Pasos hacia el Destino

Capítulo 22, Un medio día

Zachin se detiene a cada momento para explorar las posibles adquisiciones del día, atrayendo miradas. La suave tela roja envuelve su cuerpo, dejando los hombros al descubierto.

Hoy, va a salir con su amante más atractivo, uno de los funcionarios más destacados de la corte. Se ha arreglado lo mejor, y sus ojos brillan con la iluminación que resalta la piel expuesta en su escote. En momentos precisos, la luz revela la silueta entre sus piernas y zonas más íntimas. Vale la pena señalar que este vestido, también un regalo de su amante, es verdaderamente único y exclusivo, algo que no encontrarías ni en la tienda más lujosa.

Solo han pasado 2 semanas desde que lo vio, y en estos últimos días, él no deja de enviarle mensajes expresando su deseo de verla. Mientras camina, un hombre que se cruza en su camino la observa detenidamente y, como de costumbre, le regala una sonrisa amigable.

Se toma un momento para reflexionar sobre la posibilidad de que él ya esté al tanto del plan contra Isabel; no lo descarta. En lo que ha entendido, esta misión está envuelta en el más estricto secreto y, solo los generales tienen acceso a esa información, pero este individuo en particular parece tener una red de conexiones que abarca gran parte del imperio. Es casi seguro que esos documentos, de alguna manera, terminaron pasando por su escritorio. La única duda que tiene es si él pudiera saber que ella será la encargada de llevar a cabo dicho plan.

La primera vez que lo vio, él paseaba con dos mujeres atractivas en el campo de entrenamiento. Como cualquier otro día, mientras ella instruía a los reclutas más prometedores, notó que él la observaba detenidamente, aprovechando cada oportunidad para echarle un vistazo a su cuerpo. Después de cumplir con sus deberes, decide seducirlo. Rápidamente toma un baño y elige con esmero uno de sus vestidos azules más provocativos.

Lo persigue hasta el banquete para los funcionarios y se le acerca mientras conversaba con el galante emisario llamado Roque. Con voz suave y cautivadora, le pide ayuda. Ante la mirada de algunos, solicita que le abotone la espalda, deslizando con gracia su cabello y revelando la delicada curva de su cuello. Con una mirada provocativa, lo invita a sentir la suave textura de su piel, como si le estuviera comunicando que ella lo ha escogido.

Esa noche compartieron la cama, y ella logró seducirlo por completo. Desde entonces, él siempre la invita cuando tiene tiempo, y a cambio, ella recibe trabajos de promoción gracias a su influencia. Por eso, su salario en el ejército es cuatro veces mayor que el de otras personas del mismo rango. Además, puede rechazar trabajos que considere sucios y desagradables. También disfruta del privilegio de asistir a grandes banquetes y elegantes baladas.

Con tres promociones y otros diez años, incluso podría estar pensando en jubilarse y vivir en paz con todos los privilegios propios de un alto rango en la corte. Le llevó tiempo aceptar este camino para liberar a su gente, pero lo que no puede soltar de su mente, es que su vida no sería tan complicada si pudiera simplemente ignorar sus sufrimientos.

 

Son la una de la tarde y, después de adquirir unas bonitas cintas rojas y unos frascos, se encuentra frente a la plaza de carruajes. En todas partes, observa a mucha gente entrando y saliendo de sus bonitos vehículos. Se detiene para esperar y, en menos de un minuto, llega una que, en comparación con las demás, parece del tamaño de una casa, tirada por doce caballos. Aunque no todo está decorado en tono dorado, da la impresión de estar hecha de oro. Piensa que debe costar una fortuna poder mantenerla.

Dos hombres dirigen los caballos mientras adentro, puede distinguir una compuerta que se abre en la parte superior del carruaje, permitiendo que un sirviente salga y le abra la puerta. Al entrar, se encuentra rodeada por una exquisita decoración, con una alfombra lujosa y asientos de telas suntuosas, hasta habían cuadros y plantas. Al sentarse, la suavidad de los asientos la envuelve, induciendo rápidamente una sensación de completa relajación. Mientras el carruaje se pone en marcha, el sirviente le ofrece bebidas y comida. Opta por un refrescante jugo de fresas, que se prepara en cuestión de segundos dentro de la cabina. Observa el resto del interior, nota una mesa y un sofá que probablemente se convierta en una cama; planea aprovechar al máximo esta semana.

Con el paso de los minutos, pregunta cuánto tiempo tomará el viaje. Le informan que solo será de 15 minutos. Afuera de la ventana, avistan patos volando, y al abrir un poco la ventana, el viento agita el interior del carruaje, que vuela a gran altitud. Supone que la casa de vacaciones se encuentra en el territorio de Alta Clase, donde solo residen los ricos y la clase de sirvientes.

 

En que el descenso comienza, ve una gran mansión junto a una laguna. Se pregunta si todo este lugar le pertenece. Aterrizan sin ningún problema, y al abrir la puerta desde afuera, se encuentra con al menos 20 sirvientes y 10 guerreros, liderados por Falomer DelTigre, el amo de este lugar y el principal administrador de propaganda. Este joven de cabello rubio y ojos azules, ataviado con un uniforme de la corte real y luciendo 5 estrellas en su pecho, la saluda.

—Bienvenida, señorita Lanzan. Mi casa está a tu disposición —dice Falomer y antes de que tenga oportunidad de responder. La toma de la cintura, atrayéndola hacia él, y le da un beso directo en los labios, haciendo que el sombrero rojo se le caiga.

Inicialmente se sorprende, y con su cabello alborotado, ella se aferra a su cuello, correspondiendo al gesto con cariño y pasión.

 

Al concluir el campeonato, el maestro abraza a A’iana, quien experimenta un momentáneo sobresalto.

—Gracias por devolverme a mi hija —balbucea con la garganta apretada, estrechándola con fuerza—. Lo lograste, de verdad lo lograste.




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