El señor Ivanov se acerco, hizo una reverencia y después besó la mano de Marianne. Entonces Marianne entendió que su padre no estaba exagerando, pues estaba claro que el señor Ivanov quería casarse tan pronto como fuera. Decidida a evitarlo durante la noche, se limitó a sonreír y sin intercambiar palabras tomó la delantera en su familia para entrar al baile.
Mientras subía las escaleras con su familia, y su padre hablando con el señor Ivanov detrás, se pregunto si este hombre querría atreverse a tocarla delante de todos, y temió que la invitara a bailar, que aunque fuera poco probable de un hombre como el, ese miedo seguía dentro de Marianne.
Los pensamientos, la carcomían por dentro pero ya era hora de entrar, pues se abrieron las puertas del gran salón frente a ellos y un golpe de realidad la meneó. Como si su hermana Marie supiera como se siente, entrelazo brazos con ella y entraron juntas por delante. Lo cual aprecio Marianne pues su hermana debía entrar con su esposo y al contrario la eligió a ella. Finalmente se desplazaron entre el gran salón para saludar a los anfitriones.
Toda la familia se acerco y uno a uno hicieron una reverencia, después saludaron cómo era costumbre y como siempre tenían que caminar con cuidado de no pisar el costoso, extravagante y lujoso vestido de Lady Radcliffe que al parecer este año había optado por un broche de diamante bastante grande como para no ser apreciado a simple vista. Al final de que todos se despidieran, lady Radcliffe llamo a Marianne para hablar un poco más.
—Mi querida Marianne.—Marianne se volvió hacia la anfitriona.—¿Puedo saber que pasa contigo hoy querida? ¿Acaso tu padre no ha querido gastar esta noche en ti? —
Marianne no sabía a lo que se refería, así que parpadeo perpleja y después continuó con sutileza.
— Me temo que no se a lo que se refiere, Lady Radcliffe —
—Querida, el vestido que llevas hoy es verdaderamente encantador. Sin embargo, me preocupa que aún no hayas contraído matrimonio.—Marianne sabía a lo que lady Radcliffe quería llegar, así que la dejo seguir hablando, tomo una copa que uno de los sirvientes le ofreció, para después tomarla con rapidez.
—Debes recordar, mi querida, que en medio de estas distinguidas damas, sigues siendo una joya de inestimable valor. Mírate bien,— la señaló con su abanico aún cerrado.—eres una mujer de virtudes notables, y sin embargo, el destino no te ha favorecido aún con un esposo. Quédate a mi lado esta velada; tengo en mente presentarte a un caballero que, sin duda, podría encontrar en ti un objeto digno de su interés.—
—No sabe cuánto aprecio su generosidad, me halaga tanto con lo que dice sobre mi y que me quiera ayudar me hace sentir muy feliz. Pero Lady Radcliffe..—
—No cariño, yo siempre te ayudaré para lo que necesites, insisto en que pases la velada conmigo.— Marianne ya estaba acostumbrada a tratar con lady Radcliffe, así que no se inmutó cuando fue interrumpida.
—Me temo que si requiero su ayuda, más no es para mi. Mi hermana menor Minnie May.—Marianne señaló a su hermana con la mirada para que las dos pudieran apreciarla.—Quiero el mejor esposo para ella.—
Al momento lady Radcliffe entendió todo. Marianne quería otro año de matrimonio perfecto para su familia y a la señora le encantaba la idea. Después miro a Marianne fascinada por ayudar a encontrar el marido perfecto.
—Marianne tu siempre eres tan dulce. Siempre quieres lo mejor para tus hermanas. Por eso yo te admiro tanto querida.—Marianne suspiro aliviada al saber que también tendría el favor de Lady Radcliffe para Minnie May.— Tu diviértete, está noche yo me encargaré de tu hermana.—
Y así fue, la joven solo pudo ver como lady Radcliffe se iba para comenzar con su "trabajo" de casamentera. Aunque también aprovechaba la oportunidad de presumir su vestido.
Después de la conversación y ganar la complicidad de la anfitriona. Marianne se relajo pues no tendría que hacer demasiado esfuerzo esta noche. Pues tan solo unos momentos después, la señora Radcliffe se desplazó entre toda sociedad cambiando la percepción de todos sobre Minnie May.
Marianne divisó a Isabella en la mesa de postres, los cuales lucían exquisitos junto a unas frutas exóticas que se exhibieron para su consumo y por supuesto copas de los licores más costosos. Su amiga y ella comenzaron entonces a pasarla bien, mirando desde lejos, hablando de todo lo nuevo, Marianne incluso le contó sobre lo que había sucedido con el señor Ivanov y pudo recibir consuelo de su amiga. La noche transcurrió con ellas charlando.
—¿cómo le va a la señorita a Blackwood con tu ayuda?—
—Apenas y eh podido ayudarla.—Comento tomando un trago de licor.—Creo que el hijo del capitán es adecuado para ella.
—Es un joven decente pero no sería mejor el joven Pembroke…?—Ambas voltearon la mirada al susodicho.
—¿Pembroke? Ya tiene sus años, no lo olvides Isabella…—Isabella se quedó callada repentinamente.—Eh escuchado que no huele tan bien, ya se que se la pasa atendiendo a sus caballos pero debería ducharse mas seguido si se expone tanto al fango ¿no lo crees? Siempre pienso en por qué los hombres tienen que ser tan tontos todo el tiempo, quiero decir..— Marianne se detuvo abruptamente pues su amiga tenía una expresión de extrañeza y una sonrisa fingida.
Marianne se dio la vuelta. El señor Blackwood estaba detrás de ella.
—Mi hermana Rosalie deseaba que viniera a solicitarle—Comenzó a decir—si tuviera la gentileza, que nos honrara con su compañía. Aunque, me temo que la dama parece demasiado ocupada en este momento, ocupándose de hablar a costa de otros. Me temo que mi hermana se equivocó con usted.—El hombre se dio la vuelta y comenzó a alejarse sin darle una oportunidad a Marianne de defenderse.
Marianne volteó a ver a su amiga y ambas perplejas no sabían desde hace cuanto este hombre las estaba escuchando.
—¿De donde salió?…Marianne el caballero pensara que somos unas personas insolentes.—