Al igual como el resto de sus amigos, Liyul se encontraba completamente hechizada, observando cada detalle del tercer desfile, inmóvil, incapaz de voltear a otro lado. Los espejos demostraban a una maga, de un cabello largo y tan negro como la aceituna, bello por lo reluciente y suave, adornada de diversas trenzas. Su atuendo negro, hecho de una larga tela iba sujetada de cadenas de plata, que le daban un aspecto simple y elegante, semejante a un vestido de un gran sacerdote.
El rostro de Lai’ian Akarias era divino, que sin falta de maquillaje llegaba a ser uno de los mas bellos del imperio. También, sus ojos verdes claros añadían un grado de sinceridad pura, de una descendencia de tierras lejanas.
Con una gracia que expresa cada uno de sus sentimientos, danza en el aire, mientras sus dedos se deslizan sobre las cuerdas de su arpa seguida por su caballo blanco como la nieve. Las notas que emanaban de su instrumento cobran vida, convirtiéndose en mariposas, aves pequeñas y peces voladores que se propagan en el aire, llenándolo de colores vibrantes.
Los oídos de Liyul se pierden con la belleza de la sinfonía que descienden con los miles de animalitos. Algunas de las mariposas y aves se posan delicadamente sobre ella, adornando su cabeza y brazos de varios colores. Cuando una de ellas se detiene sobre su dedo, la acerca lentamente hacia sus ojos. Esa mariposa brillaba con un colorido vibrante de rojos y azules, lo más encantador era que podía escuchar las suaves notas musicales que emitía al aletear.
Era evidente que la maga no solo poseía un talento extraordinario, también un corazón lleno de belleza; Liyul no tenía ninguna duda de que iba a ser una contendiente difícil de derrotar.
Para culminar el desfile, la maga desplega el poder de la ilusión, tejiendo en el aire un jardín vasto y complejo. Los ojos de la audiencia son invitados a perderse en un paisaje de montañas y plantas exóticas, dispersas a lo largo de valles cristalinos llenos de agua y poblados por toda clase de criaturas fantásticas. Sentada en su caballo termina creando un verdadero paraíso.
Al concluir el espectáculo, el público queda maravillado, sumergido en un estado de asombro y admiración. Para muchos, incluida Liyul, era la primera vez que presencian algo tan mágico. La plaza estalla en aplausos y vítores mientras el paraíso efímero se desvanece, disuelto por el viento y la luz del día.
—Damas y caballeros, eso fue simplemente increíble. ¡Den un aplauso más para Lai’ian Akarias! —exclama Estrella, expresando el entusiasmo fervoroso del público con sus propios aplausos—. Nos vemos en media hora.
Después de esa experiencia inolvidable, Liyul se calma y se prepara para estirar su cuerpo junto a Rox, quien se ha ofrecido a ser su compañera. Se colocan de espaldas y entrelazan sus brazos para estirar los músculos.
—¿Cómo te sientes? ¿Nerviosa? —pregunta Rox, inclinándose hacia adelante, levantando a Liyul del suelo.
—Ahhh… todavía no. Creo que cuando llegue mi turno, ahí es cuando mis nervios se van a disparar —responde Liyul creando una expresión de dolor.
Al bajarla, Rox aprovecha para hacer una pregunta más personal.
—¿Dónde están tus padres? Si me permites la indagación —le pregunta preparándose para ayudarle a estirar las piernas.
—Ellos fallecieron hace tiempo. La embarcación de mi padre fue destruida y su cuerpo nunca fue hallado. Mi madre… murió a causa de una enfermedad estomacal. La maldición impidió cualquier tipo de tratamiento. Pero los llevo a ambos en mi corazón, y sé que algún día los volveré a ver.
—Lo siento…
—Está bien —lo dice con un gran peso en su voz.
Rox conoce la verdad, pero no desea robarle las esperanzas. Puede ver que ella ansía creer en la remota posibilidad de reunirse con sus padres. Sin embargo, la triste realidad es que Iris le ha revelado el misterio de lo que ocurre tras la muerte, de cómo los mortales llegan al cielo de la existencia. Allí, las memorias y los sentimientos son consumidos para ser compartidos por todas las creaciones. De esa forma, no todo es destruido, pero tampoco uno sobrevive. En vez le cuenta de alguien que incluso Iris no cree que pueda existir.
—Esto es algo que pocos saben o creen, dicen que existe un ser llamado el Quinto —informa Rox.
Este es la primera vez que Liyul escucha ese nombre y le pregunta si tiene algo que ver con el país.
—No. El Quinto es un ser especial —explica Rox.
Liyul la mira fijamente, intrigada por aquel ser.
—¿El Quinto? ¿Por qué lo llaman así?
—Según la hipótesis, tú y yo, somos los terceros, al igual que todos los magos. Los humanos y algunos animales especiales son los cuartos. Lo interesante es que los demonios y ángeles son los segundos, mientras que los Dioses son los primeros. Si visitas los templos de los Dioses, podrás identificar cuatro símbolos, cada uno representando a los diferentes seres con el poder del dominio. Se cree que más allá de estos cuatro, no hay nada más. Sin embargo, si es cierto que el Quinto existe, tus padres te están esperando.
Liyul se queda fascinada ante la revelación, lo malo es que dijo que es un hipótesis.
—¿Y tú qué crees? —pregunta Liyul, realmente interesada en conocer su opinión de la posibilidad de un más allá.
—Quisiera creer que es posible —le responde—, ¿seguimos?
Con una expresión de asentimiento, Rox le aplaste la espalda hasta que su rostro toca sus rodillas.
—Ahhh… ¿eres de Quinton? —inquiere Liyul, intentando distraerse del dolor.
—No, originalmente soy del oeste, más allá del océano, un lugar llamado Viento-Vida. Allá, las cosas no son muy diferentes que aquí. Hay reinas, reyes, emperatrices. La diferencia podría ser que la gente son más religiosas. Aquí, no se le da mucho énfasis a la Diosa Iris —responde Rox, compartiendo un poco de su verdadero origen.