Pasos hacia el Destino

Capítulo 3, El Banquete

Luego de debatir y exponer la razón por la que Bemmatiz se vio obligado a leerle la mente, el ambiente se serena lo suficiente como para abordar otros temas. Empero, Yudaxi no logra aceptar ninguna de las disculpas y, con el ceño fruncido, se percata de los gestos furtivos que las hermanas le dirigen; está segura de que están maquinando algo. Hace apenas unos minutos, la obligaron a aceptar sus ridículas excusas, y tuvo que hacerlo frente a su ser querido, sabiendo que no le quedaba otra alternativa. Le argumentaron que era imprescindible, que requerían pruebas sobre el Quinto. Todo le parecía una barbaridad. A medida que siguen explicándole, no puede borrar esa imagen. Aquella condenada se atrevió a besarlo en la boca. ¡Es mío!, piensa, las palabras casi escapándose de sus labios.

—Debo irme con ellos; nos vemos en el banquete —informa Condark de manera repentina.

—¡Qué!, espera, déjame acompañarte —protesta Yudaxi, convencida de que era crucial seguirlo.

Cyntia lanza una mirada a Roza, indicándole que la detenga.

—Yudaxi, necesitas revisar tu nuevo distrito de magos; tus brigadieres te están esperando —interviene Roza.

—Hay algo importante que Condark debe escuchar; no tomará mucho tiempo —agrega Lelfid anticipando su berrinche.

Yudaxi se siente atacada por todos lados. ¿Cómo es posible que hace unas horas estuviera tan feliz en sus brazos? ¿Qué está pasando?

—No se entrometan, esto es entre él y yo —reclama Yudaxi. No le importa lo que los demás piensen; necesita estar con él.

—¿Y tu armada?, ¿no son ellos importantes? Eres su general y te están esperando —le reprocha Lelfid. No debería hablarle así, pero Bemmatiz le indicó que de alguna manera convenza a su nieta de que no venga con ellos. Está claro que están siguiendo los deseos de Cyntia.

Zachin, cansada del teatro, ya no quería permanecer en ese lugar. Despidiéndose de todos, se retira a su nuevo distrito al este de la capital.

En realidad, Condark no tenía el deseo de separarse de ella, pero le comunicaron que tenían algo de suma importancia que compartir, exclusivamente para sus oídos. Mientras tanto, Yudaxi, su querida, continuaba discutiendo, comportándose de manera infantil. Sería preferible calmarla antes de que la situación se convierta en un verdadero conflicto.

—Cariño, toma esto —anuncia, extrayendo un tubo de su espalda que, al abrirse, revela algo envuelto en cintas rojas—, es el regalo que te prometí.

En un giro de 180 grados, Yudaxi se llena de alegría; sus dudas se desvanecen y, sin esperar, desenvuelve el regalo. Con las cintas y la caja que caen al suelo, lo que queda en sus manos es un vestido de color verde dorado, la prueba que ella necesitaba. No hay más que decir, él la ama, y con pequeñas lágrimas, se inclina para darle un beso en la boca.

Los Dioses, o los Sextos, ni el mismo destino podrá separarlos, se dice mientras lo sujeta de la cabeza para que no se escape. Como si fueran el centro de atención, todos los presentes los observan. Empero, solo una persona tenía intenciones de separarlos; con una sonrisa, Cyntia oculta sus verdaderos sentimientos.

 

Los Dioses y ángeles se retiran junto al guerrero imbatible, pero antes de irse, él se vuelve para mirar a su esposa. «Eres engreída, obstinada, caprichosa, orgullosa… pero amo todo acerca de ti. Eres una de las mejores personas que he conocido, fuerte, valiente, acogedora y, aunque no lo aceptes, siempre vas a hacer lo correcto».

 

Sosteniendo su vestido, Yudaxi alza la mano para despedirse. Han compartido buenos y malos momentos, enfrentando adversidades y avanzando de alguna manera. Él se ha convertido en su esperanza, en sus sueños; dentro de su corazón, la idea de cortarle las alas toma forma, y le resulta difícil aceptar que después de perder a tantos, ella pueda considerarlo. Ojalá no tenga que ser ella quien decida, porque no puede vivir sin él; lo que no sabe es que el destino ya ha elegido, y no hay nada que pueda hacer para detenerlo.

 

A su lado, la acompañan un ángel y un mago dispuestos a servirla en cualquier forma. Aunque usualmente conversaría con ellos, es consciente de por qué la siguen; quieren estar al tanto de todas sus acciones. Antes de dirigirse al banquete, debe encontrarse con sus 9 brigadistas, sus mejores magos y su familia de guerra. Procede a cambiar su atuendo a uno formal y elegante que representa a la armada de los magos. También se prepara mentalmente, esperando que no surjan conflictos cuando les informe que uno de ellos asumirá su posición como general.

 

Los tres vuelan lentamente y a baja altitud para no perturbar la ciudad. Muchos la reconocen y la saludan en señal de respeto al guerrero imbatible. Aunque no es una persona paranoica, se molesta cuando percibe sus cínicos sentimientos. No puede quitarse la idea de que intentan alejarla de su ser querido. Su nueva oficina de inteligencia se encuentra demasiado lejos del castillo, lo suficiente como para que no pueda verlo con su poder. Si esto no es paranoia, entonces todo está diseñado en su contra. Al acercarse a su nuevo distrito de magos, observa cómo sus 9 brigadistas se alinean para recibirla.

 

 

Mariana, Milio, Kesseh, Plata, Tusa, Joss, Yudka, Lágata y Osos la esperaban en línea de talla al frente del templo de inteligencia, la más alta a la izquierda y el más bajo a la derecha, sus hermanos de arma que les confiaría su propia vida. Cientos de magos volaban adentro y afuera para arreglar el lugar, tuvieron solo un par de horas, pero todo se veía muy eficiente, a los que se le cruza ella los saluda por nombre agradeciéndoles su buen trabajo.

Entran adentro y sus brigadiers le informan de nuevos sucesos en los aliados universos, también el estado de la armada. Ella absorbe la información con una nueva actitud, finalmente se sentía en control. Al llegar al cuarto de información toman asiento para escucharla. Muchos estaban alegre por verla, habían pasado varios días desde que la vieron, su fortaleza es un líder en quien pueden depender, hábil en manejar las cosas, con un inquebrantable poder. Gracias a Tusa y Lágata pudieron manejar las fuerzas en la ausencia de su general, pero no era lo mismo, ella es la imagen de los magos, un símbolo en donde incluso los Dioses la temen.




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