Passione

31

La tensión sobre la mesa se sintió por unos momentos cuando Jane salió con uno de sus chistes y su petición.

—¿Y por qué no me puedo hacer un tatuaje? Muchas personas se lo hacen 

—Pero tú no eres una de esas muchas, cuando seas mayor de edad podrás hacerte lo que quieras hasta tener un pene 

—Yo no quiero uno de esos, ¿Tú qué piensas Alessio? —Todos los miramos, él se alzó la manga de la camiseta y vi uno de sus tatuajes, eran unos dados

—Ahhh —Jane Grito y se acercó a verlo —¿Cuándo te lo hiciste? 

—El primero que me hice fue a los catorce, pero yo no tenia padres que me supervisan, tiene razón, deberías esperar a ser mayor de edad, si aún quieres hacértelo, yo puedo llevarte a un lugar donde los hacen muy bien 

—¿Cuántos tienes?

—Seis 

—¿Cuál es más importante? —Me miro 

—El que está aquí —Señalo bajo su corazón —Está en hebreo

—Qué mono

—¿Quién quiere postre? —Mía intervino y le agradecí por eso

Me levanté y comencé a recoger los trastes, junto a mi madre, al llegar a la cocina Pipa se puso a lavarlos, mi madre me miro y abrió una gaveta, saco una botella pequeña, y dos vasos, los sirvió y me miro.

—Lo necesitas —La miré, y me eché a llorar —Hay linda, lo siento tanto, en serio, no sabes como me gustaría que fuera fácil, pero no es así, debe doler

—Aún lo amo

—Lo sé, cariño, lo sé, Rouses, luchar por amor no es malo —Acariciaba mi cabello —Es mejor que preguntarse si hubiera válido la pena

—¿Aunque duele?

—Aunque duele, está aquí no —La mire —Pero está eso

—Sí, eso 

—No deberías ser tan dura, tú también te equivocaste

—Vamos, ayudemos a secar los platos, son una buena terapia

Secamos los platos, cambiamos de tema, hablamos de su trabajo, del mío, pero solo le dije lo básico, no que ayudaba a cobrar deudas a un mafioso que era el hermano, del chico que estaba en su sala., cuando terminamos salimos. Ella fue con mi padre y yo a la sala, Jane conversaba con Alessio, lo estaba torturando.

—¿Entonces puedo ir?

—Claro, pero eso dependerá de tus calificaciones

—¿De qué hablan? ¿A dónde iras?

—Alessio, dijo que podría ir a visitarte en vacaciones, y que el mismo iría a recogerme al aeropuerto, además que haría el tour por tu casita enorme, pero debo mejorar mis calificaciones

—¿Te va mal en la escuela?

—No mal, pero tampoco me va bien

—Eso es contradictorio —Me miro y sonrió

—¿Y cuándo se casan? Quiero sobrinos, van a ser una monada sabes

—Jane, te dije 

—Lo sé, pero, digamos que investigue un poco su historia

—En vez de estar investigando, eso deberías poner a estudiar

—Oh, vamos Abby, pero si parecías muy enamorados en esas fotos, pero no lo recuerdas, eso es cruel, la vida es cruel

—La vida será cuál si no haces los deberes Jane Camila —Hablo mamá desde el comedor 

—Ya voy mamá —Dijo con desgana —Estoy conociendo a mi cuñado 

—Vamos, te ayudo —Le dije, ella se puso de pie y salió corriendo pro sus cosas

—Espérame y bajo, no quiero estar sola arriba —Grito desde arriba 

Mire a Alessio, y tomo mi mano, me acerco a él, y alzo las cejas, me reí.

—Sabes que recuerdo bien

—¿Qué?

—Qué eras mi mejor amigo, y tenia mucho miedo de perderte, si salimos, ese mido lo siento, solo que ya te perdí

—Tú eras mi mejor amiga —Beso el dorso de mi mano, y me senté a su lado, el paso su brazo por mis hombros, y yo me acomodé sobre su pecho

—A ver, a ver, déjeme espacio —Richard apareció y se sentó en medio de los dos —Que lo último que quiero es un sobrino, soy muy joven

—Joder, que dejen el temita en paz

—Mamá, Rouses está lanzando tacos —Lo miré 

—Mamá Richard está siendo un pesado 

—Richard, por favor, deja de molestar a los chicos 

—Pero si yo no he hecho nada, ¿Verdad, señor Caruso?

—No

—Bes eres la única que lo piensa

—Ya —Jane apareció y yo me puse de pie tomando la mano de Alessio 

—Richard dice que te ayudara

—¿En serio?

—¿Qué? —Me miro mi hermano 

—Ayúdala, por favor Richard —apareció mamá, Mía se rio de la situación, 

Nos sentamos en el sillón frente a ellos, mientras Richard me miraba con desafío.

—Esta me la pagas

—Te estoy esperando 

—Espera que termine aquí enana, ya verás

—Richard, deja de molestar a tu hermana, vas a cumplir treinta

—Si Richard

—mírame, soy muy maduro

—Con pantuflas de Bob Esponja ¿Claro? —Dijo Jane, señalando sus pies 

—Es mi niño interior, el hombre siempre mimamos a nuestros hombres interior 

—Disculpe señor Caruso debe pensar que somos unos locos

—Para nada

—No conoces a sus hermanos 

—¿Tú si?

—Me llevo bien con ellos —Sonreí 

Jason se sentó a nuestro lado.

—Entonces, señor Caruso ¿Cuáles son sus intenciones con nuestra pequeña hermanita, porque si está aquí es algo serio? —Lo mire 

—Hay Dios

—Yo quiero pastel, quiero ser una de las damas

—O la niña de las flores

—Soy muy grande para eso, Steven estaría perfecto —Me reí al ver su cara —Oye no bromeo

—¿Señor Caruso?

—Solo soy amigo de tu hermana Jane, apenas y nos hablamos —Jane no dijo nada

—Ya se arreglarán —Hablo Mía —Lo que nunca pudieron hacer es estar separados, y eso que no hacen las bromas que sabían hacer

—¿Son la pareja de bromistas?

—Eran toda una pareja de viejitos casados, muy molestos

—Oye —Mía sonrió —Yo no lo recuerdo así

—No es que recuerdes mucho tampoco 

—Eso fue cruel de tu parte —Me acurruqué contra Alessio —¿Verdad, que ha sido cruel? —Él me miro

—Si Mía te has pasado —Le dijo, beso mi frente, cerré los ojos, sintiéndome cómoda contra él




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