Passione

92

Alessio

—Alessio —Levanté la vista y miré a Jack —Los padres de Rouses están afuera y no se irán hasta verla

—Déjalos pasar —Asintió

—Enseguida

Salí al pasillo, la reina me miró, no había entrado desde que llegué, vi a la señora Williams muy destrozada, caminó hasta mí con su esposo y los dos hermanos mayores.

—¿Cómo está?

—Aún no despierta —Me miró

—Ella se recupera, es muy fuerte ¿Podemos pasar?

—Claro 

Los llevé hasta la habitación, los dejé solos un rato y entre, la señora Williams me abrazó y luego se separó de mí. 

—Ellos ya saben lo del bebe, solo quieren ver feliz a Rouses

—Perdió al bebe —Susurre 

—Hay cariño —Volvió a abrazarme —Lo siento tanto

—No sé cómo va a reaccionar

—No de la mejor manera —Me respondió cuando nos separamos —¿Has descansado algo?

—No puedo, no hasta que ella despierte

—¿Has comido?

—Yo…

—Nos quedaremos con ella, ustedes dos llévenlo a comer, come algo, nos quedaremos con ella

Sus hermanos me miraron, y pasaron por mi lado, los seguí, al salir, vi a Paulina y Tomás.

—Te venimos a llevar a comer 

—Ellos son mis hermanos, ellos son los hermanos de Rouses —Los presente

—Mucho gusto

—Estábamos por llevarlo

—Bien, así podremos montarlo en el ascensor por si se escapa —Mire a Paulina

—Nicolás está respondiendo una llamada, mira ahí viene

—Hola, ¿Qué quieres comer?

—Cualquier cosa, quiero regresar rápido

—Vale, vamos, que yo también tengo hambre

Nadie decía nada, mientras comíamos, no tenía mucho apetito en realidad.

—¿Así que seremos tío?

—Ya no —La mesa quedó en silencio —Ha perdido el bebe

—Carajo, esos, malditos

—Jason

—¿Qué? Él debe estar pensado lo mismo hasta peor que nosotros

—Lo siento mucho Alessio, no sabemos lo que sientes

—Se volverá loca, pero lo importante es que te tendrá, y juntos podrán avanzar

—Si

La reina fue llevada a dormir, no parecía cómodo la sala de espera que además era helada, me quedé a su lado toda la noche, esperando que despertara, pero no pasó, estaba cansado, exhausto, enojado, el mundo ardería, el mundo me conocería y se arrepentiría, no importaba a quien tuviera que matar esta me las pagara caro.

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Rouses

No sabía dónde estaba la cabeza, me dolía, la luz era escasa, mire alrededor, y me fije en los objetos, estaba en el hospital, los recuerdos de lo último me llenaron y mis ojos se llenaron de lágrimas.

Apoyado a lado de la ventana, lo vi, tenía una taza de café, la barba de varios días y la ropa desarreglada, Alessio.

—Alessio

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Alessio

Estaba cansado, pero no podía dormir, tenía pesadillas, el día estaba nublado, y frío, al menos la habitación tenía calefacción.

—Alessio 

Me volteé y la vi, tenía los ojos llenos de lágrimas, me acerqué a ella rápido dejando la taza humeante de café a un lado, me senté con cuidado y la atraje hacia mí.

—Me has dado un susto de muerte mujer —La miré 

—Lo siento, yo —Un sollozo la interrumpió —Lo siento, todo estaba bien, Había muchos niños, Maritza fue por más bocadillos, y Zayden a listar lo último del lugar antes de que Eduardo llegará, cuando explotó eso explotó ¿Cómo están ellos?

No sabía qué decirle, que Zayden estaba en cuidados intensivos, por las quemaduras y que de Maritza no quedó nada reconocible, me miró, y esperó a que respondiera, al ver que no lo hacía, su llanto se incrementó.

—No, no

—Tranquila —Intenta abrazarla pero no me dejo

Cuando se tocó el vientre sabía que venía lo peor y aplaste el botón para que las enfermeras vinieran, por si le daba algo cuando se lo dijera.

—¿Cómo está mi bebe? ¿Cómo está?

—Debes descansar —Coloque uno de sus cabellos detrás de su oreja

—Alessio responde —Serré los ojos —¡Responde!

—Perdimos al bebe —Los abrí, solo para ver cómo se rompía —Hicieron todo lo que podían pero no hubo forma

—¡Mi bebe! —Grito 

La sujeté contra mí mientras lloraba, y gritaba, el alma se me rompió al escucharla, reclamarlo al cielo, pidiendo que se lo regresaran, que sería una buena madre. 

Las enfermeras entraron y me separé un poco, ella me miro, los ojos se le volvieron completamente negros.

—Rouses

—Su presión está aumentando

—Rouses

Se sujetó la cabeza mientras gritaba, la taza explotó, mientras el doctor entró y ordenó que la sedaran, me sacaron de la habitación, me quedé parado un buen rato esperando, hasta que el médico salió.

—¿Está bien?

—Lo está señor Caruso, la doctora Gerald me a llamado, vendrá junto con la doctora Ramos




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