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—Todo fue tan rápido, esos hombres aparecieron apuntando su cabeza, lo golpearon y se llevaron a mi nieto —Me miro —Se lo llevaron y dijeron que lo matarían Rouses, debes hacer algo

—El jefe de seguridad ya está en camino —Mi abuela se acercó a mi

—No me importa en quien te tengas que convertir o a quien tengas que matar, quiero que traigas a mi nieto de vuelta —Estaba llorando —Sin un rasguño —Yo asentí y medí la vuelta, seguida por Esteban y Maritza

—¿Qué harás Rouses?

—Traerlo de vuelta, no me importa si tengo que poner de cabeza toda Italia

Subieron conmigo al auto, debía encontrarlo antes que le pasara algo porque no sabría si sobreviva a eso.

Recabar información no era fácil, pero tenía a unos informantes por ahí.

—No he escuchado nada, pero lo que se es que Roberto tuvo una gran venta, la otra noche le compraron todo como si fueran a la guerra

—¿Sabes algo de un niño?

—No, han dicho nada, sabes que te lo diría, es delito matar a uno —Asentí

—Mantenme al tanto

—Lo haré Achilles si me proteges lo haré —Asentí

Perugia era un lugar común donde podría comprar armas, Roberto era conocido por el contrabando y abastecer a grupos insurgentes y a pequeñas bandas, era vendedor usual de la familia Caruso.

—Parece que un ángel cayó del cielo, es bueno verte ángel

—No opino igual —Golpe su cabeza contra la mesa, saque el arma y la apunte a su cabeza —Te compraron armas para una guerra, habla

—No se nada, o solo les vendí, el arsenal

—Se llevaron a un niño

—No se nada de un niño, sabes que no haría nada en tu contra Achilles, piedad —Esteban miro a los demás, nadie se movió, estaban asustados y debían estarlo

—¿Dónde los puedo encontrar?

—En el puerto de Cagliari, tenían acento de ahí, no te miento, por favor no me mates —Le quito la pistola de la cabeza

—Necesitaré municiones —Maritza boto una bolsa frente a el para que la llenara

—Queden atrás a la mínima oportunidad, llévense a Máximo de aquí —Miré a ambos —Es una orden

—Amo tus órdenes suicidas —dijo Maritza

Caminamos a gachas, vimos una pequeña casa a lo lejos, era más una bodega.

—Iré al frente —Ellos asintieron, camine hasta estar cerca, al entrar el lugar estaba oscuro, las luces se prendieron y había muchas armas apuntándome —Váyanse, es una emboscada

—¿Qué Rouses? —Me quite el comunicador y lo pise

—Bienvenida Rouses —dijeron en las sombras —Atrápenla

Un grupo se acercó e intento detenerme, comencé a pelear, derivé tres y seguí por los demás.

—Detente o lo mataré

—Mamá —Me quede quieta —¡Mamá!

—No le hagas nada — Alce las manos —Está bien

—Amárenla —Se fueron enzima de mí y todo se volvió oscuro

—Vamos, es hora de despertar, Rouses, despierta —El agua impacto en mi cuerpo produciéndome frío —Eso es bienvenida, fue fácil hacerlo —La voz provenía de las sombras —Sabía que ese niño era tu punto débil, fue fácil encontrarlo sabes, la casa más hermosa, aunque aún es un misterio el paradero el lugar donde tú creciste

—¿Qué quieres? — dije

—Te quiero a ti en cuerpo y alma, es hora de tener algo de todo lo que me han quitado, los Caruso deben aprender a perder

—El niño no tiene nada que ver en esto

—No, tiene mucho, así podre tenerte las veces que quiera ¿o no? Tu belleza es como una carnada a la presa, es lo único bueno, porque no tienes alma, ni corazón, hiciste que los tres se pelearan por ti, y aún lo haces, ahora me ayudaras a acabar con ellos, su propia arma contra ellos

—Suelta al niño y haré cualquier cosa —dije

Camino hasta estar frente a mí, tenía una sonrisa macabra, sus ojos eran como del guasón de dibujos animados, su cara me era familiar, pero no sabía de donde

—Así me gusta, bella, sabes cuanto darían porque te quite del camino de los Caruso, desátenla —Cortaron las cuerdas y caí al suelo, palpe algo antes de que me pusieran de pies, encontré algo filudo y lo tome, lo guarde en mi manga, me pusieron de pie y desataron mis manos

—Quiero ver al niño —dije

—Traigan al niño —La puerta se abrió y Máximo entro y se abrazó a mi pierna, lo tomé en mis brazos