Pasos en la habitación de al lado

-2-

Escuché un poco de alboroto en la entrada y quise ver que ocurría. Me puse de pie y me dirigí hasta donde se encontraba Lis. 

- Perdone, pero no puedo aceptar esto. Quizá se equivocó de dirección. 

- No señorita. 604, este es el número. Le pediré que firme por aquí por favor –dijo mientras le extendía una hoja con el bolígrafo. 

Lis firmó y tomó el paquete mientras cerraba la puerta y se dirigía hacia la mesa. Dejó el paquete en ella y con una expresión de confusión fue abriendo la caja. Al abrirla, ambos nos sorprendimos por el contenido. Dirigí mi vista hacia ella y pude ver lo pálida cual papel se había puesto. 

- ¿Qué es esto? -dijo a penas por su temblorosa voz. 

- Calma, permíteme. 

Dentro de dicho paquete, se encontraban muchas fotos de ella haciendo las diferentes tareas que tiene durante el día. Al ver dicha escena, fue inevitable que mi piel se erizara. Cada una de ellas tenía una cruz hecha con un marcador negro en su cabeza. 

- ¿Quién haría algo como esto? -decía totalmente asustada. 

- No lo sé, pero creo que no puedes quedarte sola. Tal vez esto es una advertencia de alguien que quiere dañarte. 

- Estoy muy asustada Brais ¿Y si algo le pasa a mi familia? No me lo perdonaría. No sé quién es esta persona que me amenaza de esta forma, pero quiero tomar mis precauciones. ¿Puedo quedarme contigo unos días? Si no te molesta, claro. 

¡Dios! No creí que este día llegaría. Que emoción me genera tenerla cerca.  

- Desde luego que no me molesta en lo absoluto. Tu compañía para mí siempre será grata.  

- Muchas gracias, en serio. No seré molestia. 

- Claro que no lo serás. Además, es por tu seguridad. 

- Iré a empacar algunas cosas. 

- Te espero aquí para ayudarte con tu equipaje. 

Luego de que Lis terminara de empacar, tomamos cada una de sus pertenencias y nos dirigimos hasta mi apartamento. 

- No está del todo ordenado, perdón -los nervios de tenerla dentro de mi hogar eran más grandes que la vergüenza por el desorden que había en el lugar. 

- No te preocupes, está perfecto. 

Lis tuvo que ir a ver unos asuntos que tenía pendiente en su trabajo y por más que me ofrecí a acompañarla, se negó rotundamente. Tuve los nervios de punta tanto por em hecho de que estaba sola y cualquier cosa podría pasarle, como también por el hecho de que no pensé a la hora de aceptar que se quedaría aquí sin planear donde dormiría ella. 

Bueno, tendré que dormir en el sofá por un tiempo. Ahora que lo veo, se ve cómodo. Sí... claro que lo será. Trataba de convencerme de ello hasta que el timbre sonó. Fui hasta la puerta y la abrí. 

- ¿Qué?  

Recogí una nota que había en el suelo y mi pánico aumentó. 

“No te librarás tan fácil Elizabeth. Él no puede protegerte. Ni siquiera puede con él mismo” 

Okey, eso me dolió en mi orgullo. Llevo viviendo más de 5 años solo, claro que puedo cuidarme. Bueno... tal vez mi madre venga a verme una vez a la semana, pero eso no dice nada. 

<<Llamaré a Lis>> 

Una... dos...tres... cada vez sonaba hasta el buzón.  

<<Okey, calma. Todo está bien. No te alteres. Tal vez no contesta porque debe estar ocupada>> 

Traté de calmarme un poco ordenando el desastre al que llamaba apartamento y la tarde se pasó increíblemente rápido. Lis llegó y procedí a preguntarle. 

- ¿Todo bien? 

- Claro, todo perfecto. Obtuve lo que pude en la escuela y volví lo más rápido que pude. 

- Es que, te llamé y me preocupé que algo te hubiera pasado ya que no contestabas. 

- Qué raro. Seguramente no escuché mi teléfono. Perdona por la preocupación innecesaria. 

La noche fue la más difícil. Estoy casi seguro que Lis tampoco pudo pegar un ojo en toda la noche. Espero que podamos resolver esto pronto...

 

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