Passione

119

—¿Que carajos se supone que paso? —Mire a Cronos 

—¿Y Alessio?

—Él…

—¿Donde está?

—No me dijo, solo me dijo que viniera

—¿Se escuchaba mal?

—No lo sé ¿Cómo estás?

—Estoy bien, pero necesito encontrar a mi marido

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Tenía dos costillas rotas, quemaduras de segundo grado en la parte de los disparos, Cristiano me llevo a casa junto a Gia, Alessio no estaba en ningún lado, no contestaba mis llamadas, nada, me estaba preocupando.

—deberíamos seguir buscando —Mencione

—Debes descansar —Hablo Cornos —Rouses mañana los buscarás

—¿No lo encontraste?

—No

A bajar por las escaleras del edificio vi lo que hizo, los cadáveres, Nicolás y Constantino no habían hecho nada.

—Yo iré a verlo en un último lugar e iré a dentro —Aclare, ellos se miraron y asintieron

Camine hasta el antiguo granero, entre y camine hasta la parte del desván, las luces estaban apagadas, mire el lugar estaba cubierto de polvo. Camine pasando por la cortina que separaba los cuartos del resto del lugar y lo encontré sentado en su cama, no era una cama más, parecía un catre, él levantó la cabeza, me miro, su mirada estaba vacía, oscura, perdida 

—¿Que haces aquí? Deberías estar en hospital

—Alessio Caruso no vuelvas hacer esto, estaba tan preocupada

—Te necesito —Susurro, me acerque a él, parándome frente a él, sus manos se posaron sobre mi cadera —Rouses —Lo mire —No puedo ser tierno ahora

—Estoy bien —Asegure, tocando su rostro

Sus manos se metieron por debajo de mi falda y bajaron mis bragas, envolvió mi falta alrededor de mi cintura, se zafó el pantalón, cuando su falo estuvo afuera me acerco a él penetrándome de inmediato. Un gemido escapo de mi boca al no estar tan lubricada, me aferré a sus hombros, sus manos se aferraron a mi cintura, un gemido de dolor se escapó de mi boca por la presión en mis costillas. 

Sus arremetidas fueron más rápidas, sentí su corrida en mi interior, su cabeza estaba en mi cuello besándolo, acaricie su cabello 

—Ángel

—Alessio —Levanto la cabeza —¿Está bien? —No dijo nada y volvió a esconder su cara en mi cuello

—Debo llevarte a casa —Asentí, salió de mí y me puse las bragas, me dolía las costillas mucho, me di la vuelta para que no lo notara, baje mi falda. —Aumente la seguridad —Me quede quieta —No pienso pasar por esto otra vez, no quiero pensar que esto puede pasar, yo debí contestar el celular, no puedo, enójate todo lo que quieras…

—Está bien —Pronuncie volteándome —Hablaremos de esto más tarde —Me miro —Vamos a casa —Coloco un cabello suelto detrás de mi oreja

—Estás molesta, pero no me importa Rouses, te necesito a salvo conmigo, no quiero perderte otra vez y si para eso debo encerarte en una torre buscaré una. —Me acerqué a él, pero se alejó —Debes descansar. —Declaro 

Tomo mi mano y caminamos para salir de ahí, no dijo nada al llegar al castillo, mire sus mansos estaban rojas y lastimadas, no dije nada. Entró a la habitación y desapareció en el baño, suspire, me senté, me decidí, entra al baño.

Alessio estaba bajo la regadera, no se movía, me quite la ropa y entre junto a él, se dio la vuelta y me miro, lo abrace, él no se movió

—Alessio —Negó —Alessio —Sus labios se posaron sobre los míos, me llevo contra la pared —Tome su mano y la bese —No te tengo miedo —Indique

—Lo sé —Pronuncio, juntando su frente con la mía

Alessio me dejo curarle las manos, después de que le seque el cabello, me acosté a su lado, tenía su brazo debajo de su cabeza, apague la luz, él se movió envolviendo sus brazos en mi torso, me apretujo contra la cama, con un beso en la frente, me dormí al calor de su cuerpo pidiendo que se encontrara bien.

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Frío, distante, y sin emociones, ese era el Alessio de hace seis años y el que estaba ahora otra vez. Ahora entiendo lo que sentía cuando respondía con monosílabos, el karma es una perra vil, la odio, mejoro su entrenamiento, nadie mencionó nada de esa noche, y era algo raro la forma en que lo miraban hasta mí me molestaba.

—El rey del infierno, ahora entiendo por qué lo llamaban así

—Cristiano, por favor

—No lo digo en mal plan —Alego

—Yo no sabía de su apodo hasta más después —Explique —Realmente eso de reina del infierno no es un título que posea

—Estás casada con él, ¿no? —Asentí —Bien te pertenece, estaba pensando en hacer una cena esta noche yo cocino, pueden ir sus hermanos

—¿Crees que sea buena idea? —Pregunte

—Si lo será, así habrá menos tención

—Sabes que mejor hagamos una parrillada aquí, y será más fácil, mandaré a traer todo lo que necesito

—Okay 

El entrenamiento término Alessio se acercó a mí, Cristiano le dio una botella de agua.




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