Passione

134

La cena había acabado y yo quería irme ya, había sido más incómodo de lo que imagine. Un verdadero fracaso, nos hicieron pasar a una habitación, y nos sirvieron te frio.

—Querida —La madre de mi madre se acercó —Sé que tocas el piano, podrías tocarlo

Mire a Alessio, él frotó, mi hombro, quería irme.

—Toca una pieza y nos vamos —Asentí. Él tampoco estaba cómodo

Me llevo hasta un viejo piano, me senté y probé algunas teclas comprobando que este afinado. Comencé a tocar metiéndome en mi mundo, mis nervios desaparecieron y más rápido de lo que pensaba estaba terminado la pieza. Me puse de pie y aplaudieron.

—Esto era de tu madre —La abuela del tío se acercó —Ahora es tuyo

—Yo no, tenlo —Me dio una bolsita pequeña —Es lo único que no se puedo llevar cuando se fue

Abrí la bolsa frente a ella, y había un lindo broche de pelo.

—Ahora podré morir en paz porque he podido conocerte, no sabes cuanto me dolió el corazón cuando se fue, la quería mucho. Mi pequeña Alysia.

—Al fin estás con tu bisnieta preferida, abuela —Mire a Regina —¿Es lo que imaginabas?

—No te pongas celosa Regina. La pequeña Alejandra solo estará hoy, tú estás siempre

—No, ella está siempre, en la cabeza de todos

—No le hagas caso, es el embarazo, está amargada, me alegra que él se haya casado contigo, parecía desesperado cuando estaba aquí —Mire a Alessio, conversaba con mi primo Fobos, debían tener la misma edad —Tenia miedo, parece ese miedo sigue ahí, pero lo está controlando. Amar no es pecado, y no son pecadores

—Lo sé.

Camine hasta Alessio y me senté a su lado, paso su brazo por mis hombros

—¿Nos vamos pregunto?

—Por favor, es mucho por una noche

—Una canción más —Pidió la mujer —Una más —Me extendió el violín

—Yo…, nosotros ya nos íbamos señora

—Nereida, o abuela

—Lo siento, señora, pero no creo que pueda llamar así

—Madre, por favor, Alejandra tocará para nosotros y sé irá madre

Me puse de pie y tomé el instrumento, comprobé que estuviera afinado y mire a Alessio, él se paró y se colocó a mi lado. La favorita de mi tío era el invierno de Vivaldi, así que esa toque. Sentí que volaba, mientras mis dedos se movían sobre el instrumento y daban vida a la melodía. Cuando termino, en mis dedos aún sentía ese cosquilleo. Alessio se acercó y me quito el violín de las manos, beso mi frente y susurro.

—Pensé que saldrías volando

—Yo también

—Ha sido maravilloso, querida —Alessio le entrego el violín a la madre de mi tío —Discúlpame. Fui una madre, he sido una mala abuela. Perdón —Se iba a arrodillar

—Madre, pero que crees que haces —La detuvo uno de sus hijos —No debes pedirle perdón a esta bastarda

—Minos, es tu sobrina

—Para mí Alysia murió, ella nos traicionó, casándose con un Italiano. Su hija ha seguido sus pasos, se casó con un pobretón

—Te recuerdo, hermano, que el muchacho se iba a casar con tu otra sobrina y no dijiste nada.

—Pues de lo que sé salvo —Se acercó a mí —Disfrutas de verlos humillarse por tu perdón

—No, y no entiendo por qué deberían pedirme perdón a mí. Yo no soy mi madre. Ella está muerta. Yo no busco disculpas de nadie, y mucho menos suyas, muy poco me importa su familia, señor. Al único que le tengo aprecio y conozco es a mi tío Eros, y a su familia. A usted no le debo nada, ni usted a mí. La única razón para estar aquí es porque él me lo pidió, si no, no lo haría. Podría estar en cualquier otro lugar.

—No te importa tu lado griego

—Aprecio y acepto mi lado griego, el que no los reconozca como mi familia no hace que los desprestigie.

—Créeme a nuestros, no nos importa conocerte

—Eso no es cierto, Minos, es suficiente

—¿por qué ahora madre? ¿Por qué ahora quieres crear un vínculo, con la hija de la hija, a quien expulsaste de palacio, a quien abofetear y denigraste cuando descubriste que se casó con un Italiano?

—Tu hermana está muerta, perdí una hija y la vida no están larga como vivir enojado. No sabes cuanto desearía haber actuado diferente. Tu hermana se lo merecía, se merecía que su madre la apoyara. Amar no es un pecado y ella no era pecadora.

—Siempre ha sido su favorita, aun de muerta lo sigue siendo. Hasta con nuestros hijos aún tienes ese favoritismo.

—Siempre causando caos ¿No primita? —Mire a Regina

—No puedes ser tan difícil de ¿Destruir o si?

—Se ve tan angelical, debes ser la tapa de la olla

—Suficiente ustedes

—No te creas mucho primito por ser el nuevo heredero, eso puedo cambiar

—¿Y por qué lo haría? —Me miraron

—Todo puede pasar —Mire a mis supuestos primos —¿Oh no? No lo ves, Regina se iba a casar con tu esposo, pero salio corriendo

—Sí, no aguanto la decepción de ser el remplazo —Sonreí —¿Oh no?

—Eres una maldita, maldita

—¿Oh es que la histeria te jugo chueco?

—Te odio —Se iba a acercar, pero Alessio se paró frente de mí

—Dinos Caruso ¿Es tan buena en la cama como dicen, es así como…? —Lo golpeó

—A mi mujer la respetas, es suficiente —Todo el mundo se calló —Estoy harto de esto, mi mujer no es ninguna bastarda, y sé muy bien que se está controlando por su tío. Pero a mí me importa un carajo en realidad. Por cortesía están invitados a la boda que se realizara, indíquenos si van, pero es mejor que no. No quiero gente de su tipo a lado de mi esposa. Y si quiere perdón, señora, rece, tal vez su hija la escuche y la perdone, pero no ocupe a mi esposa para redimir sus pecados. Vámonos —Me miro, extendió su mano y la tomé

—Nos vemos tío

—Nos vemos Alejandra

—Te arrepentirás de esto Caruso —Mi primo se puso de pie, me giré y lo pate

—No amenaces a mi marido, porque te las veras conmigo

—Maldita

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