Passione

94

Alessio

Ocho de la noche, veinticuatro horas, me había demorado en atrapar a un idiota que no era al que buscaba, estaba cansado, entre a la recámara sin ganas del monólogo de siempre, pero al entrar no la vi en ningún lado.

La puerta del baño se abrió, y la vi salir, se había bañado y tenia puesta una pijama limpia, me miro un rato y se sujetó las manos frente a ella, desvío la mirada.

—Pensé que ya no vendrías

—Debiste estar feliz

—Realmente no —La miré —Lo siento Alessio, no he estado manejando bien esto, creo que no tome en cuenta que también era tu hijo, me sentí tan ofuscada, tan enojada, aún me siento perdida y enojada. No sé cómo controlar esas emociones, esto que siento no es algo que he sentido antes, es tan raro, y recuerdo todo, todo, y eso me hace ponerme peor.

>>Alessio se porque vienen por mi, se lo que quieren y se que no te va gustar, creoq ue nunca podre dejar tu mundo, no completamentamente. No tengo las fuerzas para pelear, no quiero resolver ningun problema, quiero poder tener paz al menos una vez. ¿Es mucho pedir? 

—Yo también estoy enojado, pero no contigo, sino con el maldito que nos quitó a nuestro hijo —Me miro —Y no lo dejaré vivir, te prometo que solucionaré esto, no tienes de que preocuparte, yo me encargaré, lo único que te pido es que no te alejes, y no me pidas el divorcio

—Vale, no te lo pediré, ¿Lo has estado cazando?

—Si

—No quiero que te pongas en peligro

—Estaré bien —Me miro un rato 

—¿Tienes hambre?

—Si

Camino hasta un extremo y saco un carrito de comida, me sirvió algo y camino hasta mí, no me miraba, me extendió el plato, pero no lo tome, la sujete de las caderas y la atraje hacia mí pegándonos.

—Rouses —Me miro —Saldremos de esto, juntos 

—¿Lo prometes?

—Te lo prometo

—Lo siento

—No te disculpes por sentir, ¿ya comiste?

—No, te estaba esperando

—¿Qué ibas a hacer si no llegaba?

—Comer sola, te demoraste mucho

—Si bueno, parecía ir bien algunas cosas, vamos comamos y a la cama que tengo mucho sueño

Se quedó profundamente dormida a mi lado mientras revisaba unos archivos de mi computadora, la lleve a la cama, y regrese a terminar.

Estaba por salir del baño después de una ducha cuando la escuche, gritar, salí, el arma la había dejado afuera, carajo. Cuando mire al rededor, ella luchaba sola en sus sueños. Me acerqué a ella.

—Rouses, solo es un sueño, despierta, estoy aquí, Rouses

Abrió los ojos asustada, me miro y se lanzó a mi cuello, empezó a llorar.

—Ya paso

—Alessio…

—Shh, vamos vuelve a dormir 

—No

—Debes dormir, vamos —Me miro —No me tardo, me meteré en la cama contigo, dame unos minutos 

—No tardes

Cuando regrese seguía sentada mirando a la nada, me metí a la cama y la atraje junto a mí, apague la luz y bese su frente.

—Estaré aquí, no me iré

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Rouses no era Rouses, estaba muy callada, estaba a un en la cama, cuando me acerque a despedirme me sonrió, la mire por un momento y viro los ojos.

—¿Qué?

—Nada, solo que deberías salir

—No tengo muchas ganas

—Pasas mucho tiempo en la habitación, aunque sea al patio 

—No prometo nada 

—Bien, regreso en la noche 

—Vale

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Rouses

Me quedé sola como todas las mañanas, salí al balcón hasta que terminaran de limpiar la habitación, al entrar no estaba sola.

—Creciste

—Envejeciste ¿Qué haces aquí?

—Mi madre me mando, dice que ella mismo vendrá y no dirá palabras de apoyo y afecto

—Bianca ¿está aquí?

—Si está matando a mi padre —Me senté y él lo hizo —Lo siento 

—Tal vez nunca pueda ser madre, Alessio no a dicho nada de eso 

—Tal vez no le importa

—Oh, solo no lo dice

—Tu esposo, el príncipe del infierno, convoco a una reunión con el consejo, donde le restituyeron todos sus derechos como príncipe

—Estás metiendo

—No, los cuatro ángeles fueron convocados para un deber, vengar la muerte del hijo nonato de Alessio Caruso el menor de los príncipes de la mafia

—Él dejó eso 

—Y por ti a vuelto, mira Rouses, como yo lo veo, puedes quedarte aquí, sentada, lamentándote o salir y hacer algo al respecto con todo lo que estás sintiendo

—¿Cuál eliges?

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