Pasos hacia el Destino

Capítulo 25, Milagro del pasado

Los cantos de los gallos anuncian el inicio del penúltimo día de los eventos en la ciudad de Nazar. En cuestión de minutos, las calles se llenan de gente, desbordándolas con actividades.

Dentro de la plaza del castillo, Eucalis saborea su café, acompañado de un trozo de pan dulce que consume rápidamente. A sus espaldas, una mujer permanece en posición militar, lista para convertirse en el pilar del país. Antes de comenzar, ajusta su gorra, señalando su posición en la armada. Se sacude los hombros y toma su látigo de caballo, golpeándolo en su mano para dar la señal de inicio. Se acerca a la mujer que ha permanecido en total silencio.

—¿Crees que estás lista? —le pregunta mientras se coloca frente a ella. Sin responder, ella simplemente mira a la distancia sin titubear—. Esto ya no es un juego para alguien que no lleva la carga de las vidas de otras personas; esto es serio y debe llevarse a cabo con el más alto nivel de profesionalismo. A partir de hoy, tendrás que dar el 150 por ciento, todos los días, las 24 horas, los 7 días de la semana. ¿Entendido?

 

En los pasillos de los muros del castillo, algunos soldados los observan, y aquellos que patrullan los corredores se detienen para ver quiénes son esas dos personas.

 

Esta vez, ella lo mira directamente a los ojos y le responde con todo su aliento.

—¡Sí, señor! General de las fuerzas de inteligencia y de La Paz.

—Por encima de todo, tu lealtad siempre estará con la nación, con tu emperatriz, con su gente y con su ley. Desde hoy, tu cuerpo, tu mente y todas tus acciones serán para la protección de la gente, a toda costa.

Sin ninguna duda, grita que lo hará. Cuando él golpea el látigo en su mano para ver su reacción, ella no se encoge ni se arruga. Sigue en su pose, con las manos plantadas firmemente en sus lados y el pecho hacia arriba. Puede parecer tonto o incluso incómodo, pero si él cree que es importante, entonces lo hará.

—Dime, ¿cómo te llamas y cuál es tu rango?

—Mi nombre es Mirit Drigat, y mi posición es Teniente provisional cinco estrellas de las fuerzas de inteligencia y de La Paz.

—¿Estás lista para recibir tu primera comisión? ¿Y sabes cuáles son sus implicaciones?

—Sí, mi general, estoy lista, y si no cumplo con mi comisión, no soy digna de mi posición.

Al escuchar su respuesta, Eucalis se dirige a la mesa y saca de unas carpetas la primera comisión con el nombre de Mirit y la posición de teniente provisional cinco estrellas de Guipaz. Junto con una pluma, se lo entrega para que lo firme.

—Desde hoy, recibirás comisiones que no solo demostrarán tu función, también tus habilidades, y con el tiempo, tu rango ascenderá a teniente cinco estrellas. Estas comisiones se clasificarán en tres formas: Función G, disponible para el público; Función C, destinada a trabajos secretos; y Función F, de acceso exclusivo para nosotros y la emperatriz.

Para Mia, era la primera vez que escuchaba sobre este tipo de funciones, no esperaba que Eucalis fuera tan pedante. De todas formas, toma el papel y la pluma, ve su nombre en la cabecera del documento y debajo encuentra las palabras “comprendo mi comisión” y un espacio para que firme, junto con un sello que parece ser nuevo. Sin perder tiempo, lo firma, aunque lo malo es que ella no sabe escribir muy bien. Al devolverle el papel, Eucalis lo guarda en la carpeta.

Su primera comisión es encontrar al extranjero del que Laxaro habló este mes, alguien supuestamente de alto rango e influyente, en otras palabras, peligroso. Eucalis se le acerca aún más y examina su uniforme y su presentación personal como parte de esta primera sesión informativa.

—Enséñame tus manos… tus uñas deben estar mejor, más limpias, cortadas del mismo tamaño y limadas. Estira tu pecho, levanta tu quijada. Tu cabello debe estar envuelto en una trenza. Oculta tu estómago. Puedes llevar aretes, pero los que cuelguen o sean muy grandes están prohibidos. Respira por la nariz. Tu aliento debe ser agradable y solo debes oler a jabón; los perfumes de cualquier tipo están prohibidos durante las horas de trabajo, solo podrás usarlos cuando tu comisión lo requiera. Se te permite usar maquillaje, pero no en exceso. Por ser de un rango mayor, no puedes tener tatuajes. Y, por último, debes mantener tu cuerpo en forma y adecuado para cualquier tipo de trabajo. Una vez que completes esta comisión, te entregaré tu primera insignia. Bienvenida a Guipaz, teniente Drigat provisional de cinco estrellas, guerrera de inteligencia y de la paz. En descanso.

Finalmente, Mia puede moverse un poco, pero como le ha instruido, aún mantiene una postura militar. Al darle una señal a uno de los guardianes, los reclutados comienzan a entrar en fila.

—Párate a mi lado, solo escucha —ordena Eucalis, a lo que Mirit lo hace rápidamente.

Siete nuevos reclutados entran, entre ellos se encuentra Visión y todos portan el mismo uniforme. Eucalis hace lo mismo con ellos, los inspecciona y les instruye en diferentes aspectos que necesitan mejorar y responden que darán el 150 por ciento. Les informa que esta nueva rama del ejército está encargada de resolver problemas internos y externos antes de que las Fuerzas Armadas entren en acción. Su primera función es la inteligencia especial para extraer datos de personas.

Su primera tarea es informar a toda la nación de una mala noticia. Todos muestran expresiones de sorpresa, no solo por sus palabras, también por la forma en que lo dice. Les informa que La Indomable ya no está con ellos, de que Iris se la ha llevado después de perder la batalla con sus hijas.

Ninguno de los reclutados podía aceptarlo. Lo que realmente necesitaban eran respuestas, pero no se atreven cuando Eucalis los calla con su mirada. Los guardianes presentes tampoco lo creen y se preguntan qué sucederá ahora.

—Entiendo lo que están pensando, lo que les puedo decir con seguridad, es que tomó a cuatro de sus guerreras más poderosas para vencerla. Sientan orgullo de que ninguna otra pudo hacer lo mismo. Lo que necesito es que usen sus conexiones e informen a todos de esta noticia. Muy pronto se sabrá cuántos fueron escogidos, y no se sorprendan si algunas de ellas fueron emperatrices.




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