Passione

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Fui recibida por unos diminutos abrazos, y besos. Erick y Máximo, estaban el jardín junto a Storm y Rase.

—¡Mamá! —Lo abrace tan fuerte, y bese sus mejillas

—No saben cuanto los extrañe, ¿Les gustaron los peluches?

—Si

—Rouses —Me puse de pie y mi abuela estaba ahí —¿Donde te metiste niña?

—Yo tenia un asunto que resolver en India, pero ya está resuelto —Miro a Alessio y él sonrió, tomo a los dos niños, se los llevo más lejos

—Tu esposo me dijo cosas muy interesantes, me sorprende mucho y me da miedo, pero estoy orgullosa, haber subido desde abajo hasta princesa es importante

—Emperatriz —Alzo una ceja —Si bueno, hace poco

—Mira nada más

—¿No estás enojada?

—No, y sí. No estoy enojada contigo, sino conmigo, se supone que debía cuidarte y terminaste cuidando a todos. No fue tu culpa Rouses, que ellos murieran.

—No hagas esto, no ahora, no lo hagas

—Cuidaste muy bien a tu familia, aunque no debías hacerlo. Sé que cuidaras muy bien a la que has conseguido.

—Aún sigues siendo, parte de mi familia

—A pesar de todo aún me quieres

—Eres lo único que me queda, aparte de Máximo. Sé que ahora tengo Alessio, pero eres mi abuela, tú no me diste la espalda, aunque si fuiste algo dura. Pero aprendí. Gracias por aceptar a Erick y Alessio.

—Gracias a ti por aceptarme en tu pequeña familia

—Reina, es hora del te —Mire a Erick, que venía muy campante —Yo quiero dos galletas. A mi papá no le gusta el té.

—Entonces solo seremos los dos —Sonrió mi abuela —¿Vamos?

—Si

—¿Que quieres ver mientras tomamos té?

—Podemos ver los Avengers o a Batman

—Mmm…, haremos de ti un gran conocedor Erick, tienes que tener buen ojo para las cosas

—Yo miro bien

Ambos se fueron para dentro muy conversadores. Mire a Alessio que jugaba con Máximo, y los perros.

Ambos terminaron el césped riéndose, me acerqué y Máximo se incorporó y siguió a los perros.

—Con cuidado

—Si

—¿Entonces? —Me miro —¿Aún tienes dudas?

—No

—Pues me alegro

—Mi abuela creo que acaparado a Erick

—Sí, ahora parece que sabe de arte y eso —Me reí

—Mira, Alessio, mira —Máximo lo llamo y él lo regreso a ver —Es una mariposa ¿La vez?

—Sí, es muy bonita

—Mira mami, ya sonríe, es que le di chocolate

—¿Así?

—Sí, aquí tengo más, por si quieres Alessio

—¿Y tú de donde sacaste tanto chocolate? —Escondió todo detrás de él causando la risa de Alessio

—Clark me lo dio, pero dije que no me lo comería todo. —Me miro —Lo prometo, los voy a guardar

—¿Y Erick?

—Él también guardo los suyos

—Donde que esos dulces desaparezcan de la noche a la mañana, no comerán otros en dos meses

—Me durarán hasta navidad, promesa

—Ya Rouses, el niño no se comerá ¿Verdad?

—Verdad

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Estábamos entrando con Máximo, seguido de Storm y Rase. Máximo corrió a sentarse a lado de Erick y comenzaron hablar entre ellos. Al parecer la hora del té había terminado, y ambos salieron corriendo a jugar con Storm y Rase.

—Mañana comenzarán a llegar los invitados, espero que estén listos

—¿No serán muchos?

—No, solo los más cercanos, sabes que no me gusta meter a cualquiera aquí

—Su majestad —María entro —El señor Özay, está aquí

Mi abuela sonrió y negué.

—¿Qué te pasa?

—París no está

—¿Como que no está? —Mire a Alessio, él no entendía —Rouses, sabes como es

—Abuela, ella no lo ama

—Pero es su esposo, y eso se respeta —La miré —¿Con quien está?

—Con el primo de Alessio, se gustan

—¿Se aman?

—Yo no sé eso

—Su majestad, ¿Que le digo?

—Hazlo pasar y veremos que pasa

—¿Que está pasando? —Susurro Alessio

—Yo…

—Su majestad —Entro —Su alteza real —Me miro, me puse de pie jalando a Alessio conmigo —Su alteza

—Real —Dije mientras besaba mi mano —Es el rey —Sonrió

—Tan linda como siempre

Alessio lo miro y acepto la mano, y nos sentamos.

—¿Y mi esposa? —Pregunto

—Ella está…

—Salio, a conocer la ciudad, con mi primo —Hablo Alessio —Rouses, y yo hemos estado un poco ocupados, y no vimos óptimo que se pasee sola.

—Ah, ¿Se demorará?

—No lo sé, apenas salieron, pero porque no te sientas y me cuentas de la empresa —Mire a mi abuela —¿Como van los zapatos?

Él se sentó y mi abuela hizo que trajeran comida.

—Voy bien, abrimos una sucursal en Milán

—Excelente ¿traes modelos?

—Claro

—Fue divertido, ¿No?

En la puerta estaba París con Cristiano, París le soltó la mano al ver a su esposo. Mire a Cristiano.

—Primo que vienen que llegan, gracias por este gran favor de pasear a la amiga de mi esposa

—No fue nada, espero que ella se halla divertido —Me puse de pie y ella lo miro tan triste

—Boris no sabía que dijiste que venías —Dijo Paris —Solo salí a dar una vuelta

—Si ya me lo explicaron, porque no te sientas —Se puso de pie y Cristiano lo miro —Un gusto señor

—Ferri, Cristiano Ferri

—Un placer Boris Özay, el esposo de París

—Si me comento de usted, me pareció muy interesante eso de los zapatos

—¿Usted de qué trabaja?




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