Pasos en la habitación de al lado

-12-

Tengo que salir de aquí, siento que me volveré loco. Ya perdí la noción del tiempo ¿Qué día es?  

- De pie, es hora. 

- ¿Hora? ¿hora de qué? 

- Hora de irte, ya no te necesitamos. 

- Eso es... ¿bueno? 

- Para ti, probablemente sí. 

Me tomó de la camisa y me llevó arrastrando por el pasillo, mis ojos pesaban por lo que no pude distinguir el lugar. De un momento a otro estaba en el frío suelo de mi apartamento. Me levanté asustado y casi sin fuerzas. Visualicé mi alrededor en busca de alguna señal, nada. Todo estaba en penumbras y silencio. Recorrí el lugar en busca de Lis. Como pensaba, no estaba. Había una nota que decía: 

 “Estaré de vuelta pronto, tranquilo. Con amor –Lis-”  

Ay no, espero que no sea lo que pienso. Junto a esta nota de Lis, había una tarjeta “Oficial Park, llamé al ***********”. No dude ni un segundo y marqué a dicho número en busca de respuestas. 

- ¿Bueno? -dije al momento en que contestaron de la otra línea. 

- Buenas noches, el oficial Park habla, diga –respondieron del otro lado. 

- Hola oficial, mi nombre es Brais Hernández, encontré esta tarjeta sobre mi encimera y me gustaría reportar una desaparición y levantar cargos por secuestro. Mi nombre es Brais.

- Un momento, ¿Brais? ¿De casualidad conoce a la señorita Elizabeth Garza? ¿Es usted el desaparecido?  

- ¿Sí?, es urgente que venga aquí. Unos tipos raros me dejaron aquí luego de tenerme enclaustrado durante... la verdad no tengo claro cuánto y ahora que estoy en mi casa, Lis no se encuentra aquí.  

- Está bien, aguarde. Vamos para allá.

Me quedé esperando hasta que el oficial llegara, pero de pronto escuché un gran alboroto en el apartamento de al lado. Mi curiosidad fue grande y al escuchar gritos no dudé en ir a ver qué sucedía. El oficial llegaría dentro de poco, así que cualquier cosa que ocurriera, él vería todo el escenario.  

Tomé algo para protegerme en caso de necesitarlo y me dirigí a paso lento hasta la puerta de al lado. Estaba a punto de llegar a esta, cuando los gritos cesaron y el sonido de un cristal se escuchaba. La puerta estaba entreabierta y maldije a mí yo interno que me gritaba por ir a ver que sucedía ahí adentro. Abrí lentamente la puerta y la escena que vi ahí me dejó frío del shock. 

- No, no, no -corrí hasta el bulto en el suelo, pero pude distinguir perfectamente que, o más bien quién era –Lis, Lis. Hey, hey, quédate conmigo.  

Con su último aliento las palabras que salieron de su boca fueron... 

- Brais, me alegra que estés bien. Te amo, como nunca antes amé a alguien, no lo olvides. Debes encontrarla, ella no es lo que pensamos. La señora R... -es cuando perdió el conocimiento y su último respiro se llevó con ella a la mujer que traía color a mi vida.  

- Lis -movía delicadamente su rostro. Puse mis dedos en su cuello con la esperanza de encontrar su pulso, pero nada... era demasiado tarde. 

- ¡Manos arriba! -se escuchó la voz del oficial -Señor Brais, queda usted bajo arresto por presunto homicidio de la señorita Elizabeth –se acercaba a mi mientras me apuntaba con el arma junto con unas esposas. 

- No, esto es un error. Yo no... 

-Tiene derecho a permanecer en silencio. Todo lo que diga puede y será usado en su contra en un tribunal. Tiene derecho a un abogado, –me esposó mientras ponía mis manos sobre mi cabeza para registrarme – durante su interrogatorio. Si no puede pagar uno, se le asignará uno de oficio.  

Todo pasó tan rápido que aún no puedo procesarlo ¿Estoy soñando? ¿cómo es esto posible? No es real ¿verdad?...

 

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