De vuelta con Brais y Lis...
- Basta –en medio de carcajadas fue lo único que pude formular.
- Fue lo más chistoso que me paso hoy –dije con un dolor en mi estómago debido a la lluvia de risas entre los dos.
- Me alegra que te esté yendo de maravilla. Hey, quería mencionarte algo que me tiene un poco inquieta.
- Soy todo oídos
- Durante esta semana (sí, ya llevábamos alrededor de 2 semanas viviendo bajo el mismo techo) he sentido algo extraño de camino al trabajo.
- ¿Qué cosa? -ese comentario me puso los vellos de punta
- Percibo que alguien me sigue. No desde cerca, pero sí puedo sentirlo. No sé quién sea, pero el otro día decidí dar un desvío que normalmente no hago para comprobarlo y al darme la vuelta, vi como alguien se encondía entre los arbustos.
- Vaya. He estado pensando en esto y creo que deberías informar en tu trabajo para que puedas ver la forma de hacerlo desde casa. No es seguro que andes por ahí en este momento.
- Sabes que aunque quiera no puedo. Debo hacer clases, es de lo que dependo –con su mirada de dulzura extrema, acarició mi mejilla en señal de resignación.
- Bien, pero me avisas cuando llegues a tu trabajo y cuando ya hayas salido ¿de acuerdo?
- Está bien –dijo con esa sonrisa que me enternece.
Estas noches no han sido del todo malas. Pude encontrar la comodidad en mi sofá y hacerla de un lugar totalmente agradable para pasar el sueño. Soy el primero en despertar para poder recibir a Lis con un desayuno espectacular. Preparé nuestras habituales tazas de café y un omelete para cada uno.
- Buenos días -llegó con una sonrisa que me pone los nervios a flor de piel -¿Qué tal tu mañana?
- Buenos días. Todo bien, dormí de maravilla ¿y tú?
- Todo genial.
Miró la mesa y todo lo que había preparado para ambos con asombro.
- Vaya ¿lo hiciste tú?
- Claro, quería recibirte con lo mejor.
- Aww, realmente lo aprecio –se levantó de su asiento para depositar un corto beso en mi mejilla haciendo que un ligero sonrojo se pusiera en ella.
- Gracias... digo, no hay por qué. Es para mí un comer... quiero decir, placer que te guste –dije con una risa nerviosa ¿qué es lo que me sucede? -creo que es hora de poder disfrutar esto y que puedas ir en camino a tu trabajo.
- Cierto, muchas gracias por la comida.
Sin duda esta mujer, es lo más bello que tengo y he tenido en mi vida. Que hermoso sería tenerla como mi novia. Ya pronto tendré el valor de pedírselo formalmente.
El pasar del día fue un poco aburrido, no se me ocurría nada que pudiera hacer. Revisé la alacena y decidí que era hora de ir de compras para abastecer el hogar.
Tomé mis llaves y unas bolsas y salí de casa. Caminé hasta el market más cercano donde trabajaba la amable señora Ross. Al entrar, le di una amigable sonrisa y emprendí con mi lista en mano a buscar lo que necesitaba.
¿Deberé llevar esta hermosa rosa para Lis? La veo y pienso en ella... sí, definitivamente se la llevaré. Es tan hermosa como ella.
Terminé de comprar y salí de la tienda despidiéndome de la señora Ross. Iba caminando, pero detuve mi paso al sentir una presencia detrás mío. No alcancé a dar la vuelta completa cuando mi vista se nubla y pierdo el conocimiento.
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Editado: 03.04.2022