Todos entrenaban, yo estaba golpeando un juguete de utilería, intentando no destrozarlo, me detuve un momento para tomar agua, mire mi reloj, debería irme, camine hasta la casa con la atenta mirada de todos en mí, al entrar me encontré con Ángelo estaba revisando varias carpetas.
—Debo irme
—Te quedarás más, Lucia y Camila lo saben, debes tomar un baño si quieres verte bien
—¿Qué vamos a hacer?
—Es una convivencia así tú y Caruso dejan de querer matarse a cada rato —Viré los ojos
—Ahora ve y luce linda
Bianca se sentó al borde de mi cama, me miro, no pasaba mucho aquí para ser honestas, odiaba el lugar, decía que estaba lleno de polvo y a punto de caerse.
—Deberías usar más faldas que pantalones y comenzar a pintarte, mejor no, no necesitas maquillaje, procura sonreír un poco y no mates a nadie —Medí la vuelta
—¿Algo más?
—No, trata de entender eres como un plato exótico, que no puede ser tocado, pero es deseado por medio mundo
—No tengo la edad suficiente para pensar en chicos y eso
—Pero es así el mundo, este mundo, a mí me comprometieron a los doce con Ángelo, una edad más que tú
—Mi verdadero mundo ya tiene alguien para eso
—Por eso, no caigas en el juego aquí o arruinará lo que el tuyo esté preparando par ti, ahora vete, procura visitar más a tus hermanos —Asentí
—Lo haré
Comencé a bajar las escaleras y salí al patio, la otra casa estaba ubicada más lejos y era más linda para Bianca, pero da la casualidad de que ni ahí pasaba tampoco. Cuando me acerque a donde los demás había un par de mesas unidas, deseaba que Luciano estuviera aquí, pero había tenido una misión, Ángelo me llamo y camine hasta el asiento, al mirar a mi lado estaba Alessio, mierda, mire a Ángelo él solo sonrió y se sentó al otro lado.
—Coman —Pidió
Como animales avorazados todos se lanzaron a la comida, mire a Ángelo, tomo un poco de comida y lo puso en su plato. La mayoría decidía llevarse la comida de una a la boca, parecía que no comían mucho, alce la mano y tome un pedazo de pan, mire el otro plato y una carne estaba en mi plato, mire a mi derecha Alessio me miraba
—Si quieres comer, olvídate de los modales
—No quiero atragantarme —Aclare, él se metió un pedazo de pan a la boca
—Bueno —Hablo con la boca llena —Entonces no cenarás
Seguí tomando cosas y poniéndolas en mi plato, cuando acabé la mayoría ya se estaba embutiendo agua para no atorarse, comí despacio, utilizando los cubiertos, que para la mayoría fueron innecesarios, algunos me miraron raro.
—Pero donde quedaron nuestros modales —Hablo uno de los amigos de Alessio, no sabía su nombre —Lo sentimos princesa
—Suele ser así de refinada siempre —Miré a Ángelo
—No es un animal como ustedes, parte de la comida está en el suelo y la otra en sus estómagos, debieron notar que había cubiertos y al menos pensar en masticar —Menciono él
—Así nací —Manifesté —Además no quiero morir con un pedazo de pan en mi esófago —Deje los cubiertos sobre el plato cuando termine, busque mi vaso Alessio también se había tomado mi agua
—Creo que me equivoque —Aseguro burlón
—No importa —Masculle, quería irme, no aguantaba estar aquí con ellos, era como estar fuera de lugar
—Debes estar deseando irte de aquí, ¿no?
—No —Exclame sin regresarlo a ver
—Ellos no son como las personas como las que tratas diario
—Lo sé
—¿Entonces porque tienes esa cara? —Lo mire
—Jaqueca —Comente —Además es preocupante, alguno podía atorarse
—Tan preocupada como siempre —Vire los ojos
—Princesa, es cierto que un grupo intento matarla la otra noche, dicen que querían raptarla
—Debe ser que la encuentran irritante al igual que todos —Aseguro Liza
—O simplemente no le gusta su personalidad —Secundo Maritza
—No es por eso —Intervino Alessio, al otro extremo estaba Tomás, él me miro y sonrió —Es porque ella es su debilidad, ¿verdad? —Miro a Ángelo —Por eso siempre buscan matarla —Regreso su vista a mí —¿A cuántos tienes ya a tus pies? Debe ser una fila inmensa
—Yo me apunto a esa fila —Hablo uno
—Y yo —Miré intentando saber de quienes se trataban
—Tantas personas a tus pies, dispuestas a cumplir lo que quieras —Apoye me mentó en mis manos —Cada uno más obsesivo que el otro
—Y tú, ¿te apuntas a la lista?
—Ni de broma —Me reí —Y no intentes seducirme, no me queras como uno de tus admiradores
—No pensaba hacerlo —Declare —Como dices, ya tengo tantos, para que uno más sería innecesario —Me miro serio, me puse de pie para retirarme, pero él me sostuvo del brazo
—Hablo en serio
—Y yo, más Caruso, no pienso enamorarte, ni siquiera flirtear contigo —Me jalo contra él —Ahora suéltame, porque no quieres verme enojada
—No juegues conmigo Achilles si haces que caiga en tu juego, lo lamentaras siempre, porque yo no soy como estos pelmazos que te dan todo con tan solo mover las pestañas. Te encadenarás a mí y créeme que eso será peor que ser secuestrada por uno de los enemigos de tus padres, no hagas que me enamore de ti, porque si lo haces te llevaré conmigo y serás mi reina para siempre, no me importa empezar una guerra por ti, como a ti no te importa obtener lo que quieres
—Enamorar al diablo es tentador, pero tengo demonios más grandes que tú, dispuesto a darme todo sin chistar, no te necesito y tampoco te quiero, no eres nada. Sigue jugando hacer el rey, pero conmigo no, porque tal vez tengas a la mitad de las chicas tras de ti, pero a mí no importa que estés interesado en mí, así que hazme un favor y baja los humos de que muero por ti. Eres como los demás, las promesas salen de tu boca, pero nunca hay acciones —Me solté de su agarre —Si no quieres terminar como ellos aléjate de mí, haznos es favor a ambos y más a ti, porque así ya no tendrás tanto miedo —Me di la vuelta y me fui de ahí
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Editado: 23.05.2023