Passione

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Rouses

—Olvídalo, no puedo, Rouses necesita más protección, me necesita —Miré a Alessio, desde la cama, estaba llena de papeles de trabajo y de cosas de boda —Resuélvelo, yo…, intentaré ver que puedo hacer aquí —Colgó el teléfono

—Debes ir —Mencione sin mirarlo —Lo que sea debe ser grave para que llamaran al jefe

—Tú me necesitas —Me reí

—No, no te necesito Alessio —Eso parecía que le dolió —No me voy a romper y puedo vivir sola sin ti, sobreviviré y estaré aquí cuando regreses, ya quise deshacerme de ti, pero no pude, no tengo ganas de huir. Estoy muy cansada emocionalmente para huir, por eso estoy haciendo esto, por eso te estoy dando lo que quieres, no quiero más peleas, más discusiones o disputas, solo quiero la paz que me falta desde hace dos meses.

—No pienso irme —Aclaro —Al menos que vengas conmigo —Mire los papeles —Menos al saber que hay un loco que está obsesionado contigo 

—Estaré bien Cronos estará conmigo —Me miro enojado

—No olvido que le gustas 

—Alessio

—No quiero ser un cavernícola —Lo miré —Pero no dejaré que te aparten de mi lado

—Llevamos diecisiete años separados

—Y casados no lo olvides —Sonreí 

—Tengo trabajo

—Solo esta vez, solo esta vez —Bufé, cada paso me alejaba más, y este solo hacía lo mismo, al final solo tendría minutos para verlo y no hablar

—Está bien, tendré que llamar a …—Me beso —Pero que no se te haga costumbre —Mencione cuando me separe, pase mis brazos por su cuello, cualquier cosa que decía él solo lo ignoraba —¿A dónde vamos?

—Bélgica —Aclaro —Lleva una maleta pequeña, pienso resolverlo rápido —Asentí —¿Te confieso algo? —Asentí —Siempre quise llevarte de viaje —Tomo aire como si le costara hablar —A uno de mis viajes, comparte cosas con mi dinero, mimarte, que me pidas dinero

—¿Quieres que te pida dinero? —Pregunte —¿Por qué?

—Porque soy tu esposo —Asentí, lo estaba entendiendo, era el orgullo Caruso, tal vez podría hacerlo de vez en cuando

—Entiendo, sabes, no llevaré mucho efectivo, así que tal vez me puedas prestar un poco para salir a comprar —Negó, alce la ceja

—Iré contigo —Viré los ojos —No puedes salir libremente

—No soy una niña —Aclare —Puedo cuidarme sola

—Por favor, solo esta vez —Lo mire —Por favor —Respire

—Lo intentaré, pero no prometo nada —Sonrió en mi cuello

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Al llegar a Bélgica, Alessio actuaba como un verdadero, como describirlo, como hacerlo, protector, controlador, sobre protector, y muchas cosas terminadas en or.

Estaba cansada, pero aun así no decía nada, lo dejaba en parte, era mi culpa, porque lo deje y por lo que paso en Londres. 

Llegamos a una casa algo vieja, bajamos del taxi, el pago y bajo las maletas, tome las de mano y abrió la puerta de esa casa vieja, al entrar recorrimos un pasillo hasta llegar a una cocina donde había algunas personas, una mujer y los demás hombres. La pelirroja se abalanzó abrazarlo, los demás cuchichearon entre sí, el rubio me miro de arriba para abajo, el moreno miraba mis bubis sin reparo y castaño se relamía los labios como si estuviera viendo un dulce.

—Deberías decirle a tu esposa que debe dejarte respirar —Hablo la chica

—Realmente es él que no me deja respirar —Aclare desde atrás, ella lo soltó, todos se miraron entre sí —Un gusto Rouses —Extendí mi mano a los demás —Rouses Alessandretti

—Un placer señorita —Hablo uno

—Gracias

—¿Entonces es cierto que te robo de la cuna? —Me reí —¿Cuántos años tienes?

—Veinte

—¿Cuántos tienes Alessio? —Me reí

—Señora Caruso —Hablo la chica, yo sonreí

—Rouses, por favor —Sonreí

—Olivia —Menciono ella

—Hugo

—Eliot

—Marcos

—Un gusto

—Nos instalaremos y bajaré —Indico Alessio —Y dejen de ver a mi esposa —Sonreí

—Disculpen — susurré caminado fuera de la cocina, lo seguí hasta una de las habitaciones, el cuarto era enorme, debía cubrir todo el piso, la cama era más grande con dosel y no había tele, que iba a hacer mirar el techo y los acabados —Son lindos, tus amigos

—El otro grupo llega de noche, yo debo ir con ellos a ocuparme de esto —Asentí —No salgas okay

—Alessio, mira, no he dicho nada, pero… —Respire —Me estás encerrando, lo entiendes

—Mañana te llevaré a comprar —Asentí —Y veré como no puedes volverte loca

—Está bien, te veré después 

Beso, mi frente, tomo algo de la maleta y se fue, mire el lugar, saque las cosas de la maleta y las puse ordenadamente, salí de la habitación y comencé a ver lo demás. 

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Había un cuarto lleno de cosas y una tele, la tome y la lleve a la habitación, dos horas después taran, había señal y canales, la tarde cayó, pero él no regresaba, tenía hambre mucha, tome mi cartera y salí a comprar comida. 




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