Passione

47

La cabeza me martillaba, me incorporé despacio, mientras miraba a mi alrededor, no había nadie, los últimos recuerdos aparecieron y los antiguos, una lágrima se derramó al recordar la razón por la que Esteban se había ido de casa, ese peso que llevaba y que aun lo tenia consigo.

Aleck mi hermano, su hijo, nuestra promesa, y nuestro adiós, para protegernos, no había servido mucho, nos habían lastimado igual, me levante y salí de la habitación, baje las escaleras, vi a Estaban y Aleck conversar en el salón, había más gente, pero no me importo, corrí hasta Esteban y me lancé sobre él.

—Lo recuerdo —Sentí sus brazos a mi alrededor apretarse —Recuerdo pro que te fuiste de aquí —Sentí su cuerpo tensarse, me separe y lo mire —No es tu culpa, no lo es, y quien lo crea se las verá conmigo, no eres culpable Esteban eras un niño

—Yo…

—No pudiste hacer nada —Lo volví a abrazar —No es tu culpa 

—No quería que lo recordaras, no quería que recordaras al verdadero yo —Me separe 

—Esteban, tu verdadero, tú eres hermoso, no deberías avergonzarte, es más, deberías mostrar con orgullo, porque eres hermoso 

—Deberías seguir ese consejo no crees —Sonreí —¿Estás mejor? —Reviso mis ojos 

—Si —Mire a Aleck —Estás viejo, lo siento Aleck

—¿Qué?

—Haberme ido —Lo abrace —No sabes cuanto te extrañe

—Y yo más, no tenia con quien conversar —Me abrazo —Pensé que no te volvería a ver, que nunca más volverías a casa, no lo vuelvas hacer, ninguno

Unió a Esteban, al abrazo, estaba en casa, estaba con mis hermanos, con mi familia.

—Es tan lindo ver los así —Nos separamos y miré a Sabina 

—Hola —Sonrió 

—¿Me recuerdas?

—Sí, pensaba mandarte medias térmicas que compre en Ecuador y Perú, por tus pies, pero creo que me demore —Mire a sus hijos y ella se puso roja 

—Dios lo recuerdas —Me reí

—Yo quisiera olvidarlo, pero no puedo

—Tíos

—Mi pequeño angelito, mi pequeña niña ven —Me acerqué a mi tía y me abrazo —Pensamos que te perdimos 

—Estoy bien —dije con dificultad por lo fuerte del abrazo 

—Al fin despertamos de esta horrible pesadilla 

—Madre suéltala, la estás asfixiando 

—Creo que hemos hablado mucho por hoy de negocios, es mejor dejarlo aquí, pero nos gustaría que se quedaran a cenar, sería descortés no ofrecerles algo de comer —Me voltee y los bi 

—No quise interrumpir lo siento 

—Llegaste a tiempo, si no Aleck me golpeaba otra vez 

—No pienso disculparme

—Le aseguró, señor Románov que arreglaré esto, y no se preocupe, crearemos lazos, de otra forma que el matrimonio —Mire a Esteban 

—¿De qué me perdí? —Susurre

—Queremos crear lazos más fuertes con ellos, y la única forma seria casando a dos miembros de las familias 

—Entiendo

—Rouses, te han estado llamando de Italia, dicen que es urgente —Mire a Maritza 

—¿Está bien Máximo?

—Si está bien, es Lorenzo, dice que es urgente 

—Disculpe

—Contesta, hija, debe ser urgente

—Lorenzo, disculpa, tuve una crisis y…

—No se preocupe su majestad, llamaba para informarle que el señor Russo se casó

—¿Se casó? —Me senté 

—Si ayer, en la tarde, en Ancona

—Enviaste mis felicitaciones, supongo que no puedo llamarlo

—Me temo que no su majestad, según me informan su esposa se loa prohibido

—Has llegar mis felicitaciones

—Su abuela estuvo en la boda, fue la invitada de honor

—Supongo, ¿algo más que debas decirme?

—Sí, su majestad hay algo más —La línea quedo en silencio 

—Solo dilo de una vez, Lorenzo acaba ya 

—Dos horas después de la boda, hubo una reunión de los altos funcionarios, de la cámara de los lores, junto al parlamento, se informó al parlamento y a su abuela que su coronación se efectuará el veintitrés de diciembre, en catedral de San Pedro, donde fue coronado su padre, a las dos de la tarde 

—Pero dijeron que…

—Sí, pero el voto de señor Russo fue fundamental, así que la coronación se dará

—¿Entonces ya no me debo casar?

—Sí, su majestad, debe hacerlo, como estaba planeado, solo que primero la coronaran y luego será su boda 

—Entiendo Lorenzo, muchas gracias ¿Qué dijo mi abuela?

—Que debe darse prisa y que ya sabe qué hacer

—Si supongo que si, gracias 

Colgué y dejé el teléfono de lado, el mundo se detuvo por un momento, sería coronada como reina en un mes.

—¿Puedes prender la televisión?

Estaban lo hizo y cambio de canal a las noticias.

Así como lo escuchan, la princesa Rouses Alessandretti será coronada como reina el veintitrés de diciembre en la catedral de San Pedro, el mismo lugar donde su padre, su abuelo y su bisabuelo fueron coronados. La decisión se tomó ayer, tras una reunión, de los lores junto con algunos miembros del parlamento, quienes exigían ya una fecha. La princesa será la primera mujer en gobernar Italia, todos sus, sucesores, son hombre, además la más joven princesa en ser coronada. Se pensaba que primero se llevaría una boda, pero al final ha resultado así. Creo que los hombres del parlamento no quieren ver a uno de los suyos arrodillado frente a una mujer…

—¿Rouses?

—Se acabó el tiempo —Me puse de pie 

—Pensé que…

—Sí, fue Eros, se casó ayer, inclino la balanza, la reunión fue después de la boda 

—¿Lo llamarás?

—Debe estar de luna de miel

—Rouses siéntate, relájate 

—¿Cómo quieres que me relaje? El tiempo se acabó, gobernaré un país en un mes, en un mes moriré, la reina lo hará, me quitarán mi identidad, quien soy y colocarán a la reina, y después debo casarme 




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