Passione

32

Parecía ser un día muy ajetreado, el departamento estaba de cabeza, había más gente de la que vivía aquí, de alguna forma afuera él solo había decidido salir.

Yo estaba sentada en una silla mientras me peinaban, un peinado algo anticuado, y otros se debatían si maquillarme o no, había gran cantidad de vestidos en armarios portátiles.

—Pero, ¿Qué es eso? 

—Usted lo pido

—Aparta esa monstruosidad de mi vista —Mire a Cookie

—Okay debes elegir el vestido 

—Pensé que ya lo habías hecho

—No pude hacerlo, pero lo dejo en tus manos 

Me puse de pie y vi el caos, camine mirando cada vestido y no me gustaban, la cara de Cookie, parecía adivinar lo que iba a decir, parecía entrar en pánico.

—Vamos a relajarnos Cookie —Le dijo Camila, quien había venido a ayudarme este día 

—No le a gustado ninguno 

—Apuesto que habrá uno que si le agrado, porque no vas a tomarte un té —él se volteó y se chocó con Alessio 

—Cuidado niño —Lo miro —¿Yo te conozco? —Me miro, pero lo ignoré haciéndome la que miraba los vestidos

—¿Dónde dejaste a la prima amargada? ¿O esa chica Baker?

—Cookie, porque no vas y me buscas un vestido, que estos no me agradan 

—Lo sabía, no le gusto nada —Camila me miro, y alce los hombros

—Rouses nos vamos en dos horas y tú no estás vestida

—No hay nada que me guste —Me senté

—¿Lo que me lleva a preguntar? ¿Regina estará?

—No sé —Respondí —Como notaras no es que hablemos seguido

—Señor este vestido estaba atrás, pero tiene nombre —Cookie lo miro

—Es muy viejo —Alzo la mano para mandarlo a volar 

—Quiero verlo —Él miró y asintió, el chico trajo el vestido hasta mi

—Es muy viejo, además tu madre lo uso, cuando tenia tu edad, lo arreglo, y lo dejo ahí, no sé cómo ha terminado aquí

El vestido era color marfil, con perlas en la parte superior, de hombros caídos, era muy simple.

—Me lo voy a probar 

—¿Cómo?

No me demore mucho cambiándome en el vestidor improvisado, al salir, una de las chicas subió el cierre y abotono alguno de los botones.

Me miré en el espejo, no me quedaba mal, pase mis manos por la tela y me coloque la corona, otra de las chicas me puso el collar, y la otra me ayudo a ponerme los zapatos, el vestido llegaba al ras del suelo, pero no era pesado, se sentía muy liviano.

—Te ves….

—¿Me parezco a ella verdad?

—Mucho

—Te ves muy hermosa —Camila, me arreglo la corona plateada que iba con el peinado

—También puedo usarlo como vestido de novia

—Aún no me cabe en la cabeza que no vayas a dejarme hacer el vestido que confecciono tu madre —Me miro —Es inaudito 

—Ese vestido era para otra era, no es para esta ocasión 

—Por la misma razón que debes vestir de blanco —se enderezó —Y por la misma razón por la cual no pienso hacerte un vestido de novia, para que te cases con Zayden, tu madre quería que te casaras por amor, no porque…, no lo haré 

—Está bien

—Tengo que ir a rezar, a pedirle a tu madre que te saque esa idea de la cabeza por el amor de Dios —Se llevó la mano a la boca, estaba llorando —Es que esto es…

—No iré, no puedo, porque le prometí a tu madre que vería que te casaras con la persona que amas, no quien lo hace, pero no a la tu real, creo que necesito un café 

—¿Tienes aguja e hilo Camila? Se me a roto el botón de la camisa —Hablo Alessio 

—Yo puedo coserla, hijo, presta eso —Alessio se quitó la camisa y Cookie parecía que sufriría un ataque —Madre de Dios, ahora entiendo por qué te gustaba 

—Peter, ve a la cocina 

—Vale 

Mire a Camila y me fui a sentar evitando que el vestido se dañe, ella se sentó a mi lado, mientras miraba la ciudad. 

—¿Me dirás que no iras? Porque si es así no estoy muy segura de poder hacerlo

—Iré, pero tampoco estoy desacuerdo en que lo hagas

—Nadie lo está, pero debo hacerlo 

—Lo sé, lo sé 

Se puso de pie y comenzó a ordenar un poco, se frenó y vio a Alessio que conversaba con un de las chicas que me había ayudado a listarme.

—Tú deberías comer —Le dijo, él la miro y negó 

—No tengo muchas ganas de comer 

—¿Te vas?

—Tengo que hacer tarea

—No quiero comer 

—Dijiste que estabas hambriento 

—Odio comer solo —Lo miré —¿Quédate?

—Vale 

—Si tiene hambre —Dije en voz alta —Deberías comer —Seguí —Porque no le sirves, pro favor Cami

—Enseguida

—¿Cómo sabes que tengo hambre?

—Se le dice instinto 

Me puse de pie y caminé hasta el ventanal. Se supone que iríamos a la hora del té, comeríamos aperitivos muy pequeños. Además, no creía que me entrara algo con este vestido, si podía respirar, ya porque al parecer mi madre y yo teníamos las mismas medidas en pecho.

—¿Qué recordaste? —Me sorprendí al tenerlo tan cerca y sin camisa, y es que se veía bien así sin camisa

—Yo solo sé que no te gusta comer solo, pero Camila puede hacerte compañía

—¿Y si quiero tu compañía?

—Bueno, supongo que me puedo sentar a tu lado un rato —Me miro —¿Qué?

—Vas a enojarte mucho por lo que voy a hacer

—¿Qué…?

No pude responder porque sus labios estaban sobre los míos, sus manos se apoderaron de mi cintura, mientras sus labios devoraban los míos, intente resistirme, pero no pude, termine correspondiéndole el beso, mis manos se posaron sobre su perfecto abdomen. 

Me separé de el de golpe, todos nos miraban hasta las maquillistas.

—Ustedes no han visto nada, y si dicen algo, se quedarán sin trabajo, tal vez si termine haciendo ese vestido después de todo

—¿Por qué me besaste?

—Porque tú también querías besarme

—Estás loco Alessio Caruso —Di un paso atrás

—Tú no detuviste tampoco




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