Passione

5

—¿Qué pinto yo en todo esto? —Los tres hermanos se miraron

—Bueno, hermanito, tú la alejaste —dijo el mayor de los Caruso —Ahora ella parece que no le dolió, pero al parecer alguien, o algo hizo que se pusiera de malas y apagara casi por completo sus sentimientos

—¿Cómo lo sabes?

—Aleck está preocupado y con obvias razones —Comenzó a moverse por la habitación —Saben como se pone cuando se enoja ni yo quisiera ser su enemigo, pero al parecer ahora lo somos

—¿De qué hablas? —Pregunto su hermana

—Hablo de que el imbécil del contador vendió a Achilles —Ella se incorporó en su asiento y miro a su hermano menor —Como pago de una deuda que yo tenía, el problema es que no pude explicárselo a Achilles, Rouses ella está con el enemigo

—¿Con quién?

—Eiríkr —Su hermana comenzó a reírse

—No puede ser, Nicolás —Dejo de reírse —A caso eres idiota —Lo miro —Por años él a intentando robártela por ser lo más preciado y creo que lo a conseguido

—Yo no lo hice, fue un error, no creo que quiera escucharme

—Yo lo siento señor dijo que le pagara y bueno él dijo que todo estaría pagado si tenía a Achilles, ella se incorporó con él hace unos días, al parecer se acopló bien y por lo que he escuchado está mucho mejor que aquí estaba —Nicolás miro al hombre y este retrocedió —Solo cumplí su orden

—Vendiendo a mi mujer —Le grito, este cerro, los ojos

—Creo que ahí te equivocas Nicolás, Achilles no es tu mujer y ya no lo pertenece a la familia Caruso a hora sirve a alguien más —Él empujó al tipo —Ella nos perteneció cuando se unió a Alessandro en ese momento fue nuestra Capomaggiore, nuestra princesa de la mafia Italiana, y aún lo es, pero ya no mata para ti; ya no mata para nosotros, ahora mata para la familia contraria, para nuestro primo quien no solo ahora tiene a nuestro soldado más peligroso, sino que al parecer quiere acabar con nosotros, porque al parecer nadie está contento con nuestro mandato gracias a Emiliano.

—¿Qué demonios hiciste Nicolás? —El más pequeño se puso de pie —Ellos no saben que si dejan la rienda suelta ella se convertirá en…

—En que —dijo su hermana —En lo que todos somos unos monstruos, pues si, porque tú también lo eres y peor que Nicolás

Los radios comenzaron a hacer ruido, mucho.

—Está aquí, el ángel de la muerte

—Atrápenlo, ahora —Hablo Nicolás

—Nos sobrepasa en número

—Solo hay un ángel de la muerte

—Señor… 

La línea quedó vacía, las luces se apagaron y los tres se pusieron alerta, una explosión y después gritos y disparos se acercaban, posteriormente todo fue silencio y la luz volvió, en la mesa había dos cabezas.

—Maldita sea —Había una inscripción de traidores con sangre en una de las paredes

—Cerdeña y Nathaniel —dijo la chica —Al final, si los mato a ambos, no toco a Issabella, porque es…

—Una Caruso, lastimosamente —dijo su hermano mayor —Debemos hablar con ella o se saldrá de control

—Tal vez ya se salió de control —dijo el otro señalando donde se encontraban el resto de sus cuerpos

—No habrá represalias, uno porque no eran de la familia, ninguno de los dos estaban casados, o quieres que te recuerde quien le disparo a tu hermano y por misericordia está en la prisión siendo torturado, para que tu novio, no muriera

—Es el padre de mi hijo —Le grito su prima

—Que Dios lo tenga en la gloria —Recibió una bofetada, él la empujo y esta cayó. —No lo vuelvas hacer, por su maldita culpa, ella desapareció tres años y ahora tú me debes, Issabella si no quieres que tu hijo aparezca muerto, será mejor que me obedezcas o los votaré de mi casa, tal vez se me olvide darte el dinero para su tratamiento

—Nicolás, por favor —Se puso de rodillas

—Recuerda que tu maldita adicción lo puso en esa condición

Él se retiró ante la mirada de sus demás familiares, quien lo miraban con odio; los cuerpos recibieron sepultura en fosas comunes, nadie sabría que murieron, no eran parte de la familia y nunca lo habrían sido, él lo soporto por su padre, pero esta vez le habían hecho un favor a matarlos, ahora tenía problemas más grandes que la muerte de esos dos.

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—No era Achilles

—¿Cómo lo saben? —Se acercó Alessio —¿Qué hubo más sobrevivientes que muertos?

—No, señor, fue un grupo, es por las pisadas, hay seis pares de huellas, los hombres no tuvieron oportunidad de defenderse, la táctica la usual de los nórdicos

—¿Cuál es el trabajo de Achilles ahora? —Todos voltearon a ver el menor de los Caruso

—Ninguno, ella ya no trabaja asesinando

—¿Qué?

—El príncipe nórdico, no la quiere para eso, según sé él la trata como una verdadera reina, una princesa, llena de lujos con su propia torre, nadie puede tocarla menos verla, tiene su propio personal y ya no se llama Achilles

—¿Cómo se llama? —Pregunto su hermana

—Astrid, gran belleza

—Ella se llama Achilles

—Parece que ya no —dijo ella

Alessio era la primera vez que aceptaba que era el príncipe de la mafia, y no solo de Italia, sino de todo el mundo, joder, como le hubiera gustado antes que ese título sirviera para estar con ella; al final ambos tomaron caminos separado, él decidió casarse y ella se rindió, o es así como lo veía él; por muy difícil que haya sido, dejar a su hijo una parte de él, sabía que ella tenía razón, los dos ya se habían hecho tanto daño y era momento de dejarlo a taras.




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