Pasos hacia el Destino

Capítulo 1, Mis Memorias

El camino para llegar a este punto ha sido largo, plagado de derrotas y victorias. Ámilis Condorkan, conocido como el guerrero imbatible, reflexiona sobre el pasado que su corazón no deja de recordar. Se puede afirmar que ha dejado una huella significativa en las vidas de todas las personas que lo acompañaron, proporcionándole al mismo tiempo la fuerza necesaria para poner fin a esta guerra.

"Papá, mamá, Cálida", murmura, tratando de evocar esos momentos añorados: el delicioso aroma de las comidas, el eco de los martillazos en las madrugadas y la casa que albergó innumerables alegrías. Pero lo más doloroso era recordar cómo su pequeña solía llamarlo. Cuántas veces se ha cuestionado lo mismo, ¿por qué ella no lo aceptó?

—Hermano, mira, me salió delicioso. Tienes que probarlo, apresúrate —resuenan las palabras con la imagen de una niña que acaba de preparar su mate.

La nostalgia era abrumadora y, en silencio, lágrimas caen en su taza. Extrañaba sus voces, sus abrazos y, sobre todo, esas sonrisas que iluminaban su mundo.

 

En el horizonte, se divisa una tormenta con una extraña oscuridad: sus nubes rojas parecen teñidas de sangre, y los relámpagos retumban en su interior, otorgándole un aspecto de latidos vivos. Allí perdió su hogar, su país, su familia.

Hace siete años, la guerra estalló cuando apenas contaba con 14 años. Los seres conocidos como Sextos invadieron los universos de todas las razas, y su país fue uno de los primeros en enfrentarlos. El puente que tuvo que cruzar estaba construido por los sacrificios de muchas personas, no solo de valientes guerreros, sino también de aquellos sin magia o poder alguno. Demostraron que la sabiduría y el esfuerzo son invaluables; al dar todo lo que tenían, aseguraron que esta existencia mereciera sobrevivir.

 

Con la mirada perdida en la taza, se sumerge en su contenido, permitiendo que los recuerdos se desplieguen ante sus ojos. Comienza a revivir el doloroso comienzo de su triste pasado, solo una pequeña parte de una historia extensa en la que, al final, se transformó en el guerrero imbatible.

El mismo día que los Sextos atacaron la capital, fue el cumpleaños de la princesa. Mientras toda la población se preparaba para celebrarlo, él tenía sus propios planes: regalarle algo especial a su mejor amiga, la pecosa Fenira Amos. Después de cosechar las cerezas más deliciosas para la emperatriz, se encamina de regreso a su casa para finalizar su regalo.

Cerca de su casa, nota a algunos curiosos mirando algo a lo lejos. Al girar, sus ojos no pueden comprender el peligro que se les avecina, solo algo intrigante y sobrenatural. Una multitud de nubes de colores rojos, naranjas y rosados se acercaban a la ciudad. Nadie imaginaba que ese era el momento de escapar.

Los minutos pasan rápidamente mientras envuelve su regalo en la cocina, desde donde puede observar a sus vecinos pasar por la ventana. Los ignora, concentrado en dar los últimos toques a su obsequio. Se imagina la alegría que sentirá Fenira al verlo y el beso que se ganará. Listo para salir, comienza la conmoción.

Voltea en todas direcciones, persiguiendo el coro de voces y ruidos que rodean la casa. El cuarto se oscurece rápidamente; sin duda, no es un simple atardecer. No puede negar que el miedo quiere apoderarse de él. «¿Qué está sucediendo afuera?», se pregunta mientras aprieta las botas para ponérselas, pero un grito lo congela. El lamento de una mujer silencia todo y, como si fuera una señal, la casa empieza a temblar.

Eran las 7 de la tarde, aún quedaban al menos dos horas de luz, pero en cuestión de minutos, la capital se sumerge en una permanente oscuridad. Rápidamente se calza una de las botas y justo cuando está a punto de ponerse la otra, la tierra comienza a temblar, acompañada por el estruendo de una explosión. El susto es tan grande que deja caer la bota en el pasillo y, de alguna manera, siente cómo su corazón salta de su pecho a su oído. "¡Mami!" La palabra se le escapa, seguido por la vergüenza de cómo la pronuncia.

En ese momento, comienzan los alaridos y gemidos de la gente. Con lágrimas y mocos, busca la bota, imaginando que lo que está ocurriendo afuera pronto lo alcanzará. Entonces ocurre un milagro, al menos eso es lo que piensa cuando logra tocar la agujeta. Aliviado, aparta los malos pensamientos y comienza a respirar de nuevo.

No podía perder más tiempo, así que toma la bota para ponérsela antes de que no pueda hacerlo, o tal vez ya era tarde, parecía que sí. La intensidad del temblor se vuelve feroz, algo tan simple como mantener el equilibrio estaba más allá de sus habilidades. Atónito y con ganas de gritar, recuerda a su padre y los cuentos que solía contar sobre la virtud de los animales: el pato dotado, el conejo de 100 años y la ardilla que salvó un país. «¿Dónde estás?», necesitaba verlo, porque parece que los monstruos sí existen.

Entonces, la puerta se abre con fuerza, golpeando repetidamente la pared. "¡Pam, pam, pam!" El último golpe es más rápido que los anteriores. Ya no quería quedarse adentro de la casa. Agarrando su regalo, sale con un pie descalzo.

Afuera, observa cómo la gente corre en todas direcciones, en medio de un terremoto de locura. En los cielos, los truenos parecen estar atacando todo el planeta. Se pregunta, ¿si este es el fin del mundo?, anhelando encontrar a uno de sus amigos. Ve que algunas personas contemplan el evento desde los techos. Quería advertirles que es muy peligroso estar allí, pero la conmoción lo impide.

En una colina, nota que la gente se está congregando y, como si algo quisiera asustarlos aún más, los truenos aumentan de intensidad con un ruido atronador que penetra hasta los huesos. Además, el viento se siente más caliente y con un olor que no pudo reconocer en ese momento, uno que solamente debería existir en las pesadillas.

Finalmente, llega a la cima junto con la multitud y fija la mirada en el castillo. Al principio no logra distinguir lo que estaba sucediendo, ni comprender lo que la gente decía. Pero no pasa mucho tiempo para que él comience a discernir la información: gritaban que los magos se están cayendo de los cielos. No podía ser cierto, deben estar equivocados. Sin embargo, sus propios ojos le revelan el horror. Todo su cuerpo se pone tieso de terror al ver cómo enormes monstruos los devoraban en el aire.




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