Tomás Caruso era el hijo bastardo, era el medio hermano y no al mismo tiempo de Alessio; sus padres eran gemelos idénticos, lo que los convertía en hermanos, aunque nacieron de diferentes madres y sus padres era personas diferentes.
Bueno, Tomás o Tomi; había sido enviado con su padre biológico como un castigo a su madre por haber sido infiel; Tomás era diferente a todos sus hermanos, él era el más cuerdo por así decirlo y tranquilo de los cuatro príncipes oscuros.
Había recibido el mismo entrenamiento que sus otros dos hermanos mayores, pero en él no era tan natural matar, no sin un motivo, un motivo que descubrió al conocerla a ella. Rouses había sido la chica que le mostró que no solo podía ser el caballero en corcel blanco, sino también podía ser tan oscuro como sus hermanos. Claro que nunca fue su intención ponerlos en contra. Tomi estaba en el aire, ya que no pertenecía ni aquí ni halla y le agrado tener un lugar al cual llamar hogar, además de tener amigos, más bien una amiga en particular que lo acepto, a pesar de ser el bastardo, a ella no le importaba.
No le gustaba y estaba en contra de como Ángelo la provocaba, y es que nunca imagino que debajo de esa imagen angelical existiera un demonio, que podía escalar hasta ser el mismo diablo; la miraba a lo lejos, estaba cubierta de sangre y a diferencia de su hermano solo había tenido que ocupar un cuchillo.
Había captado la atención de todos, sobre todo de la de su hermano, quien volvió a su puesto después de que ella le gritara en latín que la dejara en paz a Ángelo, la siguió con la mirada hasta que se perdió dentro de la casa, Liza se puso frente a él, pero él no le hacía ni caso.
—¿De quién es esto?
—A ti que te importa —dijo él, miro la muñeca de su hermano, era una vincha, sabía que ya la había visto antes, no podía ser, era de ella, pensó, ¿él estaría jugando?
—Han visto eso, parece que no tenía control —dijo Cameron
—Dicen que es peor —dijo Pedro —Podría acabar con nosotros solo con la mirada, aunque yo me arriesgaría
—Solo es una niña pija más —dijo Alessio sin importancia
—¿Cómo sabes que es pija? —Pregunto su hermano —¿Es porque la conoces?
—Es hija de Alessandro, solo has cuenta, salía con esa chica rica, bueno —Lo miro —Además que su padre es Ángelo
—Ambos parecían tipos muy orgullosos cuando la nombraban —dijo Maritza
—Solo están celosos, porque no eran los favoritos de Alessandro —dijo Ángelo acercándose —Además que ella lleva su sangre y la mía también —Sonrió socarrón, camino a limpiarse las manos
—A que podemos hacer que caiga —dijo Pedro —Mostrarle que como su madre se puede enamorar de uno de nosotros
—Idiotas, déjenla en paz, creen que ella no se dará cuenta —dijo Tomás molesto, estaba harto de que la insultarán a sus espaldas, ella era una buena persona con malos padres
—¿Qué te gusta Tomi? —Se burló Alessio
—Tienes algún problema con eso —Le dijo —O que ¿a ti también te gusta Alessio? —Él lo miro
—Alessio no se fijaría en esa niña, es como si se fijara en la mocosa princesa de donde trabaja —dijo Pedro y todos se echaron a reír
—Más vale que tenga más respeto, porque también sirves a esa princesa, aunque ella no lo sepa, ¿verdad?, corazón —Achilles los miraba sin ninguna emoción en la cara —Achilles
—Si lo sé —dijo
—A casa —Le dijo Ángelo
—Puede que haga una parada —Lo reto —Un helado, no viene mal
—Bella ten —Le lanzo una camiseta —La llevaré a casa —dijo Luciano sabiendo que ella solo quería jugar un poco —No dejaré que se meta en problemas
—No necesito una maldita niñera, sé cuidarme sola —dijo ella pasando por su lado golpeándolo
—Eh Luciano, ¿puedes acercarme a la ciudad? —Pregunto Tomás ganando la atención de todos, no se lo pensó, no dejaría que esos idiotas la lastimaran porque correría sangre
—Claro Tomás —Le dijo él —No tengo problema, te dejaré primero y después a Achilles, él asintió, cuando el regreso a verla se quitó la camiseta quedando solo con brasier, todos la miraban
—Mierda
Escucho que dijo Ángelo, enojado por lo que su pequeña hizo, pero una parte le sonrió porque estaba demostrando que ella la tenía controlados, se limpió la sangre y se puso la otra camiseta.
—Me hago vieja, Luciano —Se cruzó de brazos
Luciano sonrió, desde que la conoció no había dejado de hacerlo, aquella niña era su sol, era capas de hacer todo por ella y sabía que ella haría todo por él.
—Eh, cariño, no te despedirás
Miro enojada a Ángelo, ella solo alzó la mano, estaba enojada, chip se había ido dando paso a Ángelo, más duro y cruel, pero ella conocía al verdadero solo ella. Ella caminó hasta él sabía como derrumbar esas murallas, como lo sabía con Alessandro; quien hubiera impartido un castigo por lo de hace un rato, lo abrazo, él correspondió su abrazo ante la sorpresa de todos, él le dio un beso en la frente y le susurro algo ella sonrió y él viró los ojos y después subió al auto.
—Más vale que mantengan sus manos quitas —Les advirtió a los chicos que subieron detrás de ella.
A Alessio no le hizo mucha gracia el comentario de su hermano, ni que ella escuchara lo que dijeron de ella, ellos no lo sabían, pero el sí, ahora ella no le hablaría más y tenía sus razones, pero le molestaba sobre todo que Tomi se haya ido con ella. Los había visto juntos conversando, ella parecía muy cómoda con su hermano mayor, quien prácticamente le había dicho que le atraía la chica y es más sabia que él también estaba algo coladito por ella.
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Editado: 23.05.2023