Passione

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Alessio y yo habíamos decidido retrasar la luna de miel, por el trabajo y otros temas.

Después de la boda en Sicilia regresamos a Roma, inicie mi vida de casada dándome cuenta de que había iniciado hace mucho, ya había iniciado. Alessio se iba de mañana a trabajar y pasaba dejando a Máximo y a Erick en clases. Yo me iba después de ellos a trabajar o trabajaba desde casa.

Cristiano regreso con París y estaban en una luna de miel que solo duraría un mes, y como Cristiano me dijo iba a aprovechar todo el tiempo que tenían.

Paulina, Tomás y Henry eran invitados frecuentes por casa. La tensión entre Henry y Paulina estaba fresca y todos lo notaban, un día que estaban discutiendo frente a mi abuela, ella les grito que se acostaran de una vez para de una vez romper la tensión sexual, fue chistoso ver la cara de ambos y la de sus hermanos más.

Nicolás se quedó en Sicilia prometiéndonos que vendría a visitarnos apenas nazca la beba. Y lo hizo dos días después de la boda. El día que se supone que sería de celebración se vio opacado por la muerte de Dalia al darla a luz.

Fuimos al entierro, y conocimos a la beba, era muy linda, y pequeña, llego con dos semanas de retraso.

Días después del funeral, Nicolás llego junto a sus hijos y madre a casa. Eso hizo que Alessio y yo retrasemos una semana más nuestra luna de miel. Y que Nicolás no estaba llevándola bien eso de ser padre soltero. Sus hijos eran muy tímidos, casi como Máximo. El pequeño más.

Me sorprendió un día que la madre de Nicolás los bañaba yo le lleve unas toallas para que los secara, y vi su cuerpo estaba lleno de golpes y heridas. Regrese a mi habitación meditando lo que había visto.

—¿Qué te pasa?

—Alessio, yo es que tal vez vi mal —Me miro —Es tu sobrino

—¿Cuál de ellos?

—El menor Alastar, yo llevé las toallas, tu tía lo bañaba, estaba con moretones recientes y una que otra cicatriz

—Es niño Rouses, los niños se caen

—Eso no era golpe de caída, esos eran golpes que te hacen

—Hablaré con Nicolás ¿Okay?

—Okay

Alessio hablo con Nicolás, que no le creyó, y al comprobarlo estaba tan sorprendido como yo lo estuve y como Alessio estuvo. Su madre fue interrogada, pero ella no sabía quién se los habían hecho, si ambos niños estaban así. La madre de Nicolás llamo a un amigo de confianza que los reviso.

Nicolás llegó ese día muy enojado, insultando a medio mundo. Habían encontrado varias cortadas en la cabeza de Aeron, y Alastar debía usar lentes. Los golpes habían sido fuertes que el médico se sorprendió. No presentaban ningún otro signo de violencia aparte del físico y eso a mí me tranquilizo.

Nicolás en su intento de buscar respuestas quiso interrogar a sus hijos que lloraron asustados, sus gritos hicieron asustar tanto a Erick como a Máximo que este último termino haciéndose pipi encima.

Alessio se enojó cuando esto pasó, pero no con Máximo, que comenzó a llorar, sino con Nicolás, que parecía un verdadero lunático. Su madre intervino y yo me llevé a mis niños conmigo mientras ellos dos discutían. Cuando tranquilice a ambos les explique lo que pasaba y que su tío no era malo, que solo estaba asustado y por eso gritaba.

Los deje viendo televisión y bajé a ver como iba la situación, los dos hermanos restante llegaron, Cristiano y París, hasta mi anual estaban ahí, los tres últimos se fueron a un salón aparte mientras la familia se clamaba.

La beba empezó a llorar, lo que hizo que Nicolás gritara más y ella llorara más fuerte.

—Ya es suficiente —Hable yo callando a todos

Me acerqué y tome a la beba, y la calme, ella se apegó a donde mi y tome el biberón, la leche estaba fría. Toque uno de los botones y María apareció, le pedí que calentara la leche, me senté y deje a la beba sobre el sofá y le cambie el pañal que estaba muy lleno.

—Gritando no sacaremos nada —Los miré —Es mejor que se calmen

Mire a los hijos de Nicolás, el menor abrazaba al mayo y ambos se ocultaban en un rincón de la habitación.

—Necesito saber…

Empezó de nuevo Nicolás

—Y yo necesito que salgas —Me miro —Todos fuera, ahora, lo único que haces es asustar a los niños, y no solo a tus hijos, a los míos también

—Entonces me voy con mis hijos

—Vete, pero los niños se quedan, dudo que quieran irse contigo, y yo no lo permitiré, ahora sal y tranquilízate, todos fuera

Alessio me miro, al igual que el resto.

—¿Estoy hablando chino? He dicho que a fuera

María regresó y me dio el biberón, salio cerrando la puerta, le cambie el pañal a la beba que empezó a llorar, mire a los niños y les sonreí.

—Tiene hambre, ya cariño, ya te lo doy —Los miré

—No tiene nombre

—Pues le pondremos uno —Me miraron muy asustados —Pásenme por favor eso

El mayor se acercó muy despacio y medio la crema, me lo dio muy nervioso.

—Gracias corazón

La beba empezaba a inquietarse, así que me apresure, le puse el pañal y la tome en mis brazos dándole el biberón, ellos se quedaron parados mirándome.

—¿Como quieren que se llame?

No hablaron, la beba tenia tanta hambre que llevaba medio biberón.

—Dalia —Negaron asustados —Su madre se llamaba así

—Mami es un monstruo —El hermano mayor miro con enojo al menor

—No lo digas Alastar, ella puede venir

—Ella no vendrá —Me miraron —No tienen por qué preocuparse

—Ella siempre viene, en las noches, o cuando la abuela no está. Ella no le gusta que respiremos.

—Le gusta jugar cosas feas

—¿Que cosas feas?

Se miraron, ellos negaron y asentí, se sentaron en el sillón frente a mí, la beba se terminó todo el biberón, comencé a sacarle los gases, y la termine de vestir, la arrulle hasta que estuvo dormida. Le dejé en el cunero que estaba en el salón. Me volteé y tome unos pañitos y me acerque a ellos, se asustaron.




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