Passione

40

Nicolás

Alessio cargo a Rouses hasta llegar al avión, nadie decía nada, la dejo en un asintiendo y le abrocho el cinturón mientras despegamos. Luego la recostó, él estaba muy afectado con lo que paso. Nosotros nos quedamos helados, lo vimos desesperado, asustado, vimos a un niño y no a un hombre.

—Voy a llamar a Zayden decirle lo que paso y a ver si hace que vaya con él unos días de vacaciones 

—No creo que sea conveniente Maritza, la pondrá más nerviosa

—¿Entonces qué hacemos?

—No lo sé, estoy pensando

—¿Hacen todo lo que diga ese tipo? —Hablo Alessio 

—Ahora no Caruso 

—Ahora, si Románov, ella no está bien y lo sabes

—Mira Alessio, no te metas 

—Me meto porque me importa, me meto porque es ella y me meto porque haces lo que ella quiere, porque aún sigues enamorado de ella

—No sé dé que hablas 

Mire a Tomás, él no parecía sorprendido, y menos mi hermana, pero ¿Qué rayos pasa aquí?

Rouses

La cabeza me martillaba, no sabía donde estaba, solo escuchaba las voces del resto.

—Deberíamos llevarla a casa

—Ella no quiere Alessio

—Pues oblígala 

—No me vengas a decir que debo o no hacer con ella, yo no fui el que la abandonó

—Tú no sabes nada Esteban

—¿Qué no sé? ¿Escuchas lo que dice Maritza? Yo sé lo que digo por qué yo estuve ahí, la vi llorar, la vi romperse, la vi odiarte, no me vengas a decir que debo o no hacer por ella, porque a diferencia de ti yo si me quede

—No te metas en esto Románov

—¿Por qué no regresaste Alessio? ¿Por qué la dejaste? ¿Si la amabas como no volver? Ella te espero, para luego salir en la portada de una revista con una chica nueva, ahí supo que no regresarías

—Le dije que no se metiera en mis cosas, quería hacerlo yo mismo, quería recuperar lo que había perdido por mi cuenta, yo no quería que ella me ayudara

—¿Aunque eso evitara que te casaras con Regina?

—Yo solo quería probar, quería probar que era capaz de proteger lo que era mío, ¿Cómo podría regresar, si no había sido capaz de conservar una puta empresa, como le probaba que podría protegerla, si no podía proteger algo que era mío?

—Esteban —Me incorporé

Él se acercó.

—Está bien, estoy aquí 

—Tuve una pesadilla horrible, estoy tan cansada 

—¿Puedes caminar? —Lo miré —Te llevaré a la habitación 

—Tengo mucho sueño

—Lo sé, ven 

—Esteban, lo siento

Mis huesos pesaban y sentí el sol en la cara, cuando abrí los ojos, pude ver que estaba en una habitación de hotel, a fuera parecía hacer un buen clima, escuche la puerta y me voltee.

—No quería despertarte

—No lo hiciste, estaba por levantarme 

—Rouses, yo…

—Alessio lo siento, creo que te asustaste, lo lamento 

—Yo lamento lo de ayer 

—¿Lo de Esteban? Nunca te pedí nada de eso, supongo que no entendimos lo que quería el uno del otro, lo único que quería era a ti, con o sin empresa, rico o pobre, empresario o no, nunca me importo 

—Siempre hubo algo que nos separaba, hasta nosotros mismo

—Rouses traigo tu itinerario, yo…, lo siento no quise interrumpir

—No, no pasa nada, entra por favor 

—Bien, hoy tienes el día libre, mañana tienes una ceremonia y los días siguientes un poco llenos ¿Quieres adelantar algo hoy?

—Quiero descansar si no es mucho pedir

—No, claro que no, te traeré el desayuno 

—Gracias

—Hoy quería salir, pero supongo que la prensa no lo dejara 

—Podría hacer algo —Lo miré —No puedes quedarte encerrada 

—Me comprarás Dorayaki 

—Pensé que no querías que…

—Eres mi amigo Alessio

—Sí, pero no me tratas como tal 

—¿Quieres que trataré con odio y desprecio? Puedo hacer eso, pero sé que tú no dejaras que me vaya sola de este lugar

—En eso no te equivocas, apúrate iré a arreglar algunas cosas

—Nos a dicho nada —Me puse de pie y corrí al baño

Diez minutos después, estaba lista en la sala, lista esperando a ver con quien saldría, cuando lo vi salir, vestido casual.

—¿Nos vamos?

—Si estoy esperando a mi guardaespaldas, nada más —Sonrió

—¿Es muy molesto?

—Ni te imaginas, es mi ex 

—Horrible situación 

—¿A dónde vamos?

—A donde nos lleve el destino 

Salimos del hotel a pie, no había ni una cámara, estaba vacío, caminamos un par de cuadras, yo llevaba una pequeña cartera con una cámara, mi celular y dinero.

—Entonces podemos ir al centro a una exposición de arte japonés o podemos

—Espera, no me demore tanto ¿Tienes una lista?

—Una pequeña —Sonreí —Podemos ir al parque Ueno, a ver los cerezos, el museo y el zoo, pero en este punto supongo que no deben tener hojas esos árboles 

—Princesa, princesa —Me frené de golpe al ver algunos fotógrafos —¿Están saliendo? Princesa

—Vamos 

Alessio tomo mi mano y me guio lejos de ellos, caminamos rápido, subimos a un bus, que el pago con una tarjeta de transporte.

—¿Crees que nos sigan?

—No lo sé, pero los perderemos

—Vale

—Bajemos aquí

—¿Aquí donde?

—En la feria

La calle estaba abarrotada de gente, había puesto a amos lados.

—Realmente es un mercadillo ¿Quieres algo?

—No, solo quiero ver —él asintió

Nos perdimos en ese mar de gente, salimos del mercadillo, y caminamos un par de cuadras, hasta una estación de metro. 

—¿Qué quieres comer? Aparte de los Dorayaki

—No me importa en realidad cualquier cosa está bien

—Ensalada entonces

—Oye no estoy adieta

—Ni estando adieta comerías ensalada

—Buen punto ¿Crees que tengan papitas aquí?

—No lo sé —Sonrió —Pero podemos averiguarlo

Un grupo de personas paso por nuestro lado me arrimé más a él, haciendo que pasara su brazo por mi cintura, atrayéndome más a él, lo mire y el beso mi frente.




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