Pasos hacia el Destino

Capítulo 54, Plato especial

Los demonios, llenos de preocupación e incertidumbre, siguen marchando desde temprano, avanzando hasta el atardecer, y en algunos lugares casi llegando a la noche. Todos forzados a abandonar sus hogares, sus pertenencias y las vidas que conocieron.

Ya han pasado dos días desde que comenzó la odisea, y se estima que en poco más de dos semanas los primeros grupos alcanzarán la frontera.

Este plan para desocupar los “Alto-Planos” de los demonios ha sido impulsado por los descendientes, cuyo principal objetivo es purificar el imperio de lo que consideran seres detestables. Se estima que hay más de un millón de demonios que, durante mucho tiempo, han sido ignorados, lo que permitió que su número creciera de manera descontrolada.

Incluso en las tierras de Laxaro, había cerca de veinte mil demonios, y gracias a la intervención de Pumas, logrará expulsar a la mayoría. Habrá algunas excepciones, ya que ciertos miembros de su propia familia se han casado con demonios o los han adoptado como parte de sus familias por diversas razones. Aunque esto le resultaba repulsivo, Laxaro debía dejarlos en paz para evitar conflictos innecesarios dentro de su propia Casa.

Otro obstáculo eran aquellos demonios que ya casi se habían transformado en humanos, siendo casi imposible diferenciarlos. Quizá en el futuro, se podría librar también de los humanos, ya que los encontraba más inútiles que los demonios.

Mientras revisa los informes, se pregunta si no sería mejor acelerar el proceso y abandonar la idea de expulsarlos a todos. Ir casa por casa, pueblo por pueblo, ciudad por ciudad, se ha convertido en un desafío enorme. Muchos han comenzado a mentir o a disfrazarse; incluso han aparecido unos lentes extraños que ocultan sus infames ojos. La mayoría son tontos y obedecen sin cuestionar, pero han descubierto que otros, un pequeño porcentaje, son más inteligentes. Si ese grupo llegara a aumentar, podrían provocar una revuelta contra esta purga, y eso sí sería un problema. Tienen que mantener el control a cualquier precio.

Sin duda, la emperatriz debe estar al tanto de lo que ocurre; de todas formas, es una débil y su ejército es demasiado pequeño como para que consideren atacarlos. Ni siquiera con todas las casas que firmaron el tratado podrían compararse con las fuerzas de los Alto-Planos. Claro, a menos que apareciera alguien como Lucero, porque durante mucho tiempo nadie pudo detenerla. Todos la temían; incluso Pumas no habría osado lanzar su campaña contra las tierras vecinas de Quinton. Aunque le guardaba cierto resentimiento por rehusar a unirse a los descendientes, no podía negar el orgullo que sentían hacia ella, ya que una de la maga más poderosa había nacido en el país.

—Señor, todos los demonios han sido localizados. El número final es de veintidós mil ciento ochenta —informa uno de sus asistentes, encargado de recibir los reportes de su región.

—Perfecto, da la orden de movilizarlos de inmediato.

—Señor, el informe menciona que entre ellos hay muchos niños y ancianos, lo que retrasará el viaje hacia Zanco. Sugieren separarlos y transportarlos en barcos voladores.

—Me parece excelente, diles que lo hagan.

Con esa decisión tomada, Laxaro sale de su despacho y se dirige al balcón, desde donde observa su preciada nación. Aunque solo ha vivido una década en Nazar, ya se ha acostumbrado a su gente y no permitirá que lo desplacen con facilidad. Pronto se celebrarán las elecciones, y está casi seguro de que obtendrá el cargo de gobernador una vez más.

Eucalis y su grupo se han infiltrado en la primera caravana de demonios que marcha hacia Zanco. Casi todos están convencidos de que esta es la mejor opción para ellos, creyendo que la emperatriz ha decidido expulsarlos de las tierras de Quinton. Mientras tanto, los magos de los Planos vigilan de cerca lo que sucede en los campamentos, inspeccionando desde el aire y mezclándose entre la gente. A veces se disfrazan de demonios, aunque su aspecto impecable y limpio los delata fácilmente.

Le ha pedido a Tomás que elabore una lista con los nombres de todos los que se encuentran en el campamento, con el fin de identificar a aquellos capaces de apoyarlos y quienes necesitarán protección. Además, ha reclutado a un buen número de demonios que lo asisten en la creación de una detallada encuesta. Con esa lista, Anvaz tiene la tarea de encontrar a otros demonios dispuestos a luchar cuando llegue el momento. Esta es una misión complicada, ya que debe asegurarse de que contarán con ellos. Anvaz le informó hace unas horas que ya tiene una docena reclutada; una cantidad insignificante, pero confía en que el número aumentará con el tiempo.

Letala tiene una labor crucial también: ha sido encargada de encontrar formas de transportar toda clase de armas, que seguramente serán necesarias. Por su parte, Balerio se hace pasar por un medio humano-demonio; su misión es identificar a la mayor cantidad posible de magos guardianes y, lo más importante, planificar cómo y dónde podrán intervenir para liberar a los demonios y facilitar su escape, preferiblemente bajo la protección de la noche.

Después de caminar por horas, la caravana comienza a detenerse para montar los campamentos donde pasarán la noche. Eucalis se mueve entre la multitud hasta sentarse junto a un demonio que lo invita a acompañarlo. Ambos observan a su alrededor y realizan las señales de contraseña, tocando el suelo con los dedos.

—¿Eres el señor Yanos? —pregunta un anciano demonio con ropas desgastadas con un fuerte olor.

—Sí, ¿qué traes? —responde Eucalis, deteniéndose por un instante al notar a un mago que pasa caminando entre la multitud. Cuando este se aleja, vuelve su atención.

—El señor Balerio me ha enviado. Esta tarde, el plan "Picoteo" se ejecutará a las 8 y 12, con 30 y 5 palomas.

—Entendido —contesta Eucalis, comprendiendo perfectamente el mensaje en clave.

Tal como se le había informado, el plan comenzará a medianoche en el suroeste, permitiendo que unas treinta personas escapen. De ellos, cinco serán enviados a otros campamentos para entregar mensajes. En el lugar donde se encuentran, hay más de cincuenta mil personas, vigiladas de cerca por unos seis mil magos.




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