Passione

76

Podía cortarse con un cuchillo la tensión en el auto, Esteban iba a mi lado, creo que él sabía la verdad, pero no decía nada, yo sabía la verdad de mis actos y sabía que eran estúpidos en el buen sentido y egoístas en otro sentido. Estaba cansada de esperar a que Alessio y yo termináramos en la misma página, que mejor era pasarla, pero sabía que a pesar de haberla pasado por completo, seguiría ahí, en los demás capítulos de mi vida. Nunca pensé que me encadenaría a ella de la forma en que lo hice y es que el destino es una perra, al igual que el karma.

—Llegaremos a una casa pronto a ver si así al menos escuchamos los platos contra la mesa —Hablo Gia —U otra entretenida discusión

—¡Gia! —La reprendió Nicolás

—Solo decía

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La casa no estaba mal, dos plantas, un juego de dardos, billar, y una antigua televisión.

Estaba parada a lado de la ventana cuando tocaron la puerta, era Esteban.

—Hola —Mencione

—No crees que deberías decirle la verdad, digo, sería un problema menos en que pensar

—Rachel…

—La ignora, ni la toma en cuenta, ella se incluyo sola, además creo que solo está aquí para decirle 

—No han dicho nada verdad

—No, la prensa aún no dice nada, no hay nada de eso, ni de los androides —Me froté la frente, saldremos de esta, lo prometo 

—¿Cómo? Él no me dejará ir, conseguí una prórroga, pero él no me dejará ir

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No tenía sueño, así que comencé a lanzar dardos una y otra vez, hasta que el sol nublo mi vista.

—¿No duermes? —Pregunto Tomás entrando a la cocina

—No tengo sueño

—Algunas cosas no cambian —Lo mire —Como el hecho que aún te ame —Lo mire —Y ellos también, siempre debe ser complicado contigo —No dije nada —No lo dejes —Me reí

—¿Qué?

—No lo hagas, no sabes cuanto él te necesita, sé que puede ser difícil, pero tú lo complementas, lo transformas, dejo de ser el monstruo que era por ti, le mostraste partes del que no conocía

—Tomás yo…

—Solo míralo así, en algún momento de su vida verán que realmente era fácil y se arrepentirán, los dos lo harán…

—Tome una decisión

—No solo tratas de acabar con lo que no pudiste hacer meses, alejarlo de ti —Hablo sentándose en uno de los sillones —La primera vez que se casó, él huye, sabes por qué —Negué —Porque en vez de ver a Tiana, te vio a ti, caminando por el pasillo, diciendo si acepto, paso los siguientes dos meses estudiando y emborrachándose, te llamo

—Yo no lo recuerdo…

—Lo hizo, eres como su aire para respirar

—Pues debes conseguirle un tanque de oxígeno —Sonrió

—Lo romperás

—Ya estaba roto cuando lo encontré

No pudimos seguir hablando porque los demás bajaron, seguí lanzando los dardos.

—No hay comida, ¿Quién quiere venir a comprar algo? —Nadie dijo nada —¿Quieren morir de hambre?

—Yo voy —Le dije a Nicolás

—Yo también —Informo Gia, Estaban y Maritza

—Perfecto, ¿conduces? —Asentí, lance todos los dardos y estos impactaron —Te compraré unos postres de premio

—Idiota —Tomé las llaves del auto saliendo de la casa, que poco a poco se estaba haciendo pequeña

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Recorrer los pasillos con Esteban y con Nicolás era muy difícil, no había chicas que no golpearan el carrito que llevamos, al final los dejamos con el carrito y comenzamos a caminar por al frente.

—A tus doce hay un chico que no ha dejado de verte —Mire a Gia —No está mal

—Yo miré de reojo —Lo había visto por algún lado, pero no sabía donde

—Tenemos todo, nos vamos —Informo Nicolás, las dos asentimos

Mientras regresamos mire por uno de los espejos, había un auto rojo un poco atrás.

—¿Pasa algo? —Pregunto Esteban, negué

Al llegar bajamos las cosas y entramos, Esteban y Nicolás se pusieron a cocinar, miré por la ventana, vi al auto en el camino.

—¿Rouses?

—Alguien nos está espiando —Informe, saliendo de la casa, camine hasta el auto, el hombre no estaba, camine un poco más hasta que lo encontré oculto —¿Quién eres? —Pregunte apuntándolo con un arma

—Espera —Levanto las manos —Soy un turista, se les cayó esto es sal —Lo miré




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