Passione

89

Tenia que puesta la pijama mientras me cepillaba el cabello, era muy tarde, estaba por llamar a Alessio cuando, la puerta se abrió, tenia la chaqueta en la mano, me miro y camino hasta sentarse a mi lado.

—Debí habértelo dicho, lo sé, pero…

—Si yo tampoco te lo hubiera dicho Alessio, creo que esta lo hubiera anulado, cuando decidieras casarte con otra persona, así no tendrías nada que se interpusiera en tu camino

—¿En serio?

—Si

—Ya veo, creo que eso es un poco cruel ¿No crees?

—Lo sé, pero esa soy, yo acostúmbrate 

—Estoy acostumbrado, pero conmigo lo eres más 

—Lo siento, supongo que es así, es como hubiera hecho las cosas

—Entonces, ¿ya no estás enojada?

—No, ya no, pero no me ocultes más cosas, yo tratare de recordar lo que me falta, no te prometo nada, pero si llego a recordar y no me los has dicho me enojaré mucho contigo 

Sonreí y besé su mejilla, y me abrazo, caímos sobre la cama y lo miré.

—¿Qué hiciste hoy?

—Aparte de pensar como convencerte de que no estés enojada, lo de siempre, mañana tengo que irme a Alemania

—¿Trabajo?

—Una convención, regresaré a tiempo para la fiesta y la declaración oficial

—Vale —nos quedamos en silencio

—No creo conveniente estar separados, no crees, o es que quieres convivir después de la otra boda, porque para mí ya estamos muy casados, y más con el renacuajo dentro de ti 

—¿Renacuajo? —Alzo los hombros

Roso mi cintura con sus dedos, mientras comenzaba a trazar figuras lentamente, me atrajo a él sorpresivamente, y comenzó a besarme, aferrándose a mi cintura, nos separamos mientras comenzaba a desabrochar los botones de la parte superior de mi pijama, su otra mano está debajo del diminuto short de mi pijama. 

Me deshice de su camisa, al mismo tiempo que él me dejaba sin la parte inferior de mi pijama, rodamos por la cama, el quedo debajo de mí, se incorporó y termine sentada sobre su regazo, empezó a repartir besos por mí rostros, cuello y en la cima de mis pechos.

—Te e dicho lo perfecta que eres —Negué —Odio cuando tengo que separarme de ti 

Su boca se apoderó de mis pechos, me sujeté de sus hombros mientras su mano libre se introdujo en mis bragas, mi cuerpo se tensó, enrede mis manos en su cabello y se separó de mí, me arrebato de mis bragas. Sus besos descendieron por medio de mis pechos hasta mi centro, me sujeto de la parte baja de mi espalda impidiendo que me moviera mientras disfrutaba de mi núcleo. 

—Alessio

—Shhh 

Soplo, haciendo que aire frío hiciera estragos sobre mí, no note cuando se quitó el resto de su ropa, estaba tan perdida en las sensaciones nuevas que disfrutaba mi cuerpo, que cuando comenzó su intromisión dentro de mí no lo sentí hasta que estuve completamente sentada sobre él.

Un gemido agudo salió de mi boca, mientras él volvía a mí pechos y comenzaba a estimular mi clítoris, mi cabeza callo hacia atrás, perdí aire de mis pulmones cuando llegue a alas puertas del éxtasis.

—Joder, Dios, este es el puto cielo, no sé cómo he podido vivir sin estar dentro de ti todo este tiempo —Cerré los ojos mientras mi cuerpo se recuperaba.

Comenzó a moverse, y sentí que perdía control sobre mi cuerpo, me sujete de sus hombros, sentí que mis uñas se clavaron en su espalda.

—Rouses —Paro de repente —Dime si debo parar —Había perdido la función del habla, solo quería que siguiera —Rouses

—Está bien, solo se siente diferente

—¿Diferente?

—Joder sí, es como si no hubiéramos tenido nunca sexo

—Es por la posición, esta es…

—Alessio, te amo, pero necesito que te muevas ¡YA!

Sonrió pícaro, y empezó de nuevo, sujeto la aureola de mi pecho izquierdo, el muy idiota me mordió, volvió a sujetarla, pero esta vez entre sus dientes, y solté un gemido, y recibe una nalgada.

—Deja de contenerte 

Sus manos me subían y bajaban sobre él, sentí mis piernas acalambradas, me aferré a su cuello mientras mis gemidos eran soltados justo en su oreja, todo mi cuerpo se tensó, perdí visión y oído, solo podía sentirlo a él, mientras sentía como flotaba fuera de mi cuerpo. 

Cuando recupere la conciencia, sentí sus besos sobre mi hombro, me estaba diciendo algo.

—Rouses ¿Estás bien?

—Sí, lo estoy —Me separé mirándolo —¿Ha estado bien?

—Más que bien diría yo

Caímos sobre la cama y quedamos de lado, estaba sobre su pecho, mientras mis dedos trazaban las líneas de sus cicatrices, él se estremecía ante mi toque, me sujeto de la mano.

—No lo hagas

—¿Qué?

—Eso

—¿Por qué?

—Son horribles

—A mí me gustan 

—¿Cómo te pueden gustar? —Me incorpore un poco para mirarlo mejor, a él y su cuerpo —Solo mírame

—Lo hago, y no me disgusta, no recuerdo que las tuvieras antes —Volví a rozarlas con mis dedos, y él me volvió a detener

—Comencé a ser más descuidado después de que murieras, supuse que si moria te vería de nuevo, qué estúpido, pude haber cometido el error más grande mi vida.

—No lo es, estabas triste, y era lo único que te daba sentido 

Me solté de su agarre, y lo toque, pero no me quede, ahí empecé a besar cada una, siguiendo el patrón que habían dejado sobre su cuerpo, bajo su atenta mirada, recorrí las cicatrices sobre su cuerpo que se mezclaban con la tinta de su piel. Termine subida de nuevo sobre él, repitiendo lo de hace rato.

Termine exhausta, sobre su pecho, mientras él frotaba mi espalda, con una sonrisa en los labios, y paz, escuchando los latidos de su corazón en mi oreja. Era así como siempre quería ir a dormir.

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