Pasos hacia el Destino

Capítulo 16, Un sueño de maní

Todas las personas en la ciudad y los guerreros esperaban a Ansaidifel para comenzar el evento, que por su lado continuaba durmiendo en las piernas de Sabari.

La emperatriz se encontraba sumida en un profundo sueño, uno que revelaba el comienzo de su desdicha y la promesa que le hizo a su primera amiga.

Mientras los guardianes la llevaban a uno de los calabozos más profundos y mejor resguardados del castillo, Ansaidifel a los 5 años seguía llorando desconsoladamente, aferrándose a cualquier rincón de esperanza que le quedara.

—Lo siento, no quise hacer esto, pero no tengo otra opción… lo hago para protegerte —dice la voz de una mujer.
—Quiero ver a mi mami —suplicaba Ansaidifel, con lágrimas en los ojos—, tía, no quiero estar aquí.
Los sollozos de la niña llenaban el lúgubre pasillo, mientras su voz temblorosa expresaba su profundo temor y deseo de escapar.
—Escucha, debes entender que ya no vas a ver a tu madre. Es mejor que te quedes aquí; en este lugar recibirás todos los juguetes que quieras. Vivirás protegida de quienes quieren hacerte daño.
—No quiero. Quiero ver a mi mamá —rogaba nuevamente Ansaidifel, con sus manos temblando.
—Créeme, no quiero hacer esto y también quisiera que vieras a tu querida madre.
—No, quiero ir con mi mamá. ¡Quiero ir con mi mamá! —gritaba Ansaidifel, su voz llena de desesperación—. ¡Suéltenme, déjame ir!
—Silencio. Debes comportarte como una buena niña.
—Quiero ver a mi mamá.
—Dije que te calles…
—Quiero ver…
—¡Cállate!…
—Quiero…
—¡Cállate!…
—No, quiero ver…
El sonido de una cachetada resuena entre los pasadizos del calabozo; Ansaidifel sin poder aguantar el dolor se agarra la mejilla con tremendo miedo, en ese lugar se da cuenta que ya no iba a volver a ver a sus padres.
—Tienes que ser una buena niña, ¿vas a ser una buena niña para tu tía, no es así? —pregunta la ama-regional.
Sin otra opción y con más lágrimas, Ansaidifel asiente, temblando ligeramente.
—Tú sabes que te amo, ¿verdad? —continúa la ama-regional.

Una vez más, Ansaidifel asiente con el vestido mojado por su llanto.

La nueva ama-regional toma a su hermosa sobrina entre sus brazos, en sus ojos reflejaban su determinación hacia el poder. No podía perder esta oportunidad, aun cuando sienta algo por la hija de su prima. Quién pudo imaginarse que aquella frágil mujer pudiera dar a luz a alguien capaz de obtener la bendición.
Tiene que hacer esto, si no por ella, entonces por su propia familia; así es, es por ellos que está haciendo esto.
No es mentira que la está protegiendo, pero no puede evitar sentirse mal.
El esposo de su prima y todos sus magos fueron asesinados tratando de proteger a su hija, de igual manera su prima terminó desapareciendo, porque ninguno de sus cuerpos fueron hallados: parece que hay fuerzas que no quieren ver a una nueva emperatriz. Por fortuna su hija pudo sobrevivir cuando la escondieron entre los aldeanos.
Siendo parte de una de las familias más influyentes en las tierras, ella tiene muchas opciones. Debe ser astuta, si no puede tener a una hija con la prueba, entonces al menos pueda controlar a su sobrina.

Antes de encerrarla en el calabozo, le da un beso en la mejilla.

Ansaidifel Yudax'yian, a los ocho años se encontraba encerrada en un cuarto diseñado para contener su poder. Al principio, ella lloraba casi todos los días, deseando volver a ver a sus padres, pero después de muchos meses dentro de su lujosa prisión, termina acostumbrándose a su situación.
Ese cuarto se convierte en su mundo entero; allí, Ansaidifel aprende a no sentir tristeza o coraje por su mala situación. En estos días, solo se siente aburrida. Lo bueno es que lee muchos libros, gracias a una pequeña niña que se los trae a escondidas cuando le entrega su comida y su ropa.
La verdad es que se está olvidando del mundo exterior, pero en esos libros puede ver y leer acerca de sus diferentes tierras, los grandes 11 continentes, de los muchos reinos que existen y sus diferentes gobiernos.
Aprende sobre las magas que pueden hacer grandes cosas, como levantar ciudades enteras, llamadas las emperatrices. Estas mujeres llevan el nombre de la Diosa Iris, y cuando llegan a cierta edad reciben algo llamado la bendición, que no solo les otorga gran poder, también les permite controlar el mismo universo; por esa razón son llamadas las hijas del universo. Se menciona también que los que no logran obtener la bendición, terminan recibiendo la maldición.
Día tras día solo puede soñar que algún galante la pueda salvar, como los cuentos donde ellos rescataban a las princesas y terminaban viviendo en grandes castillos. Aparte de esos libros de princesas y reyes, tiene uno que es su favorito: llamado "La Ardilla que Salvó a Toda una Nación". Es como si esa historia la estuviera llamando a actuar, a convertirse en alguien diferente.
Sin poder evitarlo se pregunta, ¿cuándo fue la primera vez que pudo sentir el deseo de proteger algo?
El cuento de la ardilla es una historia de mito y leyenda, que muchos otros libros parecen considerarlo como si realmente hubiera sucedido.
Mientras abre el libro, examina los dibujos del animalito; la pequeña ardilla era de color gris con cola blanca.
El libro parecía ser antiguo, hecho de un papel grueso y escrito a mano. Se dice que este libro había cambiado la vida de muchas personas.
La historia posterga un dilema: "si las personas no pueden cambiar el corazón de alguien, si la razón o la moralidad no pueden hacerlo, ¿es que no existe un lenguaje que pueda romper la crueldad de dichas personas? ¿Y si existe, es que nunca vamos a poder entenderlo?”
La primera vez que leyó el libro, se sintió muy triste, pero cuando lo leyó por segunda vez, aprendió muchas cosas. Aprendió que no se debe subestimar el poder de algo pequeño, porque en su interior puede albergar el corazón más grande del mundo.
A medida que los días pasaban, ella continuaba leyendo cada capítulo en el que la ardilla hacía todo lo posible por ser un buen animalito. Le daba regalos a mucha gente, como nueces, maníes y bocaditos de chocolate. Su dueño sabía que la pobreza estaba aumentando en todo el reino debido a la maldad de la reina, así que un día le dio instrucciones a su querida mascota: la ardilla comienza a entregarle pequeños regalos a la gente y, sobre todo, les proporcionaba esperanza.
Al parecido la ardilla era bien inteligente, fiel a su amo que no podía moverse con facilidad.
Nadie sabe el por qué o la razón por la que la ardilla decidió aventurarse hasta el castillo de la reina, a pesar de lo peligroso había decidido hacerlo por su propia voluntad. El castillo no solo estaba protegido por poderosos magos, sino también por feroces animales-guardianes, todos capaces de devorar a una ardilla de un solo mordisco.
En el capítulo 11, lee que la reina recibe un regalo en su ventana: un par de maníes. Para la reina, eran insignificantes, pero para la ardilla eran su mejor regalo, su mejor botín. Sin embargo, la reina los arroja a la basura sin pensarlo dos veces, temiendo que estén envenenados. Aunque podría haberse curado sin problemas, no tenía sentido arriesgarse.
En el capítulo 12, la reina recibe tres maníes de la misma manera, envueltos en papel de regalo. La malvada reina se da cuenta de que es una ardilla la que le está trayendo estos obsequios, pero antes de que pueda atraparla, la ardilla logra escaparse.
A Ansaidifel le encantaba esta parte del libro: la reina decide probar el maní, y para su sorpresa, es uno de los mejores que ha probado. Con el tiempo, continúa recibiendo más regalos, y a medida que los meses pasan, su amistad se fortalece. Incluso comienza a darle regalos a su nuevo amigo, que los acepta con gratitud. Se deshace de sus propios animales de guardia para que no lo lastimen. En las páginas del libro se puede ver a la reina feliz, dejando que la ardilla coma en sus manos.
En los capítulos siguientes, parece que la reina decide atrapar a la ardilla. La atrae a su cuarto y finalmente la captura, encerrándola en una bonita jaula. Esta parte del libro le recuerda a su propia situación.
En los primeros días, la ardilla parece amigable y energética, pero con el tiempo, deja de ser alegre o de comer, simplemente se queda quieto y triste sin ganas de hacer cualquier cosa.
La reina se da cuenta de que ha cometido un error. Por primera vez, siente que ha traicionado la relación con alguien a quien consideraba un amigo. Preocupada por su salud, decide liberar a la ardilla para que vuelva a ser como antes, pero la ardilla no vuelve a regresar.
En los últimos capítulos, Ansaidifel a su edad aprende una lección crucial sobre las consecuencias de nuestras acciones.
La reina ordena a sus guerreros que busquen de dónde vino la ardilla y quién es su dueño. Les encarga que no lastimen ni al dueño ni a la ardilla. A pesar de sus órdenes, ellos no lo siguen; los guerreros hacen lo que siempre han hecho, como lo han hecho para muchas otras personas. En lugar de ser una fuerza protectora para la gente, son una fuerza maliciosa que actúa según sus propios deseos. La reina descubre que cuando sus soldados intentaron capturar al dueño de la ardilla, desobedecieron sus órdenes y maltrataron al hombre. La ardilla intentó protegerlo y terminó muriendo cuando uno de los guardianes lo agarra y lo lanza contra la pared.
Al día siguiente, la reina envía a buscar el cuerpo de la ardilla, pero nadie lo encuentra. Suponen que algo debió habérselo comido.
Triste y sobretodo enfurecida, decide ejecutar a todos los guerreros. Sin embargo, el día de la ejecución ocurre algo sorprendente, algo que ni ella misma esperaba.
Ansaidifel nunca olvidará esta parte y lo guardará en su corazón para siempre. La malvada reina se despierta y encuentra regalos en su ventana. Recibe tres regalos, uno por cada persona que estaba por ejecutar. Con cuidado abre la ventana, esperando ver a su amigo otra vez. No muy lejos del balcón, lo encuentra inmóvil. La reina se arrodilla en el suelo, llorando por primera vez en su vida. Nunca había llorado por otras personas, ya fueran hombres, mujeres o niños. Parecía que la ardilla no solo le había dado tres regalos, sino cuatro.
Al final de la historia, la reina perdona a los tres que mataron a su amigo y comienza a reformar las leyes de su reino, asegurándose de que alguien como ella nunca pueda causar daño a otro ser. Poco a poco, su pueblo comienza a olvidar el pasado y empiezan a amarla. Así concluye la historia de la ardilla que salvó a todo un reino.
Ansaidifel desea que algún día su tía pueda cambiar de la misma manera y que pueda encontrar el país de la ardilla.
Comienza a preguntarse por qué su amiga no le entregaba su comida; ya habían pasado muchos días desde que la vio. Le gustaba hablar con ella, aunque sus conversaciones fueran breves. La niña le había contado que es un demonio y una esclava, a su servicio. Su nombre es Mirit, tiene 12 años de edad y su tarea principal es traerle comida y ropas nuevas.
Intenta preguntarle a la nueva sirvienta acerca de su amiga, pero ella se niega a decir una palabra al respecto, incluso ni siquiera pronuncia su propio nombre. Después de muchos días, la niña regresa, esta vez más callada y pareciendo muy asustada. Poco a poco, comienzan a hablar, y después de dos largas semanas, le cuenta que la castigaron severamente, la habían descubierto llevándole libros.
Después de unos días decide escaparse, sabe que no será fácil, pues está en una prisión muy segura, custodiada por magos que la vigilan las 24 horas. No le importa, porque ya sabe sus rutinas, y si solo pudiera salir de su habitación, entonces va a poder usar su magia. La única cosa que necesita es que alguien la saque.
Le ruega a su amiga a que la ayude, aunque al principio tenía miedo de hacerlo, Mirit decide hacerlo aun cuando las consecuencias sean fatales. En ese momento, Ansaidifel le promete que nunca la abandonará y le dice que un día se convertirá en una emperatriz, donde nadie más será esclavo en su nuevo reino.
Esa noche, ambas se escapan del castillo de Morel, y sus aventuras comienzan esa misma noche. Se convierten en hermanas según la costumbre de los demonios, donde muchos pueden convertirse en familia sin tener la misma sangre y disfrutar de todos los beneficios de esa relación.
Ansaidifel abre lentamente los ojos, la luz del día le indica que es más tarde de lo habitual. De repente, alguien se tira encima de ella para abrazarla.
—¿Mia?
—¿Cómo pudiste preocuparnos tanto? —la reprime con los ojos dilatados—. Prométeme que no lo vas a volver a hacer. Tienes que cuidarte mejor.
—Claro que sí, tengo que cumplir mi promesa.
Otros de sus magos más cercanos comienzan a entrar en la habitación, al igual que Mirit, también la tienen en alta estima en sus corazones. Son tantos que la habitación se llena de gente rápidamente, incluso en los pasillos los magos se agrupan, listos para protegerla con sus vidas.
Mia se acerca a Sabari con sinceridad en su rostro, le da las gracias por cuidar a su hermana y le pide disculpas. Eucalis le informó que la Diosa la ha estado protegiendo todo este tiempo. Aunque no se puede confiar por completo, al menos reconoce que la Diosa necesita a Fel.




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