82

—¿Qué fue todo eso con Alessio? —Me pregunto Kate

—No tuvimos un buen final

—¿Terminaron? Pensé que… ¿Cómo estás tú? —La mire

—Kate yo …

—Espero que se están divirtiendo —Alessio se sentó en nuestra mesa

—Alessio —Le dijo Tomás

—Hay muchas salidas por si quieres escapar —Lo mire

—No quiero hacerlo —Hable sin mirarlo —¿Cómo estás?

—¿En serio Rouses?

—Alessio por favor —Lepidio Tomás —Vamos —Me puse de pie y él me imito

—Baila conmigo —Lo miré y después a los demás algunos nos quedaron viendo sin entender lo que pasaba entre nosotros —Baila o se lo diré a él lo que paso

—No te atreverías

—¿Quieres ver? —Se iba a ir

—Está bien —Tome su mano y me llevo al medio de la pista, su mano se posó en mi cintura y me acero mucho a él, olía a whisky, lo que me mareaba y quería vomitar, no dijo nada, solo nos movíamos —Estás ebrio

—Si

—Tú no puedes tomar, te hace mal

—No hagas como si te importara —Menciono —Además no tengo otro analgésico, aparte del sexo

—Alessio

—No digas nada, calla, estás más bonita, no quiero oírte 

—Debes dejar de tomar —Me abrazo más a él —Debes… —Retuve una arcada

—No me digas que debo hacer maldición, porque tú, maldita sea, no sabes lo que siento en este momento —Seguimos bailando. —Necesitó estar ebrio —No entendí lo que dijo —Lo necesito para hacer lo que quiero hacer —Se separó de mí y camino hasta el DJ e hizo que apagara la música y tomo uno de los micrófonos —Espero que se estén divirtiendo

—Rouses ya nos vamos —Maritza me tomo del brazo y yo asentí, y caminé hasta la mesa para tomar las cosas

—Hace mucho tiempo conocí a la persona que cambio mi vida y la transformo —Gia me sonrió

—Vamos

—Nunca pensé que ella se volvería parte fundamental de mi vida, que mi mundo comenzara a girar a su alrededor —Me tomaron de la mano, Alessio estaba detrás de mí con el micrófono en la mano

—Alessio —Le reprendió Gia

—Sé que no somos perfectos, sé que somos la peor apuesta de este mundo, y sé que te e fallado más de una vez…

—¿Qué haces? —Pregunte, él no respondió, solo siguió hablando

—Rouses, a pesar del tiempo siempre hemos encontrado el camino el uno al otro, y ahora frente a todas las personas que son importantes para ti, quiero pedirte que te cases conmigo 

Mi corazón martilló en mi pecho, de su bolsillo saco una cajita negra, la abrió mostrándome un pequeño anillo, mire a mi alrededor, nadie decía nada, regrese a ver, Zayden miraba la escena con una sonrisa en la cara, se supone que debía alejarme de él no casarme con él.

—Estás ebrio

—No tenía el valor para proponértelo sobrio —Se acercó a mí, puse mis manos para que no se acercara más —Solo di que si, lo demás no importa en este momento Rouses, lo único que importa es que tú me amas y yo también —Mire el anillo y después a él, lo abrace, sentí como sonrió

—Te amo mucho Alessio —Él me abrazo —Pero no puedo casarme contigo —Me separé de él lentamente, él solo me miro con odio y decepción —Lo siento 

Susurre antes de salir corriendo, seguida por Zayden, entre al elevador junto a él, y este sé cerro, solo comencé a llorar, él me abrazo

—Te parece ir por una pizza —Asentí —Ya no llores

—Lo siento — susurré —Es que se supone que debería estar enojado, debería odiarme

—¿Crees que él pueda odiarte? —Pregunto —Él aún te ama Rouses y tú a él —Lo mire —Que te parece si le dices la verdad y no tienes que por hacerlo Rouses, todo esto debe acabar, pueden enfrentar a tu prima los dos

—No me puedo casar con el Zayden, está ebrio, tal vez ni siquiera sabe lo que dice

—Lo sé, pero dale el beneficio de la duda, y está el otro detalle

—¿Y si no le agrada ese detalle? —Pregunte

—Le agradará —Beso mi frente —Vamos por esas pizzas

En mi vida había comido tantas pizzas, Zayden solo se rio, pero para mí solo era una comprobación de lo inevitable, lloraba mientras me atragantaba con todas esas pizzas.

—Ahora entiendo por qué en Hawái llorabas como si estuvieras en un funeral

—Soy un poco sentimental —Mencione, él se rio —Mi abuela me matará

—No lo creo estará feliz por más descendientes

—Bueno, sabremos que pasara de regreso —Miro su plato

—debes decírselo si estas, él tiene derecho a saber Rouses

—Es que tengo miedo 

—miedo…—Su teléfono sonó —No, espera, ya vamos —Lo miré

—¿Qué pasa?

—Debemos regresar

Las puertas del elevador se abrieron y miré a Zayden, el tomo mi mano y beso mi frente.

—Dile la verdad, sácalo de ese infierno 

Caminamos hasta el lugar de la fiesta que ahora estaba destrozado, las mesas estaban rotas, Aleck estaba intentando quitar a Alessio de encima de su hermano mayor.