Passione

39

Alessio

Miraba por la ventana, cuando se volteó y me miro.

—Sé que me estás mirando Alessio 

—¿Y?

—¿Estás enojado?

—¿Debería?

—Supongo, acabo de iniciar una guerra con tu querida Regina

—Ella no es nada querido para mí, pero provocarla solo la hará enojar más 

—Ella me hace enojar, no tenia el derecho de hablar sobre algo que no le compete, ni difundir algo que no entiende, alguien debe hacerle frente y llevarse todo el daño

—¿Y debes ser tú? ¿Por qué?

—Porque si me odian, seguiré siendo princesa, pero si te odian perderás todo

—¿Lo haces por mí?

—No y si, No, porque a mí también me enoja que me meta en algo que ella controlaba, tú te paraste frente al altar, dispuesto a casarte, ¿Qué culpa tengo yo que se haya ido corriendo? —Miro por la ventana —Y si porque sé qué mentira para hacerte daño, de formas que no conoces. Prefiero que me lo haga a mí, porque sé cómo responder, además tiene un hijo en común

—No es mi hijo

—Como sea —Me miro

—Yo prefería que la lastimara a mí y no a ti, está enamorada de mí ¿No? No creo que me haga mucho daño

—O Alessio, no te creas, una mujer despechada es muy peligroso

—Sí, es verdad 

—Hay prensa, Dios 

Se puso los lentes y los flashes iban por todos los lados, los guardias salieron, y yo tomé su mano.

—Vamos, no se darán cuenta —Asintió

Bajamos el auto, la tenia tomada por la cintura, por si se tropezaba o caminaba raro, entre preguntas y flashes, entramos al recibidor, fue un trámite, subir al ascensor, porque algunas de las personas de dentro habían sido prensa disfrazada, cuando estuvimos en el cubo de metal, ella se arrimó a mi hombro.

—Qué pesado —Sonrió y se quitó los lentes 

—Tengo una idea para quitártelo de encima 

—¿Anunciarás que te casas con Rachel?

—No —Me miro 

—¿Qué?

—¿Cásate conmigo? —Me miro por un buen rato 

—Creo que el trago me afecto a la cabeza, y escuche ¿Cásate conmigo?

—Si —Negó

—Alessio, es tarde, ya me voy a casar —Pero si ya estás casada conmigo —Solo estás ebrio 

Se alejó y se arrimó a la pared y me volteé a verla.

—No puedes venir aquí y poner mi mundo de cabeza, es injusto

Se tambaleó, pero la agarre, tenia los ojos cerrados. Hice malabares para llevar a su cuarto, estaba muy liviana, pero este lugar tenia un centenar de puertas.

Estuvo algo vivida, cuando la deje en su habitación, varios minutos pasaron, y no escuchaba nada, tenia miedo que se quedara dormida y vomitara.

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Toque la puerta un par de veces y cuando no respondió entre, con mucho cuidado. Se había bañado y tenia puesto pijama, pero estaba sobre las cobijas. La tomé en brazos y la metí bajo estas, ella soltó un ronroneo.

Se movió un poco.

—Alessio…

—Mmm…

—Alessio —Extendió su mano

—¿Qué pasa? —La tome 

—Te amo —La miré 

—¿Qué dijiste?

—Te amo, sordo 

—Rouses

Se había quedado dormida de repente, dejándome tan descolado como solo ella podría hacer.

Me quedé sentado mirándola dormir, parecía tan pacífica y loca en medio de la cama, con su cabello desparramado por las almohadas. Cuando se levantó de golpe, parecía que tuvo una pesadilla.

—Alessio

—Estoy aquí, —Me acerqué a ella y me senté en la cama 

—Porque no duermes, ese sillón es muy incómodo —Me señaló un lado de su cama 

—No creo

—Y ponte pijama, dormir así es incómodo

Se acostó de nuevo, y la miré desconcertado.

—Apúrate

—¿Me estás mandando?

—No, solo es una sugerencia —Me dio la espalda y siguió durmiendo como si nada

Regrese y me acosté a su lado sobre las cobijas, se volteó y me miro.

—Siempre me gusto dormir contigo 

—¿Sí?

—Sí, no tengo pesadillas cuando estoy contigo, eso me deja dormir 

—Me agrada ser tú espanta pesadillas

—Eres más que eso

—¿Qué soy?

—Mi amigo —Sonrió —Uno muy raro al que quiero mucho

—Pensé que me amabas

—No lo volveré a decir

—Ya veremos Alessandretti

No me di cuanta cuando me quede dormido, solo que un grito me despertó, mire a mi lado y ella no estaba, salí corriendo hasta la sala. 

Estaba ahí en medio, tomándose la cabeza, me miro y su rostro estaba bañado por lágrimas, no había nadie más.

—Rouses

—Ya no quiero recordar más duele, me duele Alessio, ya no quiero —Cerro los ojos con fuerza, —Quiero volver a ser Abby y no regresar, no quiero ser Rouses

—No digas eso, no lo digas, no es justo, no saber que aún sigues viva 

—Mírame Alessio, no estoy bien, y cada día es más difícil, mi cabeza me quema y duele, me duele recordar, recordar que he perdido más de lo que gane y que no podre recuperar

Antes de responder se retorció de dolor y me miro, cayó al suelo.

—Carajo, Esteban, Esteban —Me acerqué a ella, tenia los ojos cerrados, respiraba irregularmente —Rouses, estoy, aquí estoy aquí

De repente dejo de respirar y me quede en blanco.

—Pero que carajos —Alce la vista y Esteban corrió hasta nosotros —Mierda, Rouses, Rouses —Se acercó a ella —No respira

Comenzó a hacerle RCP, Maritza entro, los demás aparecieron.




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