Pasos en confrontación

Capitulo 1

--¡¿Dónde demonios esta Marianne!?—Dijo muy malhumorado el señor Seymour.

--Thomas creo que deberías calmarte, asustas a Minnie May—Trato de calmarlo su querida esposa.

--Yo no estoy asustada mamá, ya estoy acostumbrada a sus cambios de humor—Dijo la más pequeña de la familia alzando los hombros y con una cara relajada.

En realidad, todos sabían dónde estaba Marianne, pero la señora Seymour solo quería tratar de no hacer un alboroto esta vez como cada Domingo.

Mientras tanto en el centro de la ciudad estaba una joven saliendo del teatro de lo más preocupada aun con su traje de ballet puesto.

--Maldición! Me temo que voy tarde. Papá me matara—Grito Marianne un poco desesperada por el retraso a la cena con su familia. Donde su padre la estaría esperando para contarle según sus palabras las nuevas y excelentes noticias.

--¿Por qué tanta precipitación Marianne? No es habitual en tu conducta...—Añadió su amiga Isabela quien pocas veces había visto tan alterada a su amiga.

--Ya te lo eh mencionado mi padre me castigara severamente! Si llego tarde a esta cena.--

--¿Y por qué es tan importante?

--No lose dijo que debía decirme algo de suma importancia.--

--Tranquilízate, de igual forma ya vas tarde.--

--¡Si es verdad, pero tengo que evitar llegar más tarde!-

Al ver tan preocupada a su amiga. Isabela decidió llevar en su carruaje a Marianne para alcanzar aquella tan importante noticia que el señor Seymour estaba por gritar a los cuatro vientos.

Al cruzar silenciosamente la puerta principal de su hogar. Noto que su padre estaba de brazos cruzados frente a ella.

--Solo un favor te pedí Marianne—Comenzó a hablar el señor Seymour—Y ni eso has podido darle a tu padre. Mira a Minnie May quien cumple con todo lo que se le pide y a tus hermanas las cuales ya se han casado primero que tú, quien debería haber puesto el ejemplo a todas ellas.

--Puedo ver a Minnie May detrás del umbral de la puerta ¿no debería estar en cama? —Inquirió Marianne desafiando a su padre.

--¡Minnie May!

--Le quitan lo divertido a la vida—Dijo la pequeña subiendo las escaleras hacia su habitación.

El padre de ambas jovencitas quien ahora estaba más enojado miro como Minnie may subía a prisa mientras que Marianne trataba de no soltar una carcajada.

--Ya basta—Volvió a mirar a Marianne—Es momento de madurar y que dejes ese inútil pasatiempo. Ya eres una mujer y tienes que actuar como tal. Entonces como nada de lo que eh hecho es suficiente para que dejes esa estupidez de baile eh decidido que te casaras.

--¿Qué? —exclamo Marianne sin poder creer lo que acababa de escuchar.

La señora Seymour con una preocupación reflejada en su rostro se acercó a su hija lentamente para que no se alterara.

--¿Mamá que está diciendo…?

--Hija es tu oportunidad de casarte y formar una familia con un hombre que te va a dar todo lo que necesitas y no te hará falta nada...-

--¿Tu sabias esto? —Al ver la expresión de su madre supo la respuesta--¿Cuánto tiempo lo han estado planeando?

--Tu padre solo está preocupado por ti y tu futuro...-

--Mi FUTURO es el ballet madre, es lo que yo amo y si me caso me lo quitaran, es injusto como los hombres pueden hacer lo que se les da la gana sin recibir ningún reproche de la alta sociedad, mientras que nosotras solo nos casamos y hacemos lindos bebes—Confeso sus pensamientos dolida hacia sus padres con esperanza de que la entendieran. Sin embargo, su padre indignado por sus comentarios y cansado de su actitud rebelde dio un paso al frente.

--Esto ya está decidido y hace unos días que eh hablado con el honorable señor Fyodor Ivanov y.…-

--¿¡Con ese viejo!?—Miro a su madre exaltada—Podría ser mi abuelo...!--

--Es un privilegio que haya aceptado casarse contigo a pesar de tu edad, deberías estar agradecida Marianne—Comento su padre.

--Él es el que tiene un problema con mi edad? ESTA A UN PASO DE LA TUMBA, ¿¡Y LA AGRADECIDA TENGO QUE SER YO!? ¿Me estás hablando enserio? --

--Es mi última palabra y no está en discusión. —Después de dictar la sentencia de muerte desde la perspectiva de Marianne, se dirigió furiosa a su habitación mientras a sus espaldas oía las palabras de remordimiento de su mamá.

Lo que a los ojos de los señores Seymour parecía una última oportunidad para su hija, era para Marianne en realidad una tortura por dejar su pasión. Ya que conocía bien al señor Fyodor y sabía que la haría dejar el ballet.

Después de esa noche Marianne solo pudo refugiarse en las paredes de mármol del teatro, durante toda una semana pensando en que esas serían las últimas veces que se sentiría libre. Aún no había fecha decidida, pero sentía que su padre la podría casar mañana mismo si él quisiera. Sin embargo su desempeño en el ballet no había cambiado.

Una tarde de viernes en el teatro, el maestro de la obra se acercó a Marianne.

--Me gustaría hablar contigo señorita Seymour--Dijo con palabras alargadas el profesor.Marianne lo miro intrigada --quiero darte tu propio solo en la próxima presentación en unos meses.--

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