Passione

162

Lago de los cisnes no era en realidad, fuimos a un salón privado donde había millones de globos, bebidas, comida.

Al entrar, Liza me coloco una corona con una velo, y los camareros empezaron a repartir las bebidas, nos sentamos en un sillón en forma de media luna.

—Bien, es un placer poder estar aquí, gracias a todas, esperamos que te guste, fue el esfuerzo de todas en conjunto, hasta tenemos un grupo de chat. —Sonreí —Tendremos varias dinámicas, y cerraremos con una sorpresa

Fue una fiesta muy bonita, todas participaron en las dinámicas, bebieron; la que más bebió fue mi abuela. Estaba muy perdida, bailaba, conversaba, el alcohol había despertado algo en ella.

—Creo que a tu abuela…

—Si creo que si —Mire a Gia y nos reímos —Crees que debería…

—No deja que se desahogue un poquito

Creo que debí hacer algo, ya que el número final fueron stripers y se puso a bailar con ellos, y no fue la única, París y Liza. Yo me puse aparte, realmente, aunque el baile se supone que era para mí. Sabía que no podía estar oculta mucho tiempo, y así fue Liza, me llevo con ella y me sentaron en una silla en medio del salón y empezaron a bailar.

Bueno, supongo que Alessio y yo estábamos a mano.

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Alessio

Los más felices con las bailarinas eran Nicolás, Tomás, Esteban. Por mi parte, estaba sentado conversando con Aleck y el hermano de Rouses, Richard, que se había adelantado al resto. Cristiano solo miraba. Marco miraba, su teléfono, lo dejo sobre la mesa, Aleck se volteó a tomar las copas que le ofrecía la camarera que aparte llevaba poca ropa.

—Pero…

Tomo el teléfono de Marco, lo vi un poco molesto. Marco regreso y lo miro.

—Aleck, mira, no lo sabía

—¿No?

—No, ella dijo al ballet

—¿De qué hablan?

Aleck me mostró el teléfono y ahí estaban en un colombo, todas gritando mientras un grupo de hombres semidesnudos bailaban y sentaban a Rouses en una silla y comenzaban a bailarle.

—Oye Alessio, te traje aquí para que te diviertas, no para que estés chismeando —Mire a Nicolás —Oh, vamos, las chicas están hermosas, y la de ahí quiere bailarte —Mire a la pelirroja que estaba parada

—Vete a la mierda idiota, me caso en un día, ¿Quieres que Rouses no se case conmigo?

—Ella debe estar muy feliz con sus bailarines

—¿Tú lo sabías? —Pregunto Aleck

—Obvio, Liza me llamo para planearlo todo —Aleck me miro y se puso de pie —Oye, están divirtiéndose

—Mi esposa está ahí rodeada de hombres semidesnudos

Seguí a Aleck hasta afuera, seguido de Richard y Cristiano. Jack trajo el auto, le pedí la ubicación de Rouses y conduje hasta un hotel en el centro. Aleck pidió indicación a la chica de recepción, que se quedó colgada mirándolo.

—Claro señor, este están en el salón principal, pero es un evento privado

—Mi esposa está ahí, y debo hablar con ella

—¿Su esposa?

—Si mi esposa —Le mostró el anillo y ella asintió

—Es en el piso doce, y si no la encuentra salgo en medio ahora

—Gracias

Subimos al elevador, hasta el piso doce, fuimos hasta el salón, vi a dos de los guardaespaldas fuera, ellos me miraron y abrieron la puerta, entramos el lugar, estaba iluminado por luces de colores.

Mire entre todas las que estaban ahí y la encontré, conversaba con la esposa de Aleck y Mía, mientras las otras estaban bailando con los tipos, entre ellas estaba la abuela de Rouses. Henry estaba sentado a un lado bebiendo algo de un vaso, cuando nos vio levanto el vaso y nos sentamos a su lado.

—Debiste llamar

—No han hecho nada malo

—Que estén ellos aquí ya es malo —Me miro

—Es su despedida de soltera Alessio, además no ha participado mucho a comparación del resto.

—¿Que hacen aquí?

—Hola Gia

—¿Los llamaste?

—No, no nos llamó, pensé que era ballet

—¿Creíste que la llevamos al ballet? Merecía tener una fiesta igual de dañada que la tuya

—No tuvo nada del otro mundo —Hablo Cristiano —Estado en orgías peores

—¿Tuviste una orgía?

—No, no soy idiota

Las luces se encendieron y me volteé, Rouses se sorprendió al verme, al igual que las dos chicas a su lado al ver a sus parejas.

—Llego la alegría de la fiesta —Nicolás entro con unas gafas y serpentinas

—A veces me pregunto si somos hermanos

—Ya somos dos —Hablo Gia

—¿Pero que hacen aquí?

—Debemos ir más seguidos al ballet —Hablo Tomás

—Voy a ir con estos muchos Rouses

—Abuela

Rouses tuvo que ir a detener a su abuela que no dejaba a uno de los bailarines en paz, la mujer estaba muy ebria, demasiado ebria.

—Creo que la fiesta termino —Mire a Gia

—¿Tú crees?

Los guardaespaldas ayudaron a Rouses a sacar a su abuela, mientras que cada uno iba con sus parejas, Cristiano tuvo que tomar a París porque también estaba ebria e intento besarlo, el rechazo creo que la trajo a la realidad. Me acerqué a mi esposa y me miro.

—Al final estamos a mano

—¿Tú piensas?

—¿Las bailarinas cumplieron tus expectativas?

—Ni siquiera las mire —sonrió —¿Y tú?

—No estuvo mal, pero no me gusto

—¿Quieres que vayamos algún lado?

No quería arruinarle la fiesta, quería que tuviera todo, cada parte aunque me pusiera celoso y algo molesto.




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