Pasiones Prohibidas

Capítulo 24

Capítulo 24:

Brady Jones:

—¿Amor? —Alzo la mirada y me encuentro a Kim, recostada al umbral de la puerta de la habitación.

—¿Sí?

—¿A dónde vas? —Pregunta y se acerca a colocarme la corbata, aunque está perfecta—. Creí que estabas libre.

—Lo siento —Beso su frente—. Tengo un caso nuevo con un nuevo cliente.

—Adivino, Samuel te ha dejado otro de sus casos “urgentes”.

—Sí.

—¿Y a quién es esta vez?

—Domenica Puentes —La veo quedarse pensativa unos breves segundo mientras agarro mi maletín—. Volveré temprano.

—Te amo.

—Te quiero. —Beso su frente otra vez y me voy rápidamente, para evitar ver la tristeza en sus ojos al no corresponderle ese «Te amo».

Pero, ¿Por qué ella me sigue diciendo esa maldita frase si saber cuánto daño le causa el no recibir las mismas palabras de mi parte?

**

Luego de unos minutos esperando en el porche de la casa de Domenica Puentes, la puerta se abre y mi respiración se corta al ver el rostro tan familiar… cómo la mujer de mi pasado… Mónica. No. Basta. No es ella.

—¿Sí?

Carraspeo antes de hablar.

—¿Señorita… Puentes? —Pregunto para confirmar. Desde la última vez que la vi de lejos era rubia, ahora lleva su cabello color chocolate cayéndole en ondas sobre sus hombros desnudos… ¿Irá al gimnasio? Es que su figura, y esas curvas de muerte son ufff…

Mierda, que tengo novia.

Y mi primer amor que no olvido.

—Eh… sí soy yo —Asiente un tanto ida y frunce el ceño desconfiada—. ¿Usted es?

—Brady Jones, seré su abogado en su caso —Expreso tratando de inspirarle confianza y evitar un problema en mis pantalones. Me preocupo al verla tambalearse y jadear ¿sorpresiva?—. ¿Se encuentra bien?

Avanzo dos pasos, pero me detengo al verla retroceder. ¿Se habrá dado cuenta de cómo la miré? Mierda. Espero no haber dado una mala imagen de mí.

—Más que bien —Respondió en un hilo de voz y abrió la puerta por completo, haciéndose a un lado para dejarme pasar—. Pase, por favor.

—Gracias.

Su casa por dentro es de colores fríos y sombríos, muy diferente a la fachada de afuera que se ven colores cálidos. Casi no hay decoración, salvo por algunas fotografías. Todo se ve muy simple, elegante y caro.

—Samuel no me dio muchos detalles del caso —Menciono y tomo asiento donde me indica en silencio—. No me dio ninguno a decir verdad, solo instrucciones para y al llegar.

—Sí, es que quiero mucha discreción con esto —Desvía un poco la mirada— Mi… novio no tiene idea de esto, así que por favor —Junta sus manos como si rezara, mirándome suplicante—, le pido discreción. Samuel me aseguró que eres de su gran confianza.

Sonrío, ligeramente ante el cumplido de mi amigo y colega de trabajo.

—No hay problema con eso. Y sí, soy de confianza total, puedes contar con la discreción del caso para todos, excepto datos personales y algunos otros detalles, como usted sabe, que se debe quedar registrado en el buffet. Pero lo retrasaré lo más que pueda.

Aunque me pica la curiosidad por saber por qué tanta insistencia en mantener el secreto ante su novio, no menciono nada.

—Mil gracias.

—No he hecho nada aún por las que deba darme las gracias, y en todo caso, no tienws que hacerlo —Sonrío— ¿Tienes la carpeta?

—Ya se lo traigo —Se va unos momentos y regresa con él, en sus manos—. Aquí está.

—Veamos… —Lo agarro en mis manos y lo abro, empezando a leer.

—¿Quiere algo de beber? —Me pregunta antes de poder leer la primera línea. Alzo mi cabeza para verla y me mantengo neutro aunque quisiera reírme al verla tan nerviosa— ¿Agua? ¿Café? ¿Té?

—Café estaría bien.

Asiente y se pierde de mi vista. Vuelvo a la carpeta y continúo la lectura, quedándome cada vez más con intriga, teorías e incógnitas que voy descubrir… pueden darlo por hecho. Voy a descubrir por qué tantas coincidencias con el pasado de Domenica y el pasado de… Mónica. También voy a resolver el caso incompleto. Ahora.... ¿Cabría la posibilidad que ella…? Es que… ¿Evans? Si se apellida Puentes, ¿cómo es que tiene el Evans? ¿Su madre?

—Aquí está, señor Jones. —Salgo de mis pensamientos y acepto el café sin dejarla de mirar a detalle, buscando alguna cosa que me indique que si es ella.

—Señorita Puentes…

—Dígame Domenica.

—Domenica —Me corrijo e intento concentrarme en el caso primero y las posibles preguntas que debo hacerle—. ¿Tiene a alguien en mente que haya podido enviar esto?

Le muestro las notas anónimas y niega, pasando saliva.

—No —Responde por lo bajo—. Cómo bien sabe, mi familia murió cuando tenía dieciocho, desde entonces sólo hemos sido mi amiga, mi cuñada, mi novio… y yo. Hubo un tiempo en que conocí a otras personas, y puedo sospechar de uno en específico, pero tengo la certeza que no fue él.

—¿Por qué?

—Está muerto.

¿El bastardo de Nicolás? Ah, maldita sea. Cómo pretende la vida que no busque a Mónica en mi clienta Domenica si me sigue lanzando estas coincidencias.

—Me recuerda a… —Me callo cuando me doy cuenta que me iba a ir de boca con ella— Perdón —Sonrío apenado—, es que me recordó a una hermosa mujer de mi pasado.

—Su novia. —Afirma, con cierta duda y una sombra de tristeza en sus ojos.

No pienses en ella, Brady. Solo es coincidencia. Solo eso. Pero, ¿Por qué se pone así e intenta disimularlo?

—Ex novia —Corrijo, esperando alguna reacción de su parte, mas vuelve a la serenidad… o finge eso—. En fin, ¿desde cuándo comenzó las notas y llamadas anónimas?

**

—Eso sería todo —Comunico levantándome, sintiendo alivio. Joder, que llevo no sé cuánto tiempo con dolor en el culo—. Dame hasta mañana para tenerte un adelanto, ¿bien?

—Sí —Asiente con efusividad—, gracias señor Jones.

—Brady —Extiendo mi mano hacia ella—, llámame Brady.

—Brady. —Estrecha mi mano con la suya y siento como ese pequeño tacto acumula la sangre de mi cuerpo en un solo lugar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.