Passione

91

Alessio

No sé cuánto tiempo llevamos ahí, la televisión no hablaba de otra cosa que no fuera el atentado, la tensión solo aumentaba, yo solo quería saber cómo estaba, deseaba no haber salido de su habitación, haberle dicho que no.

—Señor Caruso, su majestad

El doctor nos sorprendió, me puse de inmediato de pie y estreché la mano que extendió.

—¿Cómo está?

—Perdió mucha sangre, estamos intentando sacar la última bala, el proceso a sido largo, hemos tenido que inyectarle varios represores para las toxinas que han venido dentro de las balas, es lo que más me preocupa, que su corazón no lo vaya a tolerar

—¿Cómo está el bebe? —Él nos miró

—¿Nadie se los a dicho?

—¿Decirnos qué? Hable de una vez, nos han tenido aquí desde que llegamos sin información —Exploto la reina

—Lamentablemente, no pudimos salvar el embarazo, por la perdida de sangre, y la presión, tuvimos que reanimarla un par de veces, perdimos al feto, lo siento mucho 

—¿Ella se salvará? —Pregunto, me había quedado sin habla

—No se lo puedo asegurar, pero lo que si puedo decir es que querían acabar con su vida, sé increíble que siga viva en este punto

Me arrimé a la pared y me deslicé hasta el suelo, después de que el médico se fuera, mi iría mermo, que quería matar alguien, quería acabar con ese maldito, saque mi billetera, y vi la foto del feto, apenas tenia dos semanas en esa foto, no llego ni a la tercera.

—Lo volverán a intentar 

—Quera morirse

—Sí, pero no puede claudicar ahora

Me puse de pie y la miré, ella apartó la mirada, sabía lo que venía.

—No puedo dejar que renuncie, y no comprenderá con buenas formas

—Lo sé, mis hermanos vendrán en una hora, debo ir a resolver esto

—Alessio ¿Qué vas a hacer?

—A convertirme en diablo

—No te pongas en peligro, no sé que pasaría si te pasara algo, sería peor

—Nada me pasará, sé lo que debo hacer

Sicilia

Nicolás me esperaba en la pista de aterrizaje junto a otros hombres, su padre y el mío.

—¿Cómo está?

—No está bien —Asintió

—Saldrá de esta, ya verás, ¿Que tienes planeado?

—Quiero restaurar mis derechos como príncipe —Me miro 

—¿Estás seguro de que quieres eso?, a ella no le gustara nada

—No es si le guste o no, es necesario

—Supongo, no puedes decir quien es tu esposa aquí o no te lo darán

—¿De qué hablas?

—Tenemos pistas, Alessio esto es un más que un simple ataque, y tenemos sospechas que la orden pudo salir del consejo

—Entonces has algo 

—No sin las suficientes pistas, debemos pisar bien si no queremos irnos abajo

—Mi esposa está en una cama de hospital Nicolás

—¿Tu esposa? —Mire a mi padre —¿Te casaste con ella?

—Si

—Si la reina se entera, te matará 

—Ella estuvo en nuestra boda —Me miro sorprendido —Vamos, no tengo todo el día

El cenado de la mafia, lleno de viejos aferrados al poder, y solo necesitaba que me regresaran mis derechos.

—Señores y Señoras del consejo, vengo a ustedes con el fin de que escuchen a mi hermano, quien se a casado recientemente y su esposa sufrió de un atentado, por lo cual él busca venganza y que le sea restituido sus derechos como príncipe de la mafia —Mire a Nicolás

—Sentimos mucho lo de su esposa, pero esto no es un centro comercial del cual usted pueda entrar y salir

—Lo sé, y mi intención no es irme de nuevo

—¿No? ¿Cuáles son?

—Regresar a la mafia, servir y proteger a mi familia

—¿Su esposa es de este mundo?

—No, ella no es de aquí 

—¿Se lo dirá?

—Solo si es necesario

—Me temo que es muy complicado el hecho...

—Estaba embarazada —Se quedaron en silencio —Llevaba mi legado y el de la mafia

—Por ende señor...

—Yo reconocí a ese hijo como mío también —Mire a Nicolás

—¿Señor?

—Y mis hermanos restantes, no solo era su hijo, era hijo de la corona

—Bien, señor, volver no es algo que se haga muy fácil

—Es un príncipe de nacimiento

—Príncipe o no, debe pagar con sangre —Me miraron —Llamen a Achilles que busque al que atentado contra la vida de la esposa del príncipe

—Me temo, señor, que tanto Achilles como los siete demonios se encuentran resolviendo diligencias

—Convoquen a los cuatro arcángeles, dígales que es urgente, que se reporten con el nuevo y proclamado príncipe, sin más invito a proceder

Nicolás extendió la mano y corto mi palma, dejo gotear la sangre sobre un cuenco lleno de hojas, que prendió fuego, mientras los demás pronunciaban la misma frase una y otra vez.

Nicolás extendió la mano y corto mi palma, dejo gotear la sangre sobre un cuenco lleno de hojas, que prendió fuego, mientras los demás pronunciaban la misma frase una y otra vez

Nicolás

Estaba muy decidido, hacerlo. 

Estaba embarazada. 

Sus palabras retumbaron en mi cabeza, lo miré, se casó con ella, y ahora la atacaban, no creía que era por él, sino por lo que su boda representaba, lo que Rouses representaba.

—Alessio cuidado

De la nada un grupo salió, sabía lo que hacían, pero él también, y parecía muy preparado, estaba muy enojado, no le tomo nada acabar con todos, dejando con la boca abierta al cenado, quien parecían asustados, hasta yo lo estaba, nunca lo había visto así, pero supuse que era por ella. 

—Bienvenido a casa príncipe

Fue lo único que pronunciaron.




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