Recordando los bellos bailes de cada una de las magas, Liyul extiende sus manos desde su pecho hacia el brillante sol, girándolas al compás de sus pies que danzan sobre el hielo, expresando sus sentimientos con cada movimiento de su cuerpo. Así sigue hasta que se detiene brevemente al oír un aplauso, permitiendo que la princesa la guíe para estirar más los dedos y añadir mayor seducción a su expresión. De igual manera, Melenas imita los giros de Liyul, sus saltos, y hasta ajusta su postura para capturar sus gestos, dejando a Rox cautivada. Juntos, creaban algo único; sus cuerpos y pies se movían en perfecta sincronía, aún cuando Melenas caminaba en cuatro patas. Tras algunos ajustes finales de la princesa para mejorar su postura y elevar su quijada, Liyul y Melenas continúan su ensayo.
No muy lejos, junto con los demás, Eali seguía admirándola, observando cada una de sus curvas, movimientos de cadera, su espalda y pecho. Cuando ella levantaba su pie, su vestido se deslizaba fácilmente revelando parte de su pierna, lo que lo inducía a fantasear de varias cosas, algunas que nunca podría decir en voz alta.
—Ella es bella, eres afortunado —interrumpe Rox, sentándose a su lado.
Eali asiente con una sonrisa, sin poder apartar los ojos de su novia.
—Sí lo soy. Gracias de nuevo por haberla ayudado —responde suprimiendo sus deseos carnales.
—No lo menciones. Estoy feliz de ser parte de esto. Hoy, me he convertido en su más grande admiradora. Quisiera saber algo, ¿estás preparado para hacer todo lo posible por ella?
La pregunta que hace lo sorprende, obligándolo a girar hacia ella.
—¿A qué te refieres? —lo dice algo confundido por la pregunta.
—Tú sabes muy bien a qué me refiero. Debes estar al tanto de lo peligrosa que es la maldición, ¿no es así? Otra vez, ¿estás preparado?
Su pregunta le hace recordar los malos sueños que ha tenido estos días, raros, que se trataban de Liyul. Ahora alguien le pregunta algo que él mismo intentó pasar por alto, porque en realidad le tiene miedo.
—No sé lo que va a pasar, pero te puedo asegurar que voy a hacer todo lo posible por ella —lo afirma con desafiantes ojos.
Rox podía verlo, una determinación que pocos pueden reconocer, una que no solo eran palabras, sino una que cargaba todo el peso de su convicción. ¿Podría ser que él nació para ella? ¿Que el destino lo trajo para ayudarla? Trata de leer su complejidad, pero otra vez no puede ver exactamente quién es, solo que está marcado con la fortaleza de seguir. Ella sabe que los mortales no reencarnan, que en su mayoría los ángeles lo pueden hacer con algunos animales excepcionales. La pregunta era, ¿quién de los dos? ¿Podría ser que fuera un ángel que decidió volver como un humano, o un animal con un gran espíritu? Por más que trate no puede conseguirlo, solo ve un distante hilo de no rendirse, como si fuera su gran arma. Él está diciendo la verdad, va a hacer todo lo posible por Liyul.
Aquí se encuentra uno de los mejores humanos que ha visto; todo lo que Liyul dijo de él es cierto. Lamentablemente, no va a poder ver el momento en que lo va a entregar todo. Era triste, y al mismo tiempo, hermoso. El amor de los dos va a ser probado de tal forma que después, ninguno va a poder vivir sin el otro. Sin pensarlo más, termina con esa conversación. No se va a olvidar de sus nombres, Liyul y Eali, sus amigos.
—Sé que lo vas a hacer. Muy pronto me voy a tener que ir, y quisiera que recuerdes este nombre; Ya’s, con apóstrofe después de la “a”, Ya’s Plaza, ubicado en el continente de Apas. ¿Puedes repetirlo?
—Ya’s Plaza… en el continente de Apas. ¿Qué es eso?
—Es un lugar importante, que lo vas a necesitar en el futuro…
Rox se levanta para felicitar a Liyul que termina su primer ensayo; Eali se queda en su asiento, pensando un poco en lo que acaban de conversar y confundido sobre lo que ese lugar pudiera significar, de todas maneras lo memoriza. Eali vuelve a observar a Liyul, que con la ayuda de las otras, comienza su segundo ensayo. Estaba seguro de que va a poder protegerla, y que la va a hacer feliz. En su mente, lo tiene todo planeado. Los dos se van a casar, y se van a ir a vivir a la capital, de allí su negocio de frutas va a prosperar y le va a poder comprar todas las cosas que desee. Y con el tiempo, van a tener al menos unos cinco hijos.
En sus ojos no habían dudas, él ha encontrado a la persona con la que va a compartir el resto de su vida.
Pasan los minutos, y para la sorpresa de casi todos, Shi’el rompe el ensayo cuando cae del cielo con un maquillaje pesado en su rostro de color dorado.
—¿Están listos todos? —exclama Shi’el, que al ver a Liyul, se tira para abrazarla—. Te ves muy hermosa y que suave sientes.
—Hola… Shi’el, por favor… me estás apretando demasiado —pide Liyul mientras sus senos son presionados contra los de la maga, que parecen tener el mismo tamaño y volumen.
La maga, conocida por ser la vocera de bailes, les anuncia que su canción está finalizada y comienza a repartir las libretas de música. Los gemelos, encargados de asegurarse de todos los sonidos, agarran las partituras y comienzan a revisarlas, moviendo sus cabezas al ritmo de las notas musicales. Muestran su alegría a medida que dan vuelta cada página, emocionándose más y más al escuchar toda la canción en sus cabezas.
—Esto es increíble, es una de tus mejores canciones —proclama el gemelo.
Y cuando la gemela termina, ella también asiente diciendo que se ha pasado, admitiendo que la canción estaba muy buena.
Sin esperar mucho, una melodía comienza a sonar con el poder del gemelo que se manifiesta por medio de una esfera de sonido. En ese momento, Liyul no sabía qué decir, y al escuchar la canción hecha para su baile, se comienza a emocionar. Para comenzar, este tenía un tono amistoso, con ritmo de baile alegre que se vuelve a uno de melancolía. Para terminar, ella podía sentir cómo la canción llega a un punto de puro ensueño, explorando las muchas posibilidades que la vida pueda traer. Estaba segura de que con esa música ella iba a tener una buena oportunidad, y su cabeza comienza a llevarla a imaginar los movimientos que va a usar. Sin que alguien le diga qué hacer, ella comienza a moverse, cerrando sus ojos mientras alza su mano hacia arriba para el deleite de los presentes, quienes ven una pequeña muestra de su baile.