. Samuel, hablamos mañana, Dylan ha llegado.
No tengo que decirle más, lo interpreta todo: Dylan no puede saber nada de esto. Samuel sabe de mi pasado y de mi presente, él sabe que no soy feliz aquí, y si sigo en esta farsa es por mi hijo Randall.
—No te preocupes, Dome. Descansa, debes estar agotada con todo esto. Ah, y no te olvides de colocar todo para el caso en una carpeta.
—Sí, buenas noches —Me apresuro en colgar la llamada y fingir estar jugando solitario en mi celular cuando la puerta de la habitación que comparto con él se abre y por ella aparece Dylan—. Oh, hola. No te escuché llegar.
Fuerzo una sonrisa sin que se vea tan falsa y voy a su encuentro y besar sus labios con un pico por costumbre.
—Hola —Me agarra de la cintura y profundiza el beso con una rudeza que no me gusta. Su mano izquierda deja mi cintura y se encuentra con la mía y me arrebata el celular apartándose de mí—. ¿Otra vez jugando solitario? —Bufa con una sonrisa socarrona— Sabes que eres mala.
—No me quiero rendir tan fácil —Me alzo de hombros restándole importancia a su comentario que me supo mal—. ¿Cómo te fue?
—Qué día tan agotador. —Murmura dejando mi teléfono en la cama y comienza a quitarse el saco.
—Me imagino. —Lo ayudo a quitarse el traje y poner todo en su lugar.
—¿Y a ti? —Me agarra de la cintura y me hace sentarme en su regazo.
—Como siempre.
—¿Y Randall?
—Está en su habitación con los deberes. —Sonrío, ante la mención y recuerdo de mi hijo.
—¿No lo ayudas?
—Me pidió hacerlo solo —Hago un puchero—. Prácticamente me echó de su habitación —Se ríe un poco y vuelve a la seriedad que lo caracteriza de hace mucho tiempo atrás—. ¿Qué pasa?
—¿El sábado estás libre?
—Ohm… No lo sé, debo averiguar con Tobías, él controla mi agenda. —Le lanzo una mirada nerviosa que disfrazo con falsa pena.
Mentira. Sí estoy libre, pero no quiero citas ni nada de eso ahora. No puedo. No quiero. No tengo deseos. No me gusta. No con él. Tengo ahora en mi cabeza otras cosas como para fingir felicidad saliendo a citas con Dylan.
—Bueno, averiguas y me dices. ¿Ok? —Me levanta de su regazo y seguido lo hace él.
—¿Para qué?
—Sin preguntas, iré a bañarme. —Me da un último beso y se dirige al baño.
**
Actualidad…
Mi celular suena en la habitación y miro la hora en mi reloj, sólo falta un poco para que Dylan llegue del trabajo. Nerviosa, llego a la habitación y cojo la llamada de mi abogado.
—Buenas tardes, Samuel.
—Buenas tardes, Domenica. Acabo de hablar con mi amigo y le comenté tu caso.
—¿Aceptó?
—Por supuesto.
—Ay, qué bueno. —Susurro llena de felicidad, con una mano en mi pecho.
—Si, oye, hoy estoy muy apresurado, por tanto, te digo rapidito que le di la dirección de tu casa y le dije a la hora específica que iría mañana. Él va a decirte que irá de parte mía. Seguro te pregunta con respecto a los casos anteriores que he llevado, también le dirás todo eso que me dijiste a mi ayer. Y no te preocupes, él es el mejor para esto.
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Editado: 16.11.2025