Pasos en la habitación de al lado

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El día del juicio... 

Al fin el día había llegado y no podía estar más nervioso. 

- Solicito a los testigos se identifiquen poniéndose de pie.  

Y ahí estaba ella, la autora de todo esto presenciando como un hombre inocente era llevado por su culpa, pero todo acabaría en unos minutos.  

- A continuación, procederé a dar lectura a los hechos que forman parte sustancial de la acusación. Que siendo aproximadamente las 19 horas con 28 minutos del día 5 de agosto del año 2019, Brais Hernández Lizana por medio de una fruta, más específicamente una manzana, en la cual se le introdujo una droga adormecedora, secuestró a Elizabeth Garza Martínez con motivos personales que no se han especificado. Siendo así, procedió a impactar con un arma de fuego en el cuerpo de la víctima, causándole la muerte. Estos hechos fueron calificados jurídicamente como constitutivos de delito por Homicidio simple cometido en agravio de Elizabeth Garza o Lis Garza Martínez.  

El asesor jurídico que estaba a cargo de culparme, procedió a exponer su teoría en mi contra para probar mi culpabilidad. Fue tan convincente que hasta yo me lo creí, pero nada de eso era cierto.  

- Señor defensor, es su turno para exponer la teoría del caso en base a su alegato de apertura haciéndole la recomendación que haga su exposición en un tiempo prudente.  

Todo calzaba de manera que veía en el rostro del juez un poco de convencimiento.  

- Señor fiscal este es el momento en que vamos a proceder al desahogo de su prueba. Le pido al auxiliar de la sala que llame al testigo mencionado por el fiscal para que pase al estrado.  

Su cara de cinismo total me enfurecía tanto, que me daban ganas de tirarme sobre ella y hacerla confesar la verdad.  

[…] 

- Y cuando llegué, él estaba en la escena con el cuerpo de la pobre Beth entre sus brazos inerte. 

¿Y ella cómo sabe eso? No vi a nadie más en la escena. Otra cosa más que me hace reafirmar que ella fue.  

- Su señoría -dijo mi abogado –de parte de la defensoría tenemos una pregunta para la testigo. 

- Concedido, proceda.  

- Señora Marcia Ross, ¿qué hacía usted en la escena del crimen? Según tengo entendido, usted trabaja en la tienda de conveniencia del barrio. A la hora en que el crimen sucedió, dice aquí que debería estar usted presente en su puesto de trabajo. ¿Se puede saber qué hacía usted cerca del lugar?  

Vaya... eso no lo sabía. Que buen abogado tengo.  

- Tengo asma. Como ya sabrán, soy una anciana y los problemas de salud son bastante comunes, no solo en las personas de tercera edad. Olvidé mi inhalador y mis pastillas de la media tarde.  

- Disculpe, me veo en la obligación de preguntar ¿tiene certificados médicos que avalen su afirmación?   

- ¿Me está pidiendo que justifique una enfermedad tan común en la población? -preguntó con obviedad.

- No es que cuestione su patología de salud, pero me imagino que debe tener alguna forma de demostrarlo. Si no, eso la convierte en una posible sospechosa.  

- Puede buscar mis antecedentes médicos en el Hospital que me atiendo. Ahí está mi expediente.  

- ¿Pretende que me presente en su recinto hospitalario para reafirmar algo que, usted como poseedora de la enfermedad debería hacer, señora Ross? -atacó la defensa.  

En tu cara... vieja mañosa. 

- Procederé a hacer otra pregunta. Se me informa por interno, que su apartamento es el 118, lo que me indica que está ubicado del otro lado del pasillo. Lo cual, es todo lo contrario de la dirección en la usted se dirigía ¿Puede explicarlo?  

- Iba llegando a mi apartamento, cuando escuché unos gritos bastante llamativos. Creo que la curiosidad nos gana a todos y me dirigí a ver qué sucedía y si podía ayudar de alguna manera.  

- O sea que, decidió arriesgar su propia vida solo por la curiosidad, pudiendo salir igual o peor que la, con todo respeto de los presentes, señorita Garza.  

- Es propio de la gente de mi edad. Tal vez no fue la decisión más sabia, pero no usé mi razón en ese momento. Si algo estaba sucediéndole a Beth, a quién estimo y estimaba de una manera muy grande, no dudaría en ayudarla. 

- Y... ¿cómo sabía que era la señorita Elizabeth la que estaba en medio de dicha situación?

Silencio. No pudo responder a esa pregunta... "buena jugada".

- Bien, no más preguntas su señoría.  

- A continuación, se le concede el uso de la voz a la defensoría.  

Bien, este es mi momento... iba a levantarme para hablar, pero mi abogado me detuvo. 

- No a ti, es mi turno. Yo te estoy defendiendo.  

- Ah... lo siento. La emoción supongo. Dalo con todo  

- Su señoría, mi cliente Brais es una persona sumamente carismática y amable según cualquiera que lo conoce. Todos destacan muchas virtudes de él y ninguno, repito, ninguno menciona nada malo o controversial sobre su persona. De todo su círculo social, no hay nadie con el que haya tenido algún conflicto. Mantiene un perfil bajo y cooperativo con todas las personas que se relaciona. ¿Cree usted realmente que una persona como él, que compra alimento para las mascotas abandonadas por los vecinos del mismo edificio, incluyendo la testigo, para poder mantenerlos a salvo sería capaz de hacer tal atrocidad? O ¿Una persona que se preocupa de todas las semanas hacerle las compras a los residentes con discapacidades móviles, tenga el descaro de atacar a la persona con la pretendía pasar el resto de su vida? Estas acusaciones son totalmente incoherentes con el perfil que mantiene el acusado.  




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