Capitulo 7

Con la primera luz del día, ya bien vestido y preparado, salió de su habitación. El personal que lo acompañaba lo siguió con pasos apresurados, haciéndole una lluvia de preguntas como: “¿Desea desayunar primero, señor? ¿Hay que despertar a su hermana? ¿A dónde va, señor? ¿Necesitará recibir visitas hoy?”, pero él simplemente respondió con calma: “Mi madre está aquí para encargarse de la casa, necesito salir.”

Andrew no permanecía en casa mucho tiempo desde que llegaron del extranjero. Tenía que ponerse al día con todo lo que tenían aquí. Hablaba con abogados y asistentes financieros, mayordomo etc. Para asegurarse de no dejar nada de lo que su padre había dejado para el tras su muerte. Sin embargo ese día tenía que encargarse de una cosa en específico. Volver a ver a sus amigos.

Con membresía limitada a invitación, estaba llegando Andrew a este lugar el cual sólo estaba abierto a los más privilegiados hombres de la alta sociedad. El “Exclusive Society Club” un salón elegante y varonil, donde los caballeros discuten intereses en común, hablan de política, negocios y por supuesto, de la damas.

Sentado en una mesa del club junto a otros caballeros, conversaban sobre los exitosos proyectos de cada uno, hasta que surgió el tema de las nuevas debutantes.

—Te dije que deberías haber venido conmigo —comentó Christian Kingsley, mientras tomaba un trago de su vaso.

—Estoy recién casado, ¿y quieres que me marche? —respondió Gregory Everard, cruzando los brazos.

—No sé tú, amigo, pero creo que debiste esperar para ver a las debutantes de este año —replicó el señor Kingsley.

—Así es, las señoritas se ven prometedoras —intervino Sebastian Wentworth en la conversación.

—Espero que a partir de ahora tengan cuidado con lo que dicen; mi hermana es una de ellas —Intervino Andrew Blackwood.

—Hombre, tu hermana es una dama impecable, pero yo ya tengo puesto el ojo en la señorita Seymour —añadió el señor John Thorne, hermano mayor de la señorita Diana.

—¿Seymour?…¿Cuál de todas ellas? —preguntó Andrew, recordando su encuentro con las cinco señoritas.

—¿De qué hablas hombre? Solo hay una señorita Seymour debutante; las demás ya están casadas.—

—No olvides a la mayor —corrigió John a Gregory, con un tono cansado. Aunque su hermana era amiga de la señorita Seymour, a él no le agradaba lo entrometida que era.

El giro en la conversación despertó el interés de Andrew. Comenzó a observar su copa frente a el.

—¿La mayor?— Preguntó

—Sí, ya sabes, la oveja negra de la familia —respondió John mientras servía un poco más de whisky en su vaso de cristal.

—Yo tuve un encuentro desagradable con una de ellas en el baile de los Spencer.— Hizo una pausa recapacitando en no hablar mal ni de ella ni de nadie— …Pero no se quien de ellas era.

—Mala suerte la tuya si te topaste con la señorita Marianne. Ella es la mayor, y cada vez que una de sus hermanas debuta, se vuelve simplemente insoportable —comentó el señor Wentworth.

—Es verdad, en el debut de la señorita Marie, ni siquiera me dejó acercarme.—

—Bueno, por algo será —se burló Gregory a Christian, recordando cómo la mayor de las Seymour lo había humillado en varias ocasiones.

—La que acaba de debutar, ¿cómo se llama? —Andrew comenzaba a preocuparse después de escuchar a sus amigos. ¿Habría tomado una buena decisión al permitir que las señoritas Seymour se relacionaran con su hermana?

—¿Minnie May? ¿Te interesa acaso? Si es así, te advierto que tengas cuidado; es la adoración de Marianne, y si antes era insoportable, ahora lo será aún más tratándose de ella —le advirtió Christian Kingsley.

—Bueno, es solo que Rosalie creyó que sería bueno servir una fiesta de té con las señoritas Seymour como invitadas.—

—Te deseo suerte, la necesitarás —John palmeó el hombro de Andrew—. Pero quiero que sepas que Minnie May es mi primera elección.—

La conversación terminó, pero Andrew se quedó con muchas dudas, pues no quería que su hermana estuviera rodeada de malas influencias. Sin embargo, al notar que el tema de la conversación había cambiado rápidamente, decidió no preguntar más. Ya tendría tiempo para aclarar dudas con su madre, pues recordaba que ella conocía a la familia.

No obstante, lo que Andrew no sabía era que la mala interpretación de esa conversación le traería problemas en el futuro.

Mientras tanto en la mansión de los Seymour una pequeña bajaba a prisa las escaleras de su hogar sosteniendo su vestido para no caer.

—¡No habrás esa puerta!—

—¿Pero que...—

—No puedes salir de esta casa. Te lo advierto Marianne—

—Minnie May, Isabela espera con su carruaje afuera para irnos al ensayo. ¿Que es lo que quieres?—

—¿Es que acaso no te acuerdas? Hoy es la fiesta de te con la señorita Blackwood y prometiste acompañarnos.—

Marianne que se encontraba con la mitad de su cuerpo fuera de la casa, dio unos cuantos pasos para quedar frente a Minnie May. Estos días apenas y podía ir al teatro a conectarse con lo que le apasiona. Sin embargo había una presentación cerca y no debía faltar.

—Bueno ahora te prometo que llegaré a tiempo para arreglarme e irnos— tomo con delicadeza el rostro de la menor.—Sabes que a ti no puedo fallarte ¿Verdad?—

—Lo se, pero ¿Por qué no te quedas?, así me ayudas a elegir mi vestido, no quiero hacer el ridículo en mi primera fiesta de te.—La niña puso sus manos encima de las de su hermana, dándoles un pequeño apretón.

—No puedo Minnie May, ya he faltado el otro día, tengo que ponerme al corriente. Además mamá y Miranda te ayudarán.—

—Pero no es lo mismo—

—¿Sabes? creo que ellas te aconsejaran mejor que yo. Y también podrás pasar tiempo con nuestras hermanas antes de que se vayan,siempre te quejas de que las extrañas y ahora que las tienes aquí no quieres pasar tiempo con ellas.—

La mayor estaba apurada, se le estaba haciendo tarde y no quería ser reprendida, bueno, no quería darle otra razón a su profesor de gritarle, ya había faltado una vez y sabía que si llegaba tarde ese día tal vez no saldría viva o le quitarían su solo lo que era aún peor.