La cena terminó con todos un poco ebrios, Alessio y yo decidimos que era hora de ir a casa, subimos al auto y me abroche el cinturón.
—Te llevaré a un lugar —Lo miré
—¿Estás seguro? —Asintió
—No te duermas
—No lo haré mi amor —Tomo mi mano
Comenzó a conducir hasta llegar a la ciudad, condujo hasta llegar a Terrazza Viale del Belvedere, lo miré, no dijo nada y me sonrió, tomo mi mano y beso el dorso de ella.
—Recuerdas que vimos el crepúsculo, pues ahora veremos el amanecer.
Bajo del auto, me quité el cinturón, él abrió mi puerta y salí con él. Caminaos por el lugar hasta llegar al mirador, me ayudo a sentarme en la baranda de cemento y me recosté en su pecho, el cielo comenzó a aclararse lentamente y en el horizonte comenzó a parecer, sonreí al verlo, apreté sus manos. Abrace sus brazos
—Falta un mes para casarnos —Susurre —Quiero que esto dure, quiero que me abraces, me beses, me mimes, quiero tener hijos y que me hagas el amor todos los días de nuestra vida hasta que seamos viejitos —Me levanto en brazos, medio la vuelta y me beso, me aferre a su cuello
—Seremos jodidamente felices, muy felices, te lo prometo —Sonreí —Resolveremos todo lo que tengamos que resolver
—Lo haremos bien —Asegure — Seremos un gran equipo
El desayuno en la cama no estuvo mal, Alessio no me dejo salir de la cama hasta la hora en que tenía que ir a dar mi discurso.
—No quiero parecer bonita —Mencione, mirándome en el espejo —Quiero parecer normal, solo por hoy, quiero sentir que puedo ser parte de grupo —Sus brazos por mi alrededor
—Eres bonita, te pongas lo que te pongas, eres normal, muy normal, no puedes ser menos bonita —Beso mi mejilla
—¿Me veo bien?—Asintió —Bien
Hablar en el día de la mujer era muy especial para mí, mi abuela, mi madre, habían hablado, era como un tipo de legado, uno que pesaba mucho, cada una había dejado en alto a las mujeres y bueno, yo no debía ser la excepción.
—Con ustedes, Su alteza real Rouses Alessandretti —Camine hasta la tarima, los flashes eran un poco molestos, me pare frete al podio, había muchas personas, salude como era costumbre, había una hoja frente a mí, pero la descarte.
—Una mujer debe ser dos cosas —Comencé —Quien ella quiera y lo que ella quiera, Coco Chanel. —Los aplausos comenzaron. —Hemos luchado a lo largo de la historia para ser tomadas en cuenta, para lograr una igualdad, donde podamos caminar por la calle en las noches, sin que una hora se convierta en peligrosa para nosotras, que podamos vestir de cualquier forma. —La gente aplaudió, quitaron el podio y tomé el micrófono —Tal vez así —Mi vestuario cambio, a un pijama. —O tal vez así —Era un vestido corto. —O solo así —Volví a mi vestimenta normal.
>>Porque el que el hecho de que no puedas respetarme y mirarme a los ojos no es mi problema, sino el tuyo. Realizar cualquier tipo de actividad sin ser vistas de mala manera, que nosotras debemos sentarnos de cierta manera. El tiempo ha avanzado, pero algunas mentalidades se quedan, queremos ser iguales y decir yo puedo y no tengo miedo de ser mujer, porque puedo decidir si quiero o no ser madre, pero también respeto la libertad de los demás al expresarse, porque quiero un mundo igual en donde las niñas jueguen futbol, y los hombres cocinen, donde ellas trabajen y los hombres lloren, porque lo hacen —Hubo un grito unánime de sí —Miramos hacia un nuevo futuro, futuro donde no solo vemos igualdad, sino que el miedo de ser nosotras desaparece y decimos soy mujer y puedo caminar sin miedo, sin tener que sentirme mal por la forma en que la gente me mira; por no ser juzgada por mi propio género al no seguir un tonto estándar de belleza, porque puedo ser yo, y soy hermosa siendo como soy, un futuro en que la belleza esté sobrevalorada, pero no olvidada, el poder de ser líderes, recibir el mismo respeto que un hombre, ser escuchada y seguir luchando porque eso es ser mujer luchar y ser fuertes, luchadoras, independientes, madres, esposas, hijas, hermanas, amigas, novias, amantes —Se rieron —Amadas, gracias por luchar cada día, y sigan haciéndolo, no tenga miedo al expresarse, al ser quienes son, ámense y amen, pero sobre todo sientan orgullosas de ser mujer, Gracias —Los aplausos no se hicieron esperar
—A continuación tenemos un pequeño espectáculo — Hablo el presentador —Su majestad me gusto su atuendo, y si los hombres lloramos, quien lo niegue no es hombre. —Sonreí —Yo admiro mucho a las mujeres, son capaces de hacer todo y aun así verse bien, pero cuando deciden estar cómodas, tendemos juzgar, merecen ser amadas con su pijama en una tarde de domingo. —Asentí —Es muy tarde para que usted y yo salgamos —Me reí —No me importa ser el ama de casa y cocinar, lo hago bien, cree que pueda conseguir a alguien, ¿qué me dice usted?
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Editado: 23.05.2023