Pasos hacia el Destino

Capítulo 48, Cambio de Papel

Encadenada de ambas manos, Sabari abre sus ojos esmeralda ante la claridad de un nuevo amanecer y contempla las diminutas rejas de la puerta, anhelando ver a la persona a quien su corazón pertenece. Han transcurrido cuarenta días, cuarenta días que podrían ser los más largos de su existencia. Al menos, ha podido verla en su mente durante todo este tiempo, y lo ha hecho con los ojos y el amor de Valkayri. Aquella noche, cuando la tuvo entre sus brazos, deseó consumar ese amor por primera vez; si tan solo no le hubiera dado esa bofetada.

Su situación seguramente cambiará, lo malo es que no sabe cuánto tiempo tomará, pero de todas formas debe estar preparada. Ojalá que, cuando estén juntas, puedan compartir ese amor que las dos tuvieron. Por ahora, solo necesita concentrarse en recuperar todo su poder.

El vestido de Fel ondea con el viento mientras se maravilla con la vista de la ciudad. Desde afuera parecía ser como cualquier otra capital, grande, cincuenta veces más vasta que la suya. La gran diferencia es que aquí había tantos ángeles como humanos y magos; incluso los Dioses caminaban entre ellos. Nunca imaginó que pudiera existir un lugar donde todos convivieran de esta manera. Gira la cabeza y observa a unos formidables Dioses conversando con humanos, sonriendo y compartiendo un momento agradable.

Se pregunta si esto es normal en otros lugares, porque de donde viene solo ha conocido a una Diosa. A pesar de que se sabe que hay otros en el planeta, ellos no se mezclan con ningún mortal, mucho menos para conversar.

—¿Has notado que hay bastantes Dioses y ángeles por toda la ciudad? —menciona A'iana, acercándose con un helado de cereza.

Fel lo recibe y le responde:

—Para decirte la verdad, nunca imaginé que un lugar como este existiese.

Ambas miran a una radiante Diosa con un largo vestido blanco, sus ojos eran azules con un tinte dorado, seguida por ángeles y magos. Lo más peculiar, aparte de su altura de 11 o 12 pies, era que, de manera amable, esperaba su turno para cruzar las calles. Luego ven a otro Dios tan grande como ella haciendo lo mismo.

—Disculpa —dice una fuerte y profunda voz detrás de ellas.

Fel se da vuelta y ve a un enorme hombre que le sonríe.

—Me das permiso, bella maga —pide el Dios-guerrero con ojos café-dorados, sosteniendo su casco a su lado y una larga capa blanca sobre su armadura.

Ella se aparta de su camino y se disculpa, a lo que él le responde que no se preocupe y sigue su camino.

—¿Viste? —señala A'iana—, qué hermoso… todos parecen ser amables.

—Sí, qué lugar tan agradable. ¿Cómo se llama este sitio? —pregunta Fel sin dejar de mirar el escenario.

—Si recuerdo bien, se llama el “Jardín de Petra”. Supuestamente ella es una Diosa creadora como Iris.

Fel se pone a reflexionar; no imaginaba que existieran diferencias entre los Dioses. Según el “libro de Eucalis”, hay distintos roles entre ellos, y los más elevados son los de creación, virtud de complejidad y hallazgo de sentimientos. Cada uno de estos puede llevar a un dios a alcanzar un gran nivel de poder.

Pasa su lengua por su helado mientras imagina que Quinton podría convertirse en un lugar como este, que se vuelve más fantástico a cada segundo. Al elevar sus miradas, ambas se quedan boquiabiertas al ver cómo una luna se mueve en el claro día, luego otra y otra, como si alguien las guiara sin afectar nada en el planeta.

—¿Qué clase de lugar es este? —comenta A'iana—. Increíble, ¿estaban moviendo las lunas o eran planetas?

Fel, tan maravillada como ella, le responde que tampoco lo sabe y que probablemente es algo muy común aquí. Las dos se dirigen a un lugar en el parque para esperar a Visión y Deltoro.

Intentan comer sus helados lo más despacio posible antes de que el ambiente se vuelva incómodo. Fel es la primera en terminar y, sin saber de qué hablar, nota que A'iana tiene muchas preguntas en su rostro; seguramente quiere aclarar su relación con Sabari.

—¿Me quieres preguntar algo? —dice Fel, mirando el último pedazo de su helado.

—Sé que no es mi lugar preguntar sobre tus relaciones, pero dijiste que Sabari es alguien importante para ti.

Fel trata de no mirarla directamente y finge ajustar su gorra para bajarla y esconder su rostro aún más.

—Si te refieres a que hay algo entre nosotras, así es.

—Pero ustedes se conocieron solo una semana atrás —apunta, disimulando mirar hacia otro lado antes de preguntarle lo siguiente—, ¿fue amor a primera vista?

Fel sonríe al recordar su primera interacción con Sabari, que trató de controlarla.

—Las dos creemos que el destino nos ha traído juntas —le revela un poco sonrojada en la forma en que lo dice.

A'iana se queda fija en su expresión, que le explica que las dos tienen algo muy especial.

—Voy a hacer todo lo posible para que ustedes terminen juntas —promete A'iana sin titubear.

Fel mueve su gorra para ocultar su vergüenza, recordando la bofetada que le dio a Sabari. Sin encontrar de qué más hablar, ambas observan a la gente en el parque. Los bellos árboles y las hermosas flores, combinados con los cantos de los muchos pájaros, le dan al paisaje un aire de ensueño. Las dos sienten que incluso el olor es muy agradable.

Entretenidas por el ambiente, dos horas pasan rápidamente hasta que Visión y Deltoro regresan. Las dos se levantan.

—¿Qué encontraron? —pregunta A'iana, esperando buenas noticias.

Visión y Deltoro se miran, cada uno listo para compartir lo que descubrieron. El primero en hablar es Visión.

—Parece que es cierto que va a haber un evento en la ciudad, algo llamado “el desafío de los Magos”. He preguntado a varios de qué se trata, y parece ser un concurso de magos por alcanzar la complejidad de creación. No me pregunten qué es eso, porque parece que muchos no quieren hablar del tema.

Esto estaba yendo de acuerdo con el libro de Eucalis.

El siguiente en hablar es Deltoro.




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