Pasos hacia el Destino

Capítulo 50, reencuentro

Biala abre su armario, repleto de pantalones y camisas en una amplia gama de colores, pero lo que no se encuentra allí son vestidos. Mientras se desviste, su mente vuela hacia Felsa, su nueva asistente, y las innumerables posibilidades que podrían compartir. No tiene claro cuántos años tiene, pero a primera vista parece rondar los 18 o 19 años. Incluso podría ser virgen, y si ese es el caso, se deleita con la idea de ser quien la transforme en una mujer.

Según lo que le contó Felsa, está buscando a su hermana, a quien no ha visto en mucho tiempo y que reside en la ciudad. Más allá de eso, no posee más pistas, salvo que su nombre es Mirit. Si ambas se parecen, no sería una mala idea formar un trío con las dos. Se humedece los labios de anticipación, pero su fantasía se desvanece al notar que sus senos parecen haber crecido. Intenta ponerse el sostén, forzándolo, pero al sentir que podría romperse, opta por otro que ya tenía preparado. De alguna manera, debe encontrar una solución a su problema. No importa cuántas mujeres tenga, no es lo mismo si no es un hombre.

Tras terminar de vestirse, se observa en el espejo. Aunque posee una belleza natural, hay días en los que, tras largas jornadas de trabajo, su apariencia no le satisface. Hasta ahora, no ha osado usar maquillaje, excepto un lápiz labial. No se lo ha confesado a nadie, pero en ocasiones ha sentido el deseo de ponerse vestidos y maquillarse los ojos. Debe de ser culpa de esa Diosa; seguramente es parte del castigo que le impuso. Aun así, no va a dejar que su cuerpo le cambie la mente. Esta vez decide no pintarse los labios y guarda el lápiz en su cajón.

Desde hoy, Fel adoptará el nombre de Felsa Lequint, incluso entre sus amigos. No sabe qué esperar de su nuevo trabajo, que se supone es sencillo. Melai’a le aconsejó que haga lo mejor que pueda sin preocuparse, y que, con tiempo y paciencia, espere el momento en que bajen la guardia. Si todo sale bien, podrá liberarla cuando todos estén distraídos con el evento más grande del universo. No solo planea escapar con Sabari, sino también con todos sus amigos.

Sin darse cuenta, llega a la entrada de las torres. Un guardián la detiene y le pregunta qué hace allí. Ella le informa que es la nueva ayudante bajo las órdenes de Biala, y sin más interrogantes, le permite continuar.

Detrás de las puertas, lo que encuentra la deja asombrada. En un vasto pozo de agua, con los pies sumergidos, se erigen imponentes estatuas de unos 50 pies de altura, adornadas con flores en sus cabezas y gemas en sus vestiduras. La cantidad de agua que fluye desde la base hasta la cima crean un arcoíris constante que las mantiene húmedas y vibrantes, mientras aves y peces disfrutan del hábitat.

Al observar el resto del lugar, le resulta difícil creer que este sitio fuera un calabozo, pues parecía todo lo contrario, con jardines por doquier. La gente paseaba como si el lugar fuera un centro de recreo, conversando y disfrutando del día.

Siguiendo el sendero principal, se dirige hacia las torres. Casi nadie en su camino le presta atención. Ni siquiera en la puerta es detenida, y al entrar, queda asombrada por la magnitud de las torres. Era como si hubiera ingresado a otra ciudad, llena de gente y habitaciones.

No había forma de llegar al piso donde se ubicaba la oficina de Biala, salvo volando. Antes de que pudiera hacerlo, un ángel la detiene y le informa que debe utilizar los portales, guiándola hacia su ubicación. Llegan a lo que parece ser una puerta decorada con símbolos que no logra entender, y antes de que pueda tocarlas, se abren por sí solas. El ángel le indica que solo tiene que pronunciar el nombre de la persona que desea ver y el portal hará el resto.

Ella entra y la puerta se cierra. Observa su alrededor, que no es más que un pequeño cuarto sin decoración. Sin perder tiempo, sigue la instrucción: “Quiero ir a la oficina de Biala’ncler Dianla.” Con esa simple orden, la puerta cambia de color y se abre. Antes de salir, una voz femenina le indica que siga recto y que en la cuarta puerta a la izquierda encontrará su destino. Al salir, Fel da un agradecimiento, y la puerta se cierra, cambiando de color una vez más.

Hasta ese momento, había mantenido una expresión de asombro, que cambia por una sonrisa inocente y cautivadora. Se quita el sombrero y toca la puerta, hecha de vidrio opaco.

Desde afuera, observa una silueta moverse, y la puerta se abre.

—Felsa, entra —dice Biala, sentada en su sillón con las piernas cruzadas y una pluma en la mano.

—Buenos días, ama Biala.

—¿Tuviste algún problema encontrando mi oficina? Este lugar puede ser bastante grande —comenta Biala, moviendo sus piernas.

—No, al contrario, fue muy fácil; y sí, este lugar es enorme.

—Puedes dejar tu sombrero en aquel cuarto —indica, señalando el vestuario.

—Una pregunta, ¿qué son esas puertas? En un momento estaba en el primer piso, y luego aquí… ¿magia?

—Aquí adentro de las torres, no usamos magia; en cambio, empleamos algo muy distinto llamado complejidad —responde Biala, y antes de que Felsa pueda preguntar qué es eso, continúa—. La complejidad existe en muchas formas, tanto en los seres vivos, como nosotros, como en las cosas que pueblan el universo. En cambio, la magia deja de funcionar en universos que no fueron construidos con la complejidad necesaria para sostenerla. Míralo así: la complejidad otorga poder y sentido a la magia. Veo que es la primera vez que oyes esto.

—No lo sabía. Entonces, ¿todos los Dioses pueden usarla?

—Sí, y la complejidad de un Dios puede anular el poder de cualquier mago. Bueno, basta de ese tema. Primero, quiero decirte que te ves muy bonita —complementa Biala levantándose de su silla.

—Gracias, ¿y qué puedo hacer para servirte? —pregunta Felsa, desviando la mirada hacia el cuarto.

—Tu trabajo no es complicado. Quiero que te encargues de las tareas de limpieza. Quiero que ordenes este lugar; como ves, no soy la mejor organizadora. También necesito que entregues documentos a sus destinatarios. Por ahora, no hay mucho que hacer, pero con el tiempo, cuando se acerque el evento de las magas, este lugar se volverá muy activo. Además de ser un centro de detención, es un nodo de datos entre varios dominios, especialmente con la casa de Iris.




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