Passione

35

Nuestro último día en Londres, No parecía ni muy frío, no muy soleado, algo así como normal, para unos, pero para un londinense, estaba haciendo sol.

—¿Otra vez debo elegir otro vestido?

—Esta vez te traje muchos que te gustaran —Mire los vestidos 

—Pues no te equivocas

—Siempre has tenido gustos muy provocativos

—Un poco 

—¿Cuál te gusta?

—El rojo, no espera el azul, no el negro, no sé cuál escoger

—Pues el rojo te quedaría bien

—Mmm, me quedo con el dorado, pero los demás también me gustan 

—Pues son tuyos, los hago siempre —Sonreí

—Voy a cambiarme

—Ayer nos informaron que solo uno podría ir como guardaespaldas, eso no me gusta —Mire a Alessio —Decidimos que yo iría contigo

—¿Tú? Es que, se supone que debo alejarme de ti 

—¿Según quién?

—Según mis publicistas

—Pues pes mejor millones de revistas, que un funeral —Lo mire, —Iré contigo a menos que quieras morir 

—Está bien, no tienes que ser malo

—Es que me enoja que prefieras a la prensa en vez de a tu vida

—No prefiero a la prensa, solo que, trato de controlar el revuelo que se crea cuando nos ven juntos

—Pues acostúmbrate

—Si ya lo estoy haciendo 

—Niños, niños, tranquilícense, de una vez, llegarás tarde, apresúrate y tú relájate 

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Llegar fue fácil, el problema fue entrar, las cámaras se abalanzaron hacia nosotros, cuando nos vieron llegar juntos. Ya en el vestíbulo uno de los chaperones me llevo hasta a una mesa, es poco decir que a la mayoría se le olvidó disimular, casi se les rompe el cuello.

—Odio cuando hacen eso 

—Es que te ves bien 

—Gracias —Me senté y él se paró detrás de mí, nos miraron, muy poco cortes de su parte 

La ceremonia comenzó, hubo unas presentaciones y después, la gente pudo salir a bailar. Pues parecía que era la más repudiada del lugar, fui la única que se quedó sentada.

—Me está resultando tan aburriendo, que creo que nos iremos antes de hora

—Si quieres nos vamos ahora

—No, aún no, acabaré con mi aperitivo y nos vamos

—Como quieras 

Cuando termine me puse de pie, para irnos, él me tomo de la mano y me llevo a medio de la pista.

—¿Qué haces? —Puso mis manos sobre sus hombros 

—Bailar no es obvió, no voy a dejar que te arruinen la fiesta y mucho menos cuando luces así

—¿Así cómo? —Sonrió

—Hermosa 

—A veces eres un cursi, sabes, y a veces el chico malo que hay en ti sale, me gustan los dos, creo que eso te hace apetecible 

—No soy el postre que comías

—No estás mejor que el postre 

—Rouses, no digas eso 

—A ti se te olvida que ya no tengo diecisiete y ya no soy una niña

—Eso me e dado cuenta —Me miro —No soy ciego 

—Pues parece, porque a veces me tratas como si lo fuera 

—Te trato con respeto, con cuidado porque no quiero asustarte, aún tienes los ojos de ciervo asustado —Me reí 

—Trátame normal como si no me hubiera ido

—Es imposible hacer eso, porque si fuera así, te comería la boca aquí mismo 

—¿Y qué te dé tiene?

—Que me salgas con tu cuento de que te vas a casar

—Gracias por recordármelo

—Es lo que me digo para no raptarte, que esta vez si quieres casarte, y nunca pensé que no fuera conmigo 

—Yo tampoco creí que eso fuera posible, los planes que hicimos se van cayendo poco a poco, y creo que solo lo estamos viendo 

—¿Qué quieres de mi Rouses?

—Lo que quería de ti ya no lo necesito ahora, ahora solo necesito que salir de tu mundo y el de tus hermanos, para proteger a mi familia, sabes algo que acaba de venírseme a la cabeza, que solo haces esto para que me quede, no lo haces porque quieres, sino porque de alguna forma Nicolás, te envió

—Crees que me prestaría para eso 

—Eras el que más quería que me vayas, junto a tu novia y ahora, estás aquí, queriendo entrar de nuevo ami vida, cuando sé que aún sigues con otra persona

—Tu también tienda alguien Rouses

—Tienes razón y no sé qué hago aquí contigo, cuando tengo a un hombre que me ama, y que me apoya y no se parece nada a ti, y debería amar, ya me quiero ir señor Caruso 

—¿Qué quieres que haga Rouses? ¿Dejarla y ver como te casas?

—Yo iba a hacerlo no 

—No tú tenias a Eros, que se va a casar, raro

—Él se casa porque quieren quitarle su título

—Pensé que te casarías con él

—Me quiere, pero no me ama

—¿Entonces solo quieres alguien que te ame?

—Si 

—Pero a la verdadera tú, ¿O a la que sale frente a todo esta gente?

—No me amaría si viera quien soy en realidad 

—¿Por qué?

—Porque nadie ama a los monstruos —Me miro —Nadie quiere a un villano 

—Pero tú si, y si tú puedes, ¿Por qué el resto no?

—Porque el mundo es así

—Pero tú no 

—A veces solo debemos seguir la corriente, solo estoy cansada de luchar, de luchar por amor, de luchar para que me acepten como soy, lo único que quiero es paz, y un poco de normalidad en mi vida

La música acabó. La gente estaba regresando a su mesa, yo fui por mis cosas.

—Ahora un mago muy reconocido, desde del medio oriente, EL Mago Manificus Shaytan

—Bunas, noches, amigos, hoy presentaremos un truco muy sencillo, un río de sangre




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